España: el nuncio apostólico en la inauguración de la plenaria de la CEE
Martes, 24 nov (RV).- Al dar comienzo a la misión, que Benedicto XVI le ha confiado
al servicio de la Iglesia en España, el nuncio, Mons. Renzo Fratini, intervino, ayer
en Madrid, en la inauguración de la 94 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal
española, confiando algunos deseos como representante del Santo Padre.
En
este primer encuentro, agradeciendo muy vivamente las expresiones de enhorabuena que
le vienen manifestando en estos sus primeros días, como «prueba de fraterna y sentida
acogida, y, sobre todo, signo de la comunión de este episcopado con el Sucesor de
Pedro», Mons. Fratini transmitió «de parte de Su Santidad un cariñoso saludo con su
bendición» para los obispos españoles y los trabajos que tienen el propósito de desarrollar
en estos días.
En sus cordiales palabras, el arzobispo reiteró la «urgencia
del anuncio de Nuestro Señor Jesucristo, y esto no solo en los países llamados “de
misión” sino en toda sociedad humana. Cristo tiene que ser conocido y amado. Su Evangelio,
fuente de amor y de perenne humanización, está para impregnar y dar sentido a la vida
y ser cauce de comunión entre todos los hombres».
Tras renovar su
profundo deseo de servir para contribuir a la dimensión misionera que es constitutiva
de la Iglesia, Mons. Fratini hizo hincapié en que «el papel del nuncio, pues, no puede
sino estar al servicio de tan primordial tarea, aunque realizada de un modo especifico
como marca el Derecho: mantener en primer lugar la unidad entre la Iglesia Universal
y las Iglesias particulares y buscar, mediante un servicio de tipo pastoral, el bien
común, con deseo de colaborar y de ayudar a los obispos».
Señalando
que sus «primeras impresiones al llegar a España son positivas», y valorando profundamente
«la gran historia de este país que ha sabido expresar la fe en una cultura a lo largo
de los siglos», Mons. Fratini puso de relieve que la Iglesia particular española
«desde su inicio apostólico hasta hoy, manifiesta la fuerza del Espíritu Santo en
la multitud de nombrados mártires desde los primeros siglos hasta ahora, de santos
doctores, místicos, misioneros... en fin, un caudal impresionante de amor inmenso
a Cristo y de un destacado y marcado cariño a su Madre, que contribuye al bien de
toda la Iglesia haciéndola fecunda».
«Las raíces cristianas están ahí,
tenemos que ser optimistas y positivos, sobre todo no olvidar que es Dios quien con
su providencia amorosa dirige los hilos de la historia. En Cristo no puede faltarnos
la esperanza», enfatizó el nuncio apostólico en España, añadiendo luego que, si bien
«siempre habrá algunos problemas». Como «el desafío de la secularización», al que
el episcopado español «ha prestado en varios momentos una solícita y acertada atención,
particularmente en el documento: “Teología y secularización en España: a los cuarenta
años de la clausura del Concilio Vaticano II” del pasado 2006».
Por
lo que «se hace urgente trabajar por una formación religiosa seria, la insistencia
en la profundización en la fe y educar para trasladarla a la vida de cada día, teniendo
en máxima cuenta la importancia de la coherencia». Mons. Fratini concluyó sus palabras,
asegurando a los obispos en España su recuerdo en la oración, «para que el Señor,
por intercesión de la Santísima Virgen María y de San Juan Ávila, ejemplo eximio de
vida sacerdotal, les conceda luz en sus reflexiones y acierto en las decisiones que
hayan de tomar».
Esta Asamblea Plenaria de otoño de los obispos españoles
se abrió con el discurso que pronunció el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente
de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid, que dirigió una cordial
bienvenida al nuncio de Su Santidad en España, llegado a Madrid hace pocas semanas.
El cardenal Rouco, entre otros importantes temas, se refirió al «Año sacerdotal y
los sacerdotes en la España de hoy»; «la Caritas in veritate y la presente crisis
moral y económica» y al «pacto escolar».