El Papa recuerda a los docentes y estudiantes de las Universidades católicas que deben
ser siempre instrumentos del anuncio evangélico
Jueves, 19 nov (RV).- Después de mediodía el Papa recibió en audiencia a los docentes
de los pontificios ateneos romanos y participantes en la asamblea general de la federación
internacional de las Universidades católicas.
Este encuentro se lleva a cabo
en el 30° aniversario de la Constitución apostólica “Sapientia Cristiana”, promulgada
el 15 de abril del 1979 por el siervo de Dios Juan Pablo II en concomitancia con el
60° aniversario del reconocimiento por parte de la Santa Sede del Estatuto de la
federación internacional de las Universidades católicas. Ambos eventos - dijo el
Papa- le han ofrecido la ocasión de reafirmar, una vez más, el papel insustituible
de las facultades eclesiásticas y de las Universidades católicas en la Iglesia y
en la sociedad.
Como lo afirmaba el concilio Vaticano II en la declaración
“Gravissimum Educationis” cuando exhortaba a las facultades eclesiásticas a profundizar
en los diferentes sectores de la ciencia sacra y así tener conocimiento, cada vez
más profundo, de la revelación, para explorar el tesoro de la sabiduría cristiana,
favorecer el diálogo ecuménico e interreligioso y responder a los problemas emergentes
en el ámbito cultural.
Esta invitación del concilio Vaticano II encontró
eco en la Iglesia - dijo también el Santo Padre – y añadió que, en efecto, hoy día
son más de 1.300 las Universidades católicas y casi 400 las facultades eclesiásticas
diseminadas en todos los continentes, muchas de las cuales han surgido en los últimos
decenios, como testimonio de una creciente atención de las Iglesias particulares en
la formación de los eclesiásticos y laicos en la cultura y la investigación.
El
papa también dijo que es importante que todos, docentes y estudiantes, no pierdan
de vista el objetivo final, es decir, el de ser instrumento del anuncio evangélico.
Puesto que los años de estudios eclesiásticos superiores se pueden comparar con la
experiencia que los apóstoles vivieron con Jesús: estar con Él les permitió conocer
la verdad, para convertirse después en anunciadores.
Por último el Pontífice
les dijo que el estudio de las ciencias sacras no se debe separar de la oración de
la unión con Dios, así como de su contemplación, de lo contrario, las reflexiones
sobre los misterios divinos pueden convertirse en un vano ejercicio intelectual.