2009-10-12 12:38:28

Intervención de Mons. Matthias SSEKAMANYA, Obispo de Lugazi (UGANDA)


S. E. R. Mons. Matthias SSEKAMANYA, Obispo de Lugazi, Presidente de la Conferencia Episcopal (UGANDA)

Tenemos razones para agradecer a Dios las positivas contribuciones de nuestros sacerdotes, religiosos y fieles laicos, que dan testimonio de la Iglesia de ser la sal de la Tierra y la luz del mundo. Muchos de ellos sirven como agentes de reconciliación, justicia y paz. Así, un buen número de Iglesias, escuelas y hospitales, atraen a mucha gente, incluso no cristianos, por la calidad de sus servicios, basados en la justicia, el amor y el espíritu de la reconciliación cristiana. En toda diócesis dada, hay laicos, hombres y mujeres, que dedican sus vidas como animadores y líderes de hermandades de fieles laicos, en los consejos parroquiales o en organizadas asociaciones de laicidad.
De todos modos, a pesar de las contribuciones positivas de muchos miembros dedicados del clero que contribuyen al aumento constante de los cristianos en la Iglesia en África, esto todavía no va acompañado de una fe más profunda y una mayor espiritualidad por parte de los cristianos africanos.
Como nota triste, las esperanzas de un aumento de la autodeterminación han sido debilitadas, tanto por la extendida pobreza como por la insuficiente formación de nuestros fieles, con el resultado de serios problemas económicos en muchas áreas de la vida de la Iglesia. Así, la rápida urbanización es una experiencia común a muchos lugares de África. La gente joven emigra desesperadamente a las ciudades y pueblos, buscando cualquier tipo de trabajo para sobrevivir. Pero al mismo tiempo, la urbanización está haciendo que muchos africanos pierdan el sentido de la solidaridad natural y de la colaboración en la familia. Esto lleva a un deterioro de la salud en las prácticas Cristianas. La mentalidad individualista, la pérdida del natural sentido de pertenencia y de los mayores, impactan en la juventud. Este tipo de vida en aislamiento conduce a mucha gente joven a la promiscuidad sexual, la adicción a las drogas y la violencia de todas clases.
Los pastores en África están seriamente llamados a usar diferentes vías para proclamar la Palabra de Dios, de modo que se convierta para muchos en sal y luz, de manera que los lleve a la práctica de la reconciliación, justicia y paz. Hay una necesidad a todos los niveles de una formación seria en las Enseñanzas Sociales de la Iglesia, y una profunda implementación de la inculturación en la catequesis.







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