Intervención de P. Joaquín ALLIENDE, Presidente de la Asociación Internacional "Kirche
in Not”, Oyente
P. Joaquín ALLIENDE, Presidente de la Asociación Internacional "Kirche in Not” (CHILE)
Intervención
consignada por escrito, pero no leída en el Aula.
La encarnación del
Verbo no es solamente el contenido de nuestro mensaje sino también el método de nuestra
acción. Sabemos que la etimología griega de la palabra “método” significa el camino
para llegar a un fin. Por otra parte, la capacidad de encarnación de la cultura africana
es conocida. Yo también vengo de una cultura que no es puramente europea. Vengo de
América Latina y pertenezco al Movimiento Mariano de Schöenstatt, fundado por un sacerdote
profético que le dio a la Iglesia una pedagogía de la libertad para la madurez cristiana.
Yo era el rector del Santuario Nacional de Chile, mi patria, dedicado a Nuestra Señora.
Todo ello me ha permitido experimentar, de una manera concreta, este método de encarnación
y oso presentarles, respetuosamente, tres reflexiones:
La tradición Mariana
de la Iglesia es un tesoro precioso que debemos cuidar y acrecentar. No es una realidad
que está allí y que existe como un hecho natural. La presencia femenina de María es
necesaria para encontrar una buena síntesis entre la fe revelada y la riqueza afectiva
del hombre y de la mujer. Ella tiene un carisma pedagógico para establecer la relación
entre la fe revelada y vida existencial entre personas y comunidades, entre la construcción
de la Iglesia y la fraternidad solidaria en el mundo y en la cultura.
El Espíritu
Santo ha conducido a la santidad a varios bautizados de África. Son conmovedoras historias
de amor que deberían transformarse en signos y fuerzas misioneras, y muchos de ellos
podrían ser beatificados o canonizados. Hay casos de una ejemplaridad excepcional
en los que podríamos aunar esfuerzos. Pensemos en la maravillosa historia del testimonio
de la reconciliación de los mártires del Seminario de Buta en Burundi. En una visión
más general, podría ser útil preparar un manual para las beatificaciones en África.
En
la tradición viva de la iglesia, los santuarios son un espacio privilegiado de evangelización
y de santidad. También las religiones naturales y el Islam tienen lugares santos.
Para nosotros, el Verbo encarnado ha santificado el tiempo y la tierra. Por su parte,
la Iglesia tiene el tiempo litúrgico y el lugar de templo. La historia de la pastoral
nos dice que durante siglos, los métodos de encarnación han tenido, en los santuarios,
centros de creatividad audaz para evangelizar y santificar al pueblo.