2009-10-15 18:15:49

Intervención do Sr. Kpakile FÉLÉMOU, Director del Centro DREAM, Conakry (GUINEA), Oyente


Sr. Kpakile FÉLÉMOU, Director del Centro DREAM, Conakry (GUINEA)



En el Evangelio de Mateo, capítulo 25, el Señor se reconoce en los pobres. En el de Juan dice: “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5).

He aquí las dimensiones de la Comunidad de San Egidio: Permanecer en Cristo y amar a los pobres y abrirse al pueblo, al mundo. En cerca de treinta países africanos, nuestras Comunidades viven al ritmo de la oración, de los pobres: San Egidio es un amigo cierto, un socorro fiel de todos: prisioneros, niños huérfanos, niños de la calle, extranjeros, enfermos, afectados por el SIDA y sus familias, refugiados y una larga lista. Tenemos el servicio por la paz, a beneficio de todos, ricos o pobres, muy conocido hoy después, de los Acuerdos de Paz de Mozambique firmados en 1992, gracias a la mediación de la Comunidad y del gobierno Italiano. Las Universidades en Guinea, en Costa de Marfil, en Camerún, etc... son los nuevos areópagos en los que hemos propuesto frecuentemente el Evangelio. Nuestra experiencia como Movimiento, nos ha hecho comprender hasta qué punto son numerosas las preguntas dirigidas a la Iglesia en África, pero también hasta qué punto son inspiradas por el Espíritu. Es hermoso ver que los laicos africanos se comprometen en la oración y por los pobres. En los Movimientos, los africanos se liberan del espíritu victimista, de la resignación y del temor inútil de las prácticas ocultas, tan extendidas en nuestro continente.

Los Movimientos, son frecuentemente un puente entre África y el norte del mundo, generan laicos capaces de romper distancias. En conclusión:

- Nos parece que el Sínodo es la ocasión oportuna para alentar los Movimientos de los laicos, para adaptarse mejor y recuperar a los jóvenes sin fe y responder a las necesidades de fe y espiritualidad de su estado anímico, de amistad eficaz, que se refiera a los problemas que viven.

- Los jóvenes, tan a menudo desarraigados, desean una vida digna. Buscan un futuro mejor y hacen todo lo posible por amar su país. Servir a los pobres, para ellos, es también una liberación de la dictadura del materialismo práctico que amenaza sus vidas. Aquí, el encuentro con los musulmanes es concreto y menos tenso. Los Obispos del norte y los de África tienen que hacerse más amigos, tener más confianza, separar su mirada de la historia.

- Los Obispos de África deberían aferrarse a este Sínodo para poner fin en África a las prórrogas de los mandatos presidenciales que han expirado o en vías de hacerlo. Y ello bajo todas las formas posibles de presentación.

Igualmente, restringir completamente las “ligas” del poder centralizador de la primogenitura. El África que sufre, y el mundo entero indignado os aplaudirán y apoyarán. Corremos un gran riesgo en estos diez últimos años, ya que en el futuro la sociedad africana tendrá nuevos rebeldes, consecuencia de los mandatos presidenciales que han sido prorrogados.








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