Ángelus: el Papa señala que la palabra de Dios es la semilla que transforma el mundo,
y evoca la jornada en recuerdo de las víctimas de la carretera
Domingo, 15 nov (RV).- Benedicto XVI a mediodía, como cada domingo, se ha asomado
a la ventana de su estudio en la plaza de san Pedro para dirigir la oración mariana
del Ángelus. En su alocución previa, el Papa ha saludado a los fieles y peregrinos
y les ha recordado que hemos llegado a las dos últimas semanas del año litúrgico.
“Demos gracias al Señor -ha dicho el Pontífice- por habernos concedido, una vez más
este camino de fe, antiguo pero siempre nuevo, en la gran familia espiritual de la
Iglesia”.
"Es un don inestimable,
que nos permite vivir en la historia el misterio de Cristo, acogiendo en los surcos
de nuestra existencia personal y comunitaria la simiente de la Palabra de Dios, simiente
de eternidad que transforma, por dentro, este mundo y lo abre al Reino de los Cielos".
En
el itinerario de las lecturas bíblicas dominicales, el Santo Padre se ha parado a
reflexionar sobre las palabras del Evangelio de san Marcos en las que presenta una
parte del discurso de Jesús sobre el fin de los tiempos.
Concretamente se
ha centrado en una frase de este discurso que “sorprende -ha dicho el Papa- por su
claridad sintética: el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
Esta profecía de Cristo significa -ha explicado- que la Sagrada Escritura no conoce
ambigüedad.
“Todo está destinado a terminar, incluso el cielo en sentido cósmico
(no como sinónimo de Dios) -ha afirmado el Papa- porque todo lo creado está marcado
por lo finito, comprendidos los elementos divinos de las antiguas mitologías: no existe
ninguna confusión entre lo creado y el Creador, sino que hay una diferenta neta”.
Con una distinción
tan clara como ésta, Jesús afirma que sus palabras “no pasarán”, es decir, están de
la parte de Dios y por eso son eternas. A pesar de haber sido pronunciadas en la concreción
de su existencia terrena, éstas son palabras proféticas por excelencia, como afirma
en otro parte Jesús, dirigiéndose al Padre celestial: “Las palabras que tú me trasmitiste
se las he trasmitido yo a ellos. Y ellos las han aceptado: se han convencido de que
salí de tu lado y han creído que tú me mandaste”. (J. 17,8)
Benedicto XVI ha
hablado asimismo de la célebre parábola en la que Cristo se compara al sembrador y
explica que la simiente es la Palabra: los que la escuchan llevan en sí el fruto y
forman parte del Reino de Dios, es decir, viven bajo su señoría; “están en el
mundo, pero no de este mundo, porque llevan dentro de ellos una semilla de
eternidad, un principio de transformación que se manifiesta ya ahora en una vida “buena”,
animada por la caridad, y al final producirá la resurrección de la carne. “Ésta es
la potencia de la Palabra de Cristo”, ha afirmado el Pontífice.
El Papa ha
terminado señalando que la Virgen María es el signo viviente de esta verdad. Porque
su corazón fue “tierra buena” que acogió con plena disponibilidad la Palabra de Dios,
de manera que toda su existencia transformada según la imagen del Hijo, ha sido introducida
en la eternidad, con alma y cuerpo, anticipando la vocación eterna de todo ser humano.
Tras la oración mariana del Ángelus, Benedicto XVI ha saludado en distintas
lenguas a los fieles. Ha dado las gracias a los participantes en la Asamblea Plenaria
de la Comisión Episcopal Europea para los Medios de información por su cualificada
contribución a la “cultura de Internet y en la comunicación de la Iglesia”.
Ha
recordado asimismo el Papa que hoy se celebra la Jornada Mundial de la Memoria por
las Víctimas de los accidentes de carretera. “Confío los difuntos a la misericordia
de Dios y animo a todos los conductores que van por las carreteras del mundo, a que
viajen con prudencia, en espíritu de responsabilidad por el don de su propia vida
y la de los demás”, ha afirmado el Papa. “El Señor proteja a los que viajan”.
Y
en español el Santo Padre ha saludado en especial a los peregrinos colombianos que
hoy se encontraban en la plaza de san Pedro como conclusión de una caravana motorizada
pidiendo la libertad de todos los secuestrados, no sólo en Colombia, sino en todo
el mundo. Al dirigirse a ellos, la caravana motorista ha puesto en marcha sus motores
en señal de saludo al Papa: Saludo con afecto a
los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular
a los fieles provenientes de Colombia, y a quienes se unen a ella a través de la radio
y la televisión. Que la contemplación del misterio de Cristo y la meditación asidua
de la Palabra de Dios acreciente en nosotros el deseo de servirle para que, a ejemplo
de la Virgen María, fundemos nuestra vida sobre la roca firme de la fe y aceptemos
con prontitud la voluntad amorosa de Dios. Muchas gracias y feliz domingo!