Sábado, 19 dic (RV).- El padre Federico Lombardi, titula su editorial para el semanario
Octava Dies del Centro Televisivo Vaticano, “Hacia Belén”, en las vísperas de la Natividad
del Señor. Mientras nos acercamos a Belén para la Navidad, nos brota de manera espontánea
volver al día en que – hace siete meses – íbamos a Belén con el Papa Benedicto XVI,
peregrino a la Tierra del Señor. ¿Cuales son los recuerdos más intensos?
Naturalmente
la festiva celebración multitudinaria de la Misa en la Plaza del Pesebre. Aun en un
contexto tan diverso de aquel nacimiento de hace dos mil años, es siempre la Eucaristía
el momento en el que se vuelve a vivir el misterio de la presencia real de Jesús con
nosotros. Pero es difícil no recordar el pasaje y el incumbir del muro. Precisamente,
por la noche al despedirse, el Papa decía: “Todos sabemos que los muros no duran siempre.
Pueden ser derrumbados. Pero, ante todo, es necesario quitar los muros que nosotros
construimos en torno a nuestros corazones, las barreras que levantamos contra nuestro
prójimo”.
El Papa rezó en la gruta, recuerda en su editorial el padre Federico
Lombardi, pero también allí – como en otros lugares santos - se percibe que los cristianos
no están unidos entre ellos: ¡tienen que dividirse los lugares y tiempos que les corresponden
para evitar reyertas! ¿Cuándo conseguiremos superar nuestras divisiones? Se pregunta
el director general de la emisora del Papa.
“Pero el recuerdo más tierno es
el de los niños pequeños enfermos del Caritas Baby Hospital en las manos del Papa.
¡Fragilidad infinita de la humanidad! ¡Fuerza misteriosa e invencible del amor! ¡Cuan
frágil es Jesús, que nace en Belén, pero cuán fuerte es el mensaje de amor! ¡Amor
que se nos ofrece, pero que también esta fragilidad nos pide con urgencia! ¿Qué inteligencia
humana hubiera podido imaginar este increíble mensaje? Vayamos a ver al niño: Dios
esta todavía con nosotros”.