Intervención de Dom Robert Christopher NDLOVU, Arcebispo de Harare (ZIMBÁBUE)
S. E. R. Dom Robert Christopher NDLOVU, Arcebispo de Harare, Presidente da Conferência
Episcopal (ZIMBÁBUE)
Los que trabajan en el seno de la Iglesia, a pesar
de las propias posiciones, tienen el deber y la responsabilidad de ser agentes de
evangelización y de testimonio cristiano. Lo mismo vale para las instituciones eclesiales.
Los obispos deben ser agentes proféticos de la Palabra en nuestro atormentado continente
africano. Deben hablar en nombre de los oprimidos, que gritan al Señor que los libere.
En el cumplimiento de los propios deberes deben dar también buen ejemplo de fraternidad
en la Iglesia - familia de Dios y de unidad en la familia cristiana. Deben actuar
además en estrecho contacto con sus sacerdotes, que son sus principales colaboradores
en la obra de evangelización. Un motivo de preocupación, según mi opinión, consiste
en el apoyo que algunos sacerdotes y religiosos dan abiertamente a los partidos políticos.
Esto trae como consecuencia la división de las comunidades cristianas a las que están
llamadas a servir. Y tampoco es insólito escuchar que algunos sacerdotes no apoyan
las actividades de justicia y paz en sus parroquias. Por lo tanto, es vital que los
candidatos al sacerdocio comprendan bien la doctrina social de la Iglesia durante
los años de su formación. A este respecto, creo que la Iglesia no ha invertido lo
suficiente. El clero también necesita comprender continuamente la urgencia de curar
a todos los niveles del sufrimiento humano: ya se trate de conflictos familiares,
de conflictos étnicos o de traumas posbélicos.
Los fieles laicos se encuentran
en una posición mejor, en cuanto eficaces operadores de reconciliación, de cura, de
justicia y paz en la comunidad. Se necesita una incesante formación permanente para
que sean cada vez más eficaces. Esta formación puede darse a través de los programas
de las pequeñas comunidades cristianas o a través de las actividades de movimientos
y asociaciones.
Los católicos tienen la debilidad, en general, de no comprometerse
activa y positivamente en política. A veces, cuando se comprometen activamente en
política, se convierten en agentes de destrucción, como ha sucedido recientemente
en mi país, Zimbabue.
Nuestra esperanza es que el Sínodo pueda sugerirnos modos
adecuados para mejorar nuestra sociedad, a través de una auténtica reconciliación,
trabajando en favor de una justicia y una paz sostenibles en nuestro amado continente.