2009-10-10 15:13:37

Intervención de Dom Jan OZGA, Bispo de Doumé-Abong' Mbang (CAMARÕES)


S. E. R. Dom Jan OZGA, Bispo de Doumé-Abong' Mbang (CAMARÕES)



Esta segunda Asamblea Sinodal para África, para producir los frutos deseados, debe pasar, y esto me parece de extrema importancia, a través de la familia africana. Dado que, la formación de una nueva cultura de la reconciliación, de la justicia y de la paz es una obra de la familia antes que de la sociedad. Si estos tres valores arraigan y toman fundamento y sentido en la familia, esta cultura puede extenderse a nivel de toda la sociedad africana.

La cultura de la reconciliación se diferencia del acto de reconciliación por el hecho que éste último es puntual y contingente, mientras que la primera es un estado mental, fundado en la promoción del amor, de la caridad, de la conversión, de la misericordia y de otros múltiples valores. Este preponderante papel corresponde, antes que nada, a los padres y luego a las instituciones educativas, sociales y eclesiales, según el principio de la corrección fraterna: “Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él...” (Mt. 18, 15-18).

La justicia es la justa apreciación, el reconocimiento, el respeto por los derechos y los méritos de cada uno. La familia está llamada a educar en la verdadera justicia, la única que induce a respetar la dignidad personal de cada uno, como el Papa Juan Pablo II subrayaba en la Familiaris Consortio. Jesús había dicho ya: “...si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos...” (Mt 5,20).

La cultura de la paz en la familia africana estaba garantizada por el consejo de parental y familiar, mediante el desarrollo frecuente de la “palabra”, núcleo de felicidad en la prosperidad individual y colectiva, en relación con Dios, con los hermanos y hermanas: “bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9).








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