Intervención de Mons. Orlando B. QUEVEDO, Arzobispo de Cotabato (FILIPINAS)
S. E. R. Mons. Orlando B. QUEVEDO, O.M.I., Arzobispo de Cotabato, Secretario General
de la "Federation of Asian Bishops' Conferences" (F.A.B.C.) (FILIPINAS)
Como
en Asia, también en África las cuestiones de la reconciliación, la justicia y la paz
tienen una dimensión global. Existe el tráfico de armas, el tráfico de mujeres y niños,
la destrucción del ambiente, la corrupción, el apoyo a los regímenes dictatoriales,
el control de la población, la emigración, la pobreza y el subdesarrollo, la globalización
económica, el calentamiento global y los cambios climáticos. Esto sucede sobre todo
porque las decisiones que se imponen a las poblaciones del sur están tomadas por los
poderes del norte.
Los problemas con características globales exigen una respuesta
de dimensiones globales. Nosotros tenemos esta respuesta que tiene una dimensión de
fe muy peculiar.
Tenemos una visión de la persona humana, de toda la humanidad
y de la creación en su conjunto, a la luz de la fe. El hombre tiene un origen divino
y un destino eterno. Toda la humanidad se encuentra en peregrinación hacia el Reino
de Dios. La creación gime en espera de la parusía. Creemos que Jesús, nuestro Señor
y Salvador, es el Reconciliador último, nuestra justicia y nuestra paz. Creemos en
la Iglesia como familia de Dios, como comunión, que tiene la vocación de proclamar
a Jesús Señor y Salvador y de anunciar que el Reino de Dios ha entrado en nuestra
historia en la persona de Jesús. Además somos perfectamente conscientes de que la
Iglesia está organizada en conferencias episcopales en todos los continentes del mundo.
Necesitamos esta visión y esta organización global para afrontar las tareas urgentes
que tenemos delante.
Por este motivo propongo respetuosamente que alguna agencia
vaticana convoque una asamblea de obispos del norte y del sur en 2010. Asistidos por
expertos y por agencias de apoyo a las Iglesias, podrían planificar y poner en marcha
un proyecto de solidaridad y comunión entre los obispos sur-norte y norte-sur, con
el fin de ofrecer unas respuestas a las urgentes cuestiones de la reconciliación,
de la justicia y de la paz, desde el punto de vista de la fe y de la moralidad religiosas.
La fuerza motriz, así como el fruto de esta communio-in-actione, sería la caritas
in veritate.
Nuestra batalla es contra todas las formas de pecado. Nuestros
esfuerzos tendrán frutos duraderos sólo si la oración es parte integrante de nuestro
esfuerzo. Que María, Consuelo de los Afligidos y Reina de la Paz, interceda por nosotros.