Intervención del Card. Christian Wiyghan TUMI, Arcebispo de Douala (CAMARÕES)
S. Em. R. Card. Christian Wiyghan TUMI, Arcebispo de Douala (CAMARÕES)
El
pecado, alejando al hombre de Dios, lo convierte en enemigo de Dios. Dios toma la
iniciativa de salvar al hombre. Éste vuelve a Dios con la oración a través del arrepentimiento.
Sus sacrificios tienden a “aplacar a Dios”, que estaba hasta ese momento irritado
por la desobediencia del hombre.
Es a través de Jesucristo que el hombre se
reconcilia plenamente con Dios. Lavando la desobediencia de Adán (Rm 5, 19), Jesús
trae la paz a través de la sangre de su Cruz. El Cristo cumple la reconciliación del
hombre con Dios.
Reconciliados con Dios en Jesucristo, los hombres se vuelven
entre ellos hermanos y hermanas. Acoger la Palabra de Cristo, lleva a los hombres
a reconciliarse con Dios. Los fieles de Cristo se transforman en misioneros del perdón.
Por
lo tanto, para reconciliarse con el prójimo, la reconciliación con Dios es un requisito
imprescindible. La reconciliación en nuestras familias, entre los pueblos de la tierra,
no es posible sin Dios. Solamente los hombres reconciliados con Dios pueden construir
un mundo de paz y de justicia.