Intervención del Rev. Barnaba EL SORYANY, Obispo de la Iglesia Copta Ortodoxa en Italia,
Delegado fraterno
Rev. Barnaba EL SORYANY, Obispo de la Iglesia Copta Ortodoxa en Italia
África
trajo apreciados recuerdos desde el momento en que han llegadon nuestro padre Abraham
y sucesivamente Jacob y sus hijos para vivir en Egipto, la tierra donde nació y creció
Moisés y de la cual él, por mano de Dios, liberó al pueblo de Israel. La querida tierra
que acogió la Sagrada Familia en fuga de la persecución. El Egipto de San Marcos y
de su evangelización de las gentes. El país donde nació el monaquismo por obra de
San Antonio Abate. San Atanasio y San Cirilo el grande y tantos santos y mártires
que sacrificaron sus vidas en defensa de nuestra fe cristiana.
Todos nosotros
sabemos que este continente sufrió mucho por el colonialismo que explotó los recursos
naturales y no se ocupó de las poblaciones, que fueron dejadas en la pobreza, la enfermedad,
el hambre y la degradación total. Por no hablar además de las guerras que ensangrentaron
y todavía continúan devastando nuestra amada África; la explotación de los niños soldado,
las persecuciones y las violencias cotidianas hacia los cristianos en el ámbito social,
la destrucción de los valores familiares.
He aquí la tarea de la Iglesia en
la evangelización a través de la cultura la caridad, la promoción de la paz y del
amor que se concreta en el curar a los enfermos, ayudar a los pobres, defender a los
oprimidos, volver a infundir ánimo, en fin, al ser humano. El cuidado del culto, la
catequesis impartida a los niños y a sus familias son de fundamental importancia para
que puedan sentirse acogidas en una única familia en Cristo.
¡Vamos hermanos!
Completemos el camino de los apóstoles, quienes fueron al mundo a evangelizar sin
poseer nada sino llenos de fe en la obra del Espíritu Santo. Vamos a llevar el mensaje
vivo de Jesús para todos estos países que viven en la necesidad y en la pobreza pero
que, espiritualmente, son ricos porque poseen la gracia de Jesús.
Unámonos
todos en oración para el cumplimiento de la obra de Dios en el servicio a estos países,
fuertes en la paciencia y en la esperanza en que mañana será mejor que hoy, y que
el mundo sienta la voz de aquellos que sufren a fin de que la Providencia Divina les
tienda la mano.
¡Vamos! Dejemos de lado las muchas dificultades y miremos hacia
lo más importante que es la construcción del reino de Dios en este continente. Llevar
la palabra de Dios a cada uno, éste es nuestro fin.
Deseo para este Sínodo
que llegue a un buen resultado y pueda así tener una gran resonancia en el mundo,
de manera que los trabajos que ha producido se puedan realizar.