Navidad: paz, anhelo común a todos los habitantes de Tierra Santa
Martes, 22 dic (RV).- «Se acerca la Navidad. En esta ocasión deseo verdaderamente
la paz y la gracia para todos los habitantes de esta Tierra Santa: para los israelíes
y los palestinos, para los cristianos y musulmanes, judíos y drusos. Asimismo dirijo
este saludo también a nuestros fieles en Jordania y en Chipre». Con estas palabras,
el patriarca de Jerusalén de los latinos, Su Beatitud Fouad Twal ha presentando hoy
su mensaje de Navidad 2009.
El patriarca latino de Jerusalén ha recordado la
visita de Benedicto XVI, que, en mayo de este año que termina, llegó a Tierra Santa
como «peregrino de paz y de reconciliación». Y cuyos apremiantes llamamientos siguen
vibrando en esta atormentada región. Como cuando el Papa pidió «¡Nunca más derramamientos
de sangre! ¡Nunca más combates! Nunca más terrorismo! ¡Nunca más guerras! Sino todo
lo contrario, hagamos todo lo posible para que se quiebre el círculo vicioso de la
violencia. ¡Nunca más antisemitismo, nunca más ‘islamofobia’, nunca más miedo ni odio!».
Recordando que «el nacimiento de Cristo nos invita a meditar sobre los valores
fundamentales de la paz, de la esperanza, del amor, del compartir, de la acogida,
de la hospitalidad, de la compasión y de la dignidad humana», el patriarca latino
de Jerusalén ha reflexionado sobre los desafíos de la difícil situación en Tierra
Santa, que hacen que «los anhelos de reconciliación parezcan una utopía». Y ha puesto
de relieve que, «a pesar de todo, sigue viva la esperanza, que es la capacidad de
‘ver a Dios en medio de las dificultades’».
Su Beatitud Fouad Twal ha señalado
que «a pesar de los loables esfuerzos, de parte de políticos y hombres de buena voluntad,
para encontrar una solución al conflicto en curso, han fracasado todos los intentos
dirigidos a lograr la paz, tanto de parte palestina como israelí». En este contexto,
el Patriarca Twal ha citado algunos ejemplos.
Como el de «los palestinos, que
todavía no tienen un estado propio en el cual poder vivir en paz y en armonía con
sus vecinos de Israel», «el estatuto final de Jerusalén, que todavía está en discusión»
y «el gran miedo en el que viven los israelíes, que les impide tomar decisiones valientes
para poner fin al conflicto».
En lo que respecta a la esperanza, Su Beatitud
Fwad ha afirmado que «esperar no significa ceder al mal, sino más bien afrontarlo».
Poniendo de relieve que «en Tierra Santa no todo está sin esperanza» y que «hay algunas
señales positivas». Como el bloqueo parcial de asentamientos y el cierre de más de
cincuenta ‘checkpoints’ en Cisjordania. Decisión tomada por el ejército israelí, que
ha mejorado decididamente la libertad de movimiento para los palestinos, así como
la situación económica. Además, los palestinos han expresado su creciente resistencia
de forma no violenta y la generosidad de la comunidad internacional y de las Iglesias
han puesto en marcha una cadena de solidaridad.
Antes de concluir su Mensaje
de Navidad, el patriarca latino de Jerusalén destaca «la valiente decisión de Benedicto
XVI de convocar un Sínodo para Oriente Medio, que tendrá lugar en octubre de 2010.
Y que será una oportunidad de reflexionar sobre los grandes desafíos que las Iglesias
en esta región tienen que afrontar».
Luego, Su Beatitud Twal reitera que «el
don más grande que podemos desear, más que el dinero y la riqueza, es el de la paz.
Es un anhelo común a todos los habitantes de Tierra Santa, israelíes y palestinos.
La paz es un don de Dios a los hombres de buena voluntad. Debemos merecerlo. Sabemos
que hay muchos hombres y mujeres de buena voluntad entre israelíes y palestinos. Recemos
para que un día la bella visión de Isaías pueda ser realidad: ‘Sucederá al fin de
los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de
las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia
ella... Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la
espada una nación contra otra, ni se adiestrarán más para la guerra’ (Is 2, 2-5)».