2009-10-14 14:39:23

Intervención de Mons. Servilien NZAKAMWITA, Obispo de Byumba (RUANDA)


S. E. R. Mons. Servilien NZAKAMWITA, Obispo de Byumba (RUANDA)



La Iglesia de Ruanda, en su pastoral de reconciliación, de justicia y de paz después de los desafortunados acontecimientos del genocidio de los Tutsi y de otras víctimas de guerra, en seguimiento a los desafíos que ella ha encontrado y que ha, en parte, superado, está convencida que la obra de la reconciliación es la iniciativa de Dios. Está igualmente convencida que Dios decidió colaborar con el hombre para realizar este proyecto de reconciliación y dicha convicción se debe a las experiencias y a los testimonios de reconciliación que recogemos todos los días a lo largo y ancho del país, en las comunidades eclesiales de base, en las prisiones, en las oraciones de curación, etc.

Durante la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, la Iglesia de Ruanda o ha estado presente por los motivos que ustedes conocen bien. Los obispos delegados de la Conferencia Episcopal de Ruanda fueron bloqueados por el inicio de las masacres, a grande escala, relacionadas con el genocidio del 7 de abril de 1994. En tres meses, más de un millón de personas inocentes fueron enviadas a la muerte, delante de las cámaras de la comunidad internacional. Los soldados de la MINUAR (ONU) que se encontraban allí, recibieron la orden de retirarse, abandonando así a la población que se quería atacar, a merced de los asesinos armados de machetes, de granadas, fusiles y otras armas...

El día después de la matanza y cuando la situación pudo ser manejada por las nuevas autoridades, la Iglesia Católica empezó una Pastoral de reconciliación.

Hubo resultados notables y testimonios de confesión, de perdón y de reconciliación. Las mismas autoridades civiles adoptaron el método “Gacaca” para organizar tribunales populares sobre las colinas, lo que permitió acelerar los juicios de los muchos prisioneros.

La Comisión de Justicia y Paz, en colaboración con otras comisiones de otros sectores de la pastoral, siguieron este proceso de reconciliación a través de programas variados de educación en los valores y de la formación de agentes de la reconciliación mediante adecuadas técnicas.

En esta pastoral de la reconciliación, la Iglesia Católica no trabaja de manera hermética, sino que colabora estrechamente con otros credos religiosos y con las instituciones públicas y privadas sobre la temática de la reconciliación post-genocidio, principalmente con la Comisión nacional de la unidad y de la reconciliación, la Comisión nacional de lucha contra el genocidio y la Comisión nacional por los derechos del hombre, solo para nombrar algunas.

Aún hay casos de traumatismo psíquico, de discapacidad física y mental y sufrimiento de todo tipo. Las heridas del corazón se cierran con gran dificultad, las bases de la familia han colapsado provocando una situación difícil de manejar con huérfanos, viudas y personas sin familia. Aún hay prisioneros que esperan que la justicia obre para poder salir de ese callejón sin salida porque seguramente entre ellos hay inocentes.

Debemos también señalar que en este trabajo de reconciliación ciertos agentes de pastoral aún no han llegado a una libertad interior, lo que no les permite desempeñar su misión de agentes de la reconciliación como deberían serlo. Un programa directivo y de rehabilitación debería ser puesto en marcha con los medios necesarios.








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