Intervención de Dom Franklyn NUBUASAH, Bispo titular de Pauzera (BOTSUANA)
S. E. R. Dom Franklyn NUBUASAH, S.V.D., Bispo titular de Pauzera, Vigário Apóstolico
de Francistown (BOTSUANA)
Botsbuana es un pequeño país, estable y democrático,
con un buen gobierno y respetuoso de la ley. Somos un país con ingresos medios, que
atrae a gente de otros lugares de África. Somos un refugio de paz, ya que no tenemos
experiencia de conflictos o guerras en nuestro país. Hay un buen número de refugiados
solicitando asilo. Tenemos la paz gracias a un mecanismo tradicional, el kgotla, es
decir, el grupo en que se crean las reglas y donde el diálogo es respetado. Nuestra
creencia es que la mayor guerra es la de las palabras. La Iglesia ha introducido esta
práctica cultural en las parroquias para ayudar a promover la paz y el entendimiento.
Ahora
mismo, hay presión hacia nuestros recursos, mercado de trabajo e instalaciones sanitarias,
causado por el flujo de gente, debido a la situación sociopolítica de la región. Tenemos
que vérnoslas con la xenofobia, debida a la violenta caída de la economía. La Iglesia
ha estado con la gente promoviendo la paz y la fraternidad. No ha habido necesidad
para las minorías de usar la violencia para hacer saber sus inquietudes.
El
SIDA es un desafío para los países del África del Sur. Botsbuana está trabajando duro
a través de la educación para prevenir nuevas infecciones. Se dispone de tratamiento
para los ciudadanos pero, desafortunadamente, no para los refugiados y extranjeros
residentes en nuestro país. El SIDA ha causado estragos en las fundaciones de la sociedad
de Botsbuana. Tiene el potencial de ser usado como arma para las guerras y conflictos:
¿cómo olvidar a uno que deliberadamente te ha infectado con el virus mortal?
La
Iglesia Católica está sólo desde hace 81 años en Botsbuana, con un 4% de la población
perteneciente a la Iglesia. Nuestras instituciones educativas han contribuido a la
educación y formación de líderes en el país que ayudan al mantenimiento de la cultura
de paz.
La Iglesia trabaja también con el Consejo Mundial de Iglesias y otras
ONG’s para aliviar el sufrimiento y promover la fraternidad de hombres y mujeres,
eliminando la necesidad de luchar contra los escasos recursos. Buscamos ser la sal
que conserve la paz siendo fiel a nuestras prácticas culturales, promotoras de paz.
La Iglesia en África puede aprender de la experiencia de Botsbuana para promoverla.