Vaticano/crucifijo: estupor tras una sentencia contra el símbolo de religión europea
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Miércoles, 4 nov (RV).- La sentencia de la Corte Europea de Estrasburgo hecha pública
ayer con la que se pretende suprimir los crucifijos en las escuelas italianas, ha
sido acogida con estupor y tristeza en la Santa Sede. El prefecto de la Congregación
para los obispos cardenal Giovanni Battista Re junto a otros prelados considera que
la sentencia no se corresponde con la realidad. El Crucifijo ha sido siempre un signo
de ofrenda del amor de Dios y de unión y sabe mal que venga considerado como un signo
de división, de exclusión y de limitación de la libertad.
“He recibido esta
sentencia con dolor y con sorpresa. Con dolor, porque se trata de una ofensa al símbolo
de la religión de la mayoría de los europeos: católicos, ortodoxos, luteranos, anglicanos,
calvinistas…la peculiaridad del cristiano, mejor dicho, la originalidad del cristianismo,
se fundamenta en el Crucifijo. Con sorpresa también porque el Crucifijo es símbolo
de valores que están en la base de la identidad europea. El cristianismo ha unido
a Europa: esta sentencia, por suerte aún no definitiva, es una señal que va en sentido
contrario porque no favorece la unión entre los europeos sino que la fragmentación
entre ellos”.
También al cardenal Re se le preguntó si la visión y la presencia
del Crucifijo puede crear sorpresa a los no cristianos: “Ante esta cuestión yo
me pregunto: ¿para los que pertenecen a otras religiones pero que viven en Europa
y frecuentan las escuelas que están aquí, es nocivo que vean el símbolo del cristianismo
y conozcan cualquier otra cosa de la religión que ha contribuido mas que todas las
otras a forjar a Europa? ¿Es inútil que conozcan las tradiciones populares y tantas
manifestaciones culturales y artísticas inspiradas en el cristianismo? El crucifijo
es también símbolo de nuestra cultura y emblema sobre el que se fundamenta la civilización
europea”.
En Europa, ayer, en una sentencia, el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos declaraba que "la exhibición obligatoria del símbolo de una determinada confesión
en instalaciones utilizadas por las autoridades públicas, y especialmente en aulas",
restringe los derechos paternos a educar a los hijos en conformidad con sus convicciones.
El fallo de la Corte tiene origen en una denuncia presentada en 2002 por una madre
italiana que solicitó la retirada del crucifijo de las aulas por ser contrario al
principio de laicismo en el que desea educar a sus hijos. Los tribunales italianos
habían declarado no tener jurisdicción sobre este argumento que a su vez había sido
rechazado por el Consejo de Estado de Italia.
La cuestión llegó así a Estrasburgo,
sede del Tribunal europeo, que falló en favor de que el crucifijo sea retirado de
las aulas educativas. En declaraciones sobre la sentencia de la Corte europea el director
de la Sala de Prensa de la Santa Sede P. Federico Lombardi expresó estupor y pesar
al recordar que el crucifijo siempre ha sido un signo de la entrega del amor de Dios,
y de unión y acogida para toda la humanidad. “Siento mucho que sea considerado como
un signo de división, de exclusión o de limitación de la libertad, porque no es éste
el sentir de nuestra gente”, dijo padre Lombardi refiriéndose a la población italiana.
En
su declaración al canal estatal televisivo “Rai 1”, el portavoz vaticano expresó la
gravedad de querer marginar del mundo educativo el signo de fundamental importancia
de los valores religiosos en la historia y en la cultura italiana, y recordó que la
religión ofrece una preciosa contribución para la formación y el crecimiento moral
de las personas y es componente esencial de nuestra civilización. “Sorprende –añadió-
que una corte intervenga en una cuestión profundamente ligada a la identidad histórica,
cultural, espiritual del pueblo italiano”, y añadió tener la impresión –concluyó-
de que se quiere desconocer el papel del cristianismo en la formación de la identidad
europea, que por el contrario ha sido y permanece esencial.