Los franciscanos y el dogma de la Inmaculada Concepción de María
Domingo, 6 dic (RV).- Como ha recordado el Santo Padre durante el Ángelus, nos preparamos
a celebrar el día solemne, en que la Iglesia señala al mundo a María como signo de
esperanza cierta y de victoria definitiva del bien sobre el mal. Aquella a quien invocamos
como “llena de gracia” nos recuerda que todos somos hermanos y que Dios es nuestro
Creador y nuestro Padre. Sin él, o peor aún, contra él, los hombres no podremos encontrar
jamás el camino que conduce al amor, no podremos derrotar jamás el poder del odio
y de la violencia, no podremos construir jamás una paz estable.
“Es necesario
que los hombres de todas las naciones y culturas acojan este mensaje de luz y de esperanza: que
lo acojan como don de las manos de María, Madre de toda la humanidad”. Eran las palabras
de Benedicto XVI, el 8 de diciembre de 2007, en el tradicional homenaje que el Papa
brinda a la Inmaculada cada año, ante la Virgen que se encuentra en la Plaza de España,
en Roma. Acto que el Santo Padre renovará también este año.
El Ministro General
de la Orden de los Hermanos Menores Franciscanos, Padre José Rodríguez Carballo, nos
habla del apasionante itinerario, impulsado por los teólogos de la Orden de San Francisco,
que culmina en el Dogma de la Inmaculada Concepción de María, por parte del Beato
Pío IX, el 8 de diciembre de 1854: