Sábado, 5 dic (RV).- El próximo lunes, 7 de diciembre, se abre, en la capital de Dinamarca,
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, cuyos trabajos, hasta el día
18 de este mismo mes, se proponen lograr un nuevo tratado mundial de lucha contra
el cambio climático, pues el conocido también como ‘Protocolo de Kyoto’, expira en
2012.
El editorial para el informativo ‘Octava Dies’, del Centro Televisivo
Vaticano, del padre Federico Lombardi, se titula este sábado «Copenhague y nosotros».
Está dedicado precisamente a esta cumbre de la ONU y recuerda la responsabilidad de
todos en lo que respecta al ambiente y al clima, con especial atención a los más pobres:
“Hace tiempo las
preocupaciones ambientales y climáticas parecían a muchos un lujo. Preocupaciones
de los ricos. Otros eran los problemas de los pobres, que debían sobrevivir y satisfacer
sus necesidades primarias. Luego hemos comprendido que las cosas eran diferentes.
Cuando existe la sequía o cuando se dan catástrofes ambientales, los pobres son los
primeros en sufrir y en morir. Quien se encuentra en lugares más seguros o posee más
recursos para nutrirse o protegerse puede superar mejor el empeoramiento de las condiciones
ambientales. Por lo tanto es por todos, pero por los pobres
en primer lugar, que debemos preocuparnos por el estado de salud del planeta. El planeta
es como un organismo en el que los desequilibrios se reflejan unos con otros. El alterarse
de la composición de la atmósfera, el elevarse del nivel de los mares, el reducirse
de las reservas de agua dulce no contaminada, los cambios de las precipitaciones y
los huracanes, la erosión de los suelos y la desertificación, los daños a la agricultura
y a la salud humana… Y todo esto en el fondo depende en gran parte de los comportamientos
y de las decisiones humanas. La conferencia de Copenhague
sobre el clima será considerada un éxito o un fracaso según de los compromisos que
se asumirán los gobiernos, sobretodo de los Países más grandes. Se pronunciarán cifras
"mágicas" sobre reducciones de las emisiones de gases nocivos y sobre financiamientos
de conseguir. Pero al final todo dependerá del comportamiento de todos nosotros, habitantes
de la Tierra, demasiado acostumbrados a creernos hábiles en el dar la responsabilidad
al otro. El Papa en la última encíclica ha hablado justamente
de "nuevos estilos de vida", y ha recordado que el sistema ecológico se sostiene sobre
una buena relación del hombre con la naturaleza pero también con sus semejantes. Aquel
de Copenhague es por tanto también nuestro problema”.