Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: Benedicto XVI pide a los sacerdotes
que den a conocer la vida de la Iglesia mediante los modernos medios de comunicación
digitales
Sábado, 23 ene (RV).- Esta mañana se ha presentado el mensaje del Santo Padre para
la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales cuyo tema para esta ocasión
es: "El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio
de la Palabra", un argumento como escribe Benedicto XVI que “se inserta muy apropiadamente
en el camino del Año Sacerdotal”.
El Santo Padre pide a los sacerdotes que
den a conocer la vida de la Iglesia mediante los modernos medios de comunicación digitales
para “ayudar a las personas de hoy a descubrir el rostro de Cristo”, y para ello el
Papa recomienda “unir el uso oportuno y competente de tales medios - adquirido también
en el período de formación - con una sólida preparación teológica y una honda espiritualidad
sacerdotal”.
Ante la creciente variedad de medios y de funciones de la comunicación
el Pontífice solicita de los presbíteros “la capacidad de participar en el mundo digital
en constante fidelidad al mensaje del Evangelio, para ejercer su papel de animadores
de comunidades que se expresan cada vez más a través de las muchas ‘voces’ surgidas
en el mundo digital”. “Deben anunciar el Evangelio – escribe el Papa- valiéndose no
sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación
de medios audiovisuales como fotos, vídeos, animaciones, blogs y sitios web”.
De
hecho Benedicto XVI explica al inicio de este mensaje cómo “las vías de comunicación
abiertas por las conquistas tecnológicas se han convertido en un instrumento indispensable
para responder adecuadamente a las preguntas, que surgen en un contexto de grandes
cambios culturales, especialmente en el mundo juvenil”. Con la difusión de esos medios,
prosigue el Papa, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se
hace más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz.
En el contexto
de la pastoral en el mundo digital, el Santo Padre subraya que debe mostrar a las
personas de nuestro tiempo y a la humanidad desorientada de hoy que "Dios está cerca”.
Por esta razón quien trabaja como consagrado en los medios, tiene la tarea de dar
la oportunidad a quienes viven en nuestro tiempo "digital" de acercarse a la Palabra
de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral.
“La Palabra podrá
así navegar mar adentro –escribe el Pontífice- hacia las numerosas encrucijadas que
crea la tupida red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía
de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de
comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas
y de los corazones”.
Benedicto XVI recomienda además no “descuidar una atención
particular a quien está en actitud de búsqueda” porque “la pastoral en el mundo digital
está llamada a tener en cuenta también a quienes no creen y desconfían, pero que llevan
en el corazón los deseos de absoluto y de verdades perennes, pues esos medios permiten
entrar en contacto con creyentes de cualquier religión, con no creyentes y con personas
de todas las culturas”.
“El desarrollo de las nuevas tecnologías y todo el
mundo digital, -finaliza el mensaje del Papa- constituyen también una gran oportunidad
para los creyentes”, porque “ningún camino puede ni debe estar cerrado a quien, en
el nombre de Cristo resucitado, se compromete a hacerse cada vez más prójimo del ser
humano. Los nuevos medios, por tanto, ofrecen sobre todo a los presbíteros perspectivas
pastorales siempre nuevas y sin fronteras”.
44ª JORNADA
MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
"El sacerdote y
la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra"
16
de mayo 2010
Mensaje del Santo Padre
Queridos Hermanos
y Hermanas,
El tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales - "El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio
de la Palabra" - se inserta muy apropiadamente en el camino del Año Sacerdotal, y
pone en primer plano la reflexión sobre un ámbito pastoral vasto y delicado como es
el de la comunicación y el mundo digital, ofreciendo al sacerdote nuevas posibilidades
de realizar su particular servicio a la Palabra y de la Palabra. Las comunidades eclesiales,
han incorporado desde hace tiempo los nuevos medios de comunicación como instrumentos
ordinarios de expresión y de contacto con el propio territorio, instaurado en muchos
casos formas de diálogo aún de mayor alcance. Su reciente y amplia difusión, así como
su notable influencia, hacen cada vez más importante y útil su uso en el ministerio
sacerdotal.
La tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Cristo,
la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva
mediante los Sacramentos. La Iglesia, convocada por la Palabra, es signo e instrumento
de la comunión que Dios establece con el hombre y que cada sacerdote está llamado
a edificar en Él y con Él. En esto reside la altísima dignidad y belleza de la misión
sacerdotal, en la que se opera de manera privilegiada lo que afirma el apóstol Pablo:
"Dice la Escritura: 'Nadie que cree en Él quedará defraudado'... Pues "todo el que
invoca el nombre del Señor se salvará". Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo si no creen
en Él? ¿Cómo van a creer si no oyen hablar de Él? ¿Y cómo van a oír sin alguien que
les predique? ¿Y cómo van a predicar si no los envían?" (Rm 10,11.13-15).
Las
vías de comunicación abiertas por las conquistas tecnológicas se han convertido en
un instrumento indispensable para responder adecuadamente a estas preguntas, que surgen
en un contexto de grandes cambios culturales, que se notan especialmente en el mundo
juvenil. En verdad el mundo digital, ofreciendo medios que permiten una capacidad
de expresión casi ilimitada, abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación
paulina: "¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!" (1 Co 9,16). Así pues, con la difusión
de esos medios, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se hace
más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz. A este respecto, el sacerdote
se encuentra como al inicio de una "nueva historia", porque en la medida en que estas
nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas, y cuanto más se amplíen
las fronteras del mundo digital, tanto más se verá llamado a ocuparse pastoralmente
de este campo, multiplicando su esfuerzo para poner dichos medios al servicio de la
Palabra.
Sin embargo, la creciente multimedialidad y la gran variedad
de funciones que hay en la comunicación, pueden comportar el riesgo de un uso dictado
sobre todo por la mera exigencia de hacerse presentes, considerando internet solamente,
y de manera errónea, como un espacio que debe ocuparse. Por el contrario, se pide
a los presbíteros la capacidad de participar en el mundo digital en constante fidelidad
al mensaje del Evangelio, para ejercer su papel de animadores de comunidades que se
expresan cada vez más a través de las muchas "voces" surgidas en el mundo digital.
Deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también
de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones,
blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización
y la catequesis.
El sacerdote podrá dar a conocer la vida de la Iglesia
mediante estos modernos medios de comunicación, y ayudar a las personas de hoy a descubrir
el rostro de Cristo. Para ello, ha de unir el uso oportuno y competente de tales medios
- adquirido también en el período de formación - con una sólida preparación teológica
y una honda espiritualidad sacerdotal, alimentada por su constante diálogo con el
Señor. En el contacto con el mundo digital, el presbítero debe trasparentar, más que
la mano de un simple usuario de los medios, su corazón de consagrado que da alma no
sólo al compromiso pastoral que le es propio, sino al continuo flujo comunicativo
de la "red".
También en el mundo digital, se debe poner de manifiesto
que la solicitud amorosa de Dios en Cristo por nosotros no es algo del pasado, ni
el resultado de teorías eruditas, sino una realidad muy concreta y actual. En efecto,
la pastoral en el mundo digital debe mostrar a las personas de nuestro tiempo y a
la humanidad desorientada de hoy que "Dios está cerca; que en Cristo todos nos pertenecemos
mutuamente" (Discurso a la Curia romana para el intercambio de felicitaciones navideñas,
22 diciembre 2009).
¿Quién mejor que un hombre de Dios puede desarrollar
y poner en práctica, a través de la propia competencia en el campo de los nuevos medios
digitales, una pastoral que haga vivo y actual a Dios en la realidad de hoy? ¿Quién
mejor que él para presentar la sabiduría religiosa del pasado como una riqueza a la
que recurrir para vivir dignamente el hoy y construir adecuadamente el futuro?
Quien
trabaja como consagrado en los medios, tiene la tarea de allanar el camino a nuevos
encuentros, asegurando siempre la calidad del contacto humano y la atención a las
personas y a sus auténticas necesidades espirituales. Le corresponde ofrecer a quienes
viven éste nuestro tiempo "digital" los signos necesarios para reconocer al Señor;
darles la oportunidad de educarse para la espera y la esperanza, y de acercarse a
la Palabra de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral. La Palabra
podrá así navegar mar adentro hacia las numerosas encrucijadas que crea la tupida
red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en
cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación
por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los
corazones y decir de nuevo: "Estoy a la puerta llamando. Si alguien oye y me abre,
entraré y cenaremos juntos" (Ap 3, 20).
En el Mensaje del año pasado
animé a los responsables de los procesos comunicativos a promover una cultura de respeto
por la dignidad y el valor de la persona humana. Ésta es una de las formas en que
la Iglesia está llamada a ejercer una "diaconía de la cultura" en el "continente digital".
Con el Evangelio en las manos y en el corazón, es necesario reafirmar que hemos de
continuar preparando los caminos que conducen a la Palabra de Dios, sin descuidar
una atención particular a quien está en actitud de búsqueda. Más aún, procurando mantener
viva esa búsqueda como primer paso de la evangelización. Así, una pastoral en el mundo
digital está llamada a tener en cuenta también a quienes no creen y desconfían, pero
que llevan en el corazón los deseos de absoluto y de verdades perennes, pues esos
medios permiten entrar en contacto con creyentes de cualquier religión, con no creyentes
y con personas de todas las culturas. Así como el profeta Isaías llegó a imaginar
una casa de oración para todos los pueblos (cf. Is 56,7), quizá sea posible imaginar
que podamos abrir en la red un espacio - como el "patio de los gentiles" del Templo
de Jerusalén - también a aquéllos para quienes Dios sigue siendo un desconocido.
El
desarrollo de las nuevas tecnologías y, en su dimensión más amplia, todo el mundo
digital, representan un gran recurso para la humanidad en su conjunto y para cada
persona en la singularidad de su ser, y un estímulo para el debate y el diálogo. Pero
constituyen también una gran oportunidad para los creyentes. Ningún camino puede ni
debe estar cerrado a quien, en el nombre de Cristo resucitado, se compromete a hacerse
cada vez más prójimo del ser humano. Los nuevos medios, por tanto, ofrecen sobre todo
a los presbíteros perspectivas pastorales siempre nuevas y sin fronteras, que lo invitan
a valorar la dimensión universal de la Iglesia para una comunión amplia y concreta;
a ser testigos en el mundo actual de la vida renovada que surge de la escucha del
Evangelio de Jesús, el Hijo eterno que ha habitado entre nosotros para salvarnos.
No hay que olvidar, sin embargo, que la fecundidad del ministerio sacerdotal deriva
sobre todo de Cristo, al que encontramos y escuchamos en la oración; al que anunciamos
con la predicación y el testimonio de la vida; al que conocemos, amamos y celebramos
en los sacramentos, sobre todo en el de la Santa Eucaristía y la Reconciliación.
Queridos
sacerdotes, os renuevo la invitación a asumir con sabiduría las oportunidades específicas
que ofrece la moderna comunicación.
Que el Señor os convierta en apasionados
anunciadores de la Buena Noticia, también en la nueva "ágora" que han dado a luz los
nuevos medios de comunicación.
Con estos deseos, invoco sobre vosotros
la protección de la Madre de Dios y del Santo Cura de Ars, y con afecto imparto a
cada uno la Bendición Apostólica.
Vaticano, 24 de enero 2010, Fiesta
de San Francisco de Sales.