2010-02-08 18:05:30

Disminuye el número de sacerdotes y consagrados dedicados al Apostolado del Mar


Lunes, 8 feb (RV).- Encontrando a los coordinadores regionales del apostolado del Mar el arzobispo Antonio María Veglió, presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e itinerantes ha subrayado, que “la disminución del número de sacerdotes y personas consagradas prontas a trabajar espiritualmente en el Apostolado del Mar”, exhorta a “buscar nuevos métodos” para proseguir en esta misión.

2010, proclamado “año de las gentes del mar” por el Consejo de la Organización marítima internacional, el Apostolado del Mar renueva su compromiso en ayudar a cuantos trabajan en el mar y a sus familias, comprobando que tengan unas “condiciones de vida y de trabajo decentes”. Así lo ha manifestado el presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes y los Itinerantes en un encuentro que ha tenido lugar esta mañana con los Coordinadores regionales del Apostolado del Mar, que este año celebra el 90 aniversario de su fundación.

La contribución de las gentes del mar para bien de la sociedad muchas veces se ignora y se da por descontado: son poco más de un millón y medio los que cada día proveen a más de 6 mil millones de personas del mundo. Pero en sus condiciones de migrantes y extranjeros, están muchas veces “lejanos” no solamente de los afectos sino también de una iglesia y de una comunidad cristiana. Una obra de la Iglesia desde hace 90 años cuida pastoralmente de las personas del mar y pescadores: el Apostolado del Mar.

En la misión al servicio de la comunidad que navega, los desafíos son múltiples y cruciales. Encontrando a los coordinadores regionales del apostolado del Mar el arzobispo Antonio María Veglió ha subrayado, en particular, que “la disminución del número de sacerdotes y personas consagradas prontas a trabajar espiritualmente en el Apostolado del Mar”, exhorta a “buscar nuevos métodos” para proseguir en esta misión.

El prelado ha añadido que sirven “diáconos permanentes y laicos oportunamente formados para atender el servicio de este ministerio”. Combinando fe y esperanza de vida, deben estar “idealmente preparados a proveer el cuidado pastoral de los marineros y pescadores”.

Mons. Antonio María Veglió ha recordado finalmente que la “disminución de las ayudas financieras por parte de las organizaciones caritativas y la crisis económica mundial han obligado a muchos centros para personas del mar a cerrar o a reducir de forma considerable su actividad”. Por esto, se deben “experimentar caminos nuevos” y favorecer, donde sea posible, “la cooperación económica compartiendo los recursos y colaborando mayormente con las organizaciones marítimas civiles.







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