Ángelus: recordando que todos los cristianos somos hermanos, el Papa pide el respeto
de los inmigrantes y el final de los conflictos religiosos
Domingo, 10 ene (RV).- “Del Bautismo deriva un modelo de sociedad: el de los hermanos”.
Con esta afirmación Benedicto XVI ha resumido, durante su alocución previa al rezo
mariano del Ángelus, el significado de la festividad de hoy del Bautismo del Señor.
Precisamente este “ser hermanos” es lo que ha llevado al Pontífice a lanzar hoy
un doble llamamiento: por la situación de los inmigrantes que buscan una vida mejor
en otros países, y por las zonas donde se siguen viviendo conflictos con los cristianos
como víctimas de ataques violentos.
En concreto sobre la situación de los inmigrantes,
a la luz de los altercados vividos en el sur de Italia estos últimos días, el Santo
Padre ha exhortado a “analizar la base del problema”. “Es necesario –ha dicho- partir
del significado de la persona”. “Un inmigrante es un
ser humano, diferente por proveniencia, cultura y tradición, pero es una persona que
hay que respetar, que tiene sus derechos y deberes, en particular, en el ámbito del
trabajo donde es más fácil la tentación de la explotación, pero también, en el ámbito
de las condiciones concretas de vida. La violencia no es el camino para resolver las
dificultades. El problema es sobre todo humano. Invito a mirar al rostro de los demás
y a descubrir que también ellos tienen una alma, una historia y una vida, son una
persona, y que Dios los ama como a mi”.
Una consideración similar la ha realizado
el Papa también en relación al hombre y a la diversidad religiosa: “La violencia contra
los cristianos en algunos países ha suscitado el desprecio de muchos, sobre todo porque
se ha manifestado en los días más sagrados de la tradición cristiana. Es necesario
que las Instituciones, tanto políticas como religiosas, asuman sus responsabilidades.
No puede existir violencia en nombre de Dios, ni se puede pensar honrarle ofendiendo
la dignidad y la libertad de nuestros semejantes”.
En este sentido, durante
su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, Benedicto XVI ha evidenciado que
éste valor lo representa la fiesta de hoy del Bautismo del Señor, que al mismo tiempo
resume el sentido global de la Festividad natalicia, ya que representa el ser hijos
de Dios gracias a la llegada de su hijo. “Como cristianos, gracias
al Espíritu Santo recibido en el Bautismo, tenemos el don y el compromiso de vivir
como hijos de Dios y hermanos, para ser ‘levadura’ de una humanidad nueva, solidaria
y rica de paz y esperanza”.
Seguidamente el Papa ha señalado que “la fraternidad
no se puede establecer mediante ideologías o decretos de un poder constituido”, sino
que nos reconocemos hermanos “a partir del humilde y profundo reconocimiento del ser
hijos del único Padre celestial”. “Con este sacramento
el hombre se transforma realmente en ‘hijo’, hijo de Dios. Desde este momento, la
finalidad de su existencia consiste en alcanzar libre y conscientemente, lo que desde
el inicio ha recibido como don”.
Recordando el sacramento del Bautismo administrado
esta mañana a varios recién nacidos, Benedicto XVI ha señalado que de este modo se
genera una vida nueva en la que hay que “ser lo que uno es”. Un principio, ha explicado
el Papa, que tiene numerosas analogías con el crecimiento humano, “donde la relación
entre padres e hijos pasa a través de separaciones y crisis, de la dependencia total
a darse cuenta de ser hijos, del reconocimiento del don de la vida recibida a la capacidad
de donar la vida”. “Generada una nueva
vida a través del Bautismo, también el cristiano inicia su camino de crecimiento en
la fe que le llevará a invocar conscientemente a Dios como “Abba” – “Padre”, a dirigirse
a Él con gratitud y a vivir la felicidad de ser sus hijos”.
Y como es tradicional,
tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto
XVI ha saludado a los presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano, y a todos los
fieles, en varios idiomas, éstas han sido sus palabras en español: “Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, así como
a quienes se unen a ella a través de la radio y la televisión. En la fiesta del Bautismo
del Señor, invito a todos a renovar con alegría y convicción las promesas realizadas
al recibir este Sacramento, para ser ante el mundo discípulos y misioneros de Cristo,
llevando la luz de su Evangelio a todos los ámbitos de la sociedad, con la palabra
y el propio ejemplo. Que en esta hermosa misión sintáis el consuelo y la compañía
de María Santísima, a cuyas maternas manos encomendamos a todos los hijos de la Iglesia.
Feliz Domingo”.