Mensaje pontificio para la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo el próximo
11 de febrero, en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen de Lourdes
Jueves, 3 dic (RV).- Jueves, 3 dic (RV).- Lleva la fecha del 22 de noviembre, Solemnidad
de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, el mensaje de Su Santidad Benedicto
XVI para la celebración de la XVIII Jornada Mundial del Enfermo que estaremos celebrando
el próximo 11 de febrero, en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María
de Lourdes.
En efecto, en su mensaje el Papa alude a la celebración que ese
día tendrá lugar en la Basílica Vaticana. Esta jornada felizmente coincide con el
vigésimo quinto aniversario de la institución del Pontificio Consejo para los agentes
Sanitarios, que tal como expresa “constituye ulterior motivo para agradecer a Dios
por el camino hasta ahora recorrido en el sector de la pastoral de la salud.
Recuerda
que con esta celebración, la Iglesia quiere sensibilizar de modo capilar a las comunidades
eclesiales sobre la importancia del servicio pastoral en el vasto mundo de la misión
salvífica de Cristo “médico divino”.
En el misterio de su pasión, muerte
y resurrección de Cristo, el sufrimiento humano cobra sentido y plenitud de luz.
Benedicto XVI destaca que el Señor, en la Última Cena, y antes de regresar al Padre
se postró a lavar los pies a los apóstoles, anticipando el supremo acto de amor de
la Cruz y explicó que con este gesto los invitó a entrar en su misma lógica del amor
que se entrega especialmente a los más pequeños y necesitados.
“Vete y haz
tu lo mismo”, escribe Benedicto XVI en su mensaje citando las as palabras de Jesús
cuando narra a sus discípulos la parábola del Buen Samaritano, para explicar que con
esta expresión El se dirige también a nosotros exhortándonos a inclinarnos sobre las
heridas del cuerpo y del espíritu de tantos hermanos y hermanas nuestras que encontramos
por los caminos del mundo. “Con la gracia de Dios aceptada y vivida en lo cotidiano
–escribe– la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento puedes transformarse en
escuela de esperanza”.
En efecto, el mensaje del Santo Padre para la Jornada
Mundial del Enfermo –el 11 de febrero– cita el testo del Concilio Ecuménico Vaticano
II que afirma la importante tarea que tiene la Iglesia en el asumir el cuidado del
sufrimiento humano; además rebate que en la Constitución dogmática Lumen Gentium encontramos
que, al igual que Cristo ha sido enviado por el Padre para dar anuncio de la Buena
Nueva a los pobres, aliviar y tratar de salvar aquello que estaba perdido; de la
misma manera la Iglesia se estrecha con afectuoso cuidado en torno a cuantos están
afligidos por la debilidad humana, reconociendo en los pobres y en los que sufren
la imagen de su propio fundador también pobre y sufriente, se asume el alivio de la
indigencia y en ellos trata de servir a Cristo.
Benedicto XVI cita con agradecimiento
el trabajo que en este campo desempeñan las diócesis y los varios institutos religiosos,
a los que llama en su mensaje “patrimonio” precioso de la Iglesia. Mientras que en
el marco del Año Sacerdotal que estamos celebrando, dirige su pensamiento a los ministros
de los enfermos, los sacerdotes, signo e instrumento de la compasión de Cristo que
debe llegar a cada hombre marcado por el sufrimiento.
Además, el Papa hace
una invitación a los presbíteros para que no se escatimen al ofrecer su cuidado y
consuelo. El tiempo transcurrido junto a quien vive la prueba –escribe a los sacerdotes–
se revela fecundo de gracia para todas las demás dimensiones de la pastoral.
El
mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Enfermo concluye con dirigiéndose
a los sufren: “Me dirijo a ustedes, queridos enfermos, y les pido que recen y ofrezcan
vuestro sufrimiento por los sacerdotes, para que puedan mantenerse fieles a su vocación
y que su ministerio esté cargado de frutos espirituales para el beneficio de toda
la Iglesia. El mensaje del papa concluye invocando la protección de la Madre de los
enfermos.