Intervención de Mons. Almachius Vincent RWEYONGEZA, Obispo de Kayanga (TANZANIA)
S. E. R. Mons. Almachius Vincent RWEYONGEZA, Obispo de Kayanga (TANZANIA)
La
evangelización de la familia implica entenderla seriamente como “Iglesia doméstica”,
en la cual el encuentro con Cristo se realiza diariamente. La familia es el vehículo
por medio del cual la fe católica se nutre gracias a la lectura y a la meditación
de la Palabra de Dios, a la oración comunitaria, a la recepción y a la celebración
de la vida. La unidad de la familia sellada y tutelada por el compartir valores y
ejercicios espirituales comunes. He aquí algunas razones clave para ver nuevamente
la catequesis y la práctica de los matrimonios mixtos al interior de nuestra Iglesia
en África. En primer lugar, los matrimonios mixtos han fomentado el surgimiento
de incomprensiones entre los sacerdotes católicos y los pastores de varias comunidades
cristianas. Además, la persistencia del problema irresuelto del escaso conocimiento
de las obligaciones de los sacerdotes católicos y de las disputas sobre dónde se deben
celebrar los sacramentos, crean las primeras bases de las divisiones sobre cómo practicar
la propia fe. En segundo lugar, en la mayor parte de estos matrimonios, los padres
se han dividido porque ambos querían bautizar y criar los hijos en sus respectivas
creencias. En tercer lugar, hay una creciente tendencia por parte de los padres,
en muchos matrimonios mixtos, ignorando las tradiciones comunes para transmitir los
valores cristianos. La desunión que generan estas diferencias en la vida de oración,
terminan por repercutirse en el amor, la justicia, la reconciliación y la paz en el
seno de la familia. Mientras buscamos los medios para construir la reconciliación,
la justicia y la paz en África, definiendo a buen derecho la familia coma agente completo
y primario de la justicia, de la reconciliación, de la solidaridad y de la paz, es
importante no subestimar el problema de los matrimonios mixtos. Si no nos comprometemos
a volver a examinar la celebración de matrimonios mixtos, se corre el riesgo de seguir
viviendo la tragedia de la división entre los cristianos en el seno de la familia. Los
diferentes puntos de vista en relación a los valores de la fe, que incluye el significado
del matrimonio, pueden representar una fuente de tensiones y generar confusión en
la educación de los hijos. Esto está a la base de la creciente indiferencia religiosa
(CIC, 1634). El matrimonio mixto puede fácilmente volverse una casa construida sobre
la arena, en la cuale es difícil producir frutos de amor, de reconciliación, de justicia
y de paz. Ha llegado el momento que la posición de la Iglesia en relación a los matrimonios
mixtos sea vista nuevamente y se vuelva a examinar la catequesis sobre los matrimonios
mixtos. Si estos dos pasos para tutelar la familia no se dan, los esfuerzos para promover
la reconciliación, la justicia y la paz, continuarán siendo inadecuados.