2009-10-10 19:49:21

El Papa reza el Rosario “con África y por África” con los universitarios y subraya la importancia de la formación intelectual “para proponer y animar un desarrollo humano integral”


Sábado, 10 oct (RV).- Esta tarde a las seis, Benedicto XVI ha rezado el Santo Rosario “con África y por África”, con los universitarios en conexión vía satélite con nueve países africanos, “una red de oración –como ha dicho el mismo Pontífice- que ha conectado Roma con África”.



Desde el Aula Pablo VI, el Papa ha subrayado la importancia de la formación intelectual de los jóvenes, así como la colaboración científica y cultural entre los Ateneos “para proponer y animar un desarrollo humano integral en África y en los demás continentes”.

El Santo Padre ha exhortado a los universitarios a crear puentes de colaboración científica y cultural entre los distintos Ateneos, sobre todo en aquellos africanos. Y a los estudiantes africanos, en concreto les ha invitado a vivir el tiempo de estudio como preparación para desarrollar un servicio de animación cultural en vuestros países. “La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso compromiso”.

Dirigiéndose a los jóvenes universitarios romanos y africanos en el momento de la oración mariana, Benedicto XVI les ha pedido que sean “en la Iglesia y en la sociedad agentes de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos de la historia contemporánea. Que sean en la Universidad sinceros y apasionados buscadores de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, donde es posible ejercitar y gozar de aquella racionalidad abierta y amplia, que abre el camino al encuentro con Dios. Que vivan el tiempo de estudio como preparación para desarrollar un servicio de animación cultural en sus países. La nueva evangelización en África cuenta también en su generoso compromiso”.



DISCURSO COMPLETO

Venerados Padres Sinodales,

¡Queridos hermanos y hermanas, queridos estudiantes universitarios!

 

Al finalizar este encuentro de oración mariana, dirijo a todos mi saludo más cordial, con el sentimiento de particular reconocimiento a los padres sinodales presentes. Doy las gracias a las autoridades italianas, por apoyar esta iniciativa, y sobre todo a la Secretaría General del sínodo de los Obispos y a la Oficina para la pastoral universitaria del Vicariato de Roma, que la han promovido y organizada.

 

Queridos amigos universitarios de Roma, también a vosotros naturalmente os doy las “gracias” más sinceras, por haber respondido de manera numerosa a mi invitación. Como sabéis, se está desarrollando en estos días en el Vaticano la segunda Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África. El hecho de reunirse juntos, el Sucesor de Pedro y numerosos pastores de la Iglesia en África con otros cualificados expertos, constituye un motivo de alegría y de esperanza, expresa la comunión y la alimenta. Desde antiguo los Padres de la Iglesia parangonaban la comunidad cristiana a una orquesta o a un coro bien ordenado y armónico, como los que han animado nuestra oración, a los que también les doy las gracias.

 

Como en circunstancias precedentes, también esta tarde se han aprovechado las técnicas modernas de las telecomunicaciones para “lanzar una red” – ¡una red de oración! – uniendo Roma a África. Y así, gracias a la colaboración del Telespacio, del Centro Televisivo Vaticano y de Radio Vaticano han podido participar en el Rosario numerosos estudiantes universitarios de diversas ciudades africanas, reunidos con sus pastores. A todos dirijo un afectuoso saludo.

 

Hermanos y hermanas de lengua francesa - en particular a los que se han unido a nosotros desde Burkina Faso, la República Democrática del Congo y Egipto - deseo dirigiros mi saludo muy cordial. Os invito a permanecer unidos por medio de la oración a los obispos de toda África que están reunidos en Roma en el Sínodo, con el fin de que la Iglesia pueda aportar una contribución eficaz a la reconciliación, ala justicia y a la paz, en este continente tan amado y que sea signo de auténtica esperanza para todos los pueblos africanos, ‘Sal de la tierra... y luz del mundo’ ¡Que la Virgen María, Nuestra Señora de África, os guarde en la paz y os guíe hacia su Hijo Jesús, el Salvador! ¡Que Dios os bendiga!

 

Queridos amigos, saludo con cariño a los numerosos jóvenes estudiantes, en especial a los de Kenia, Nigeria, Sudáfrica y Sudán, que se han unido a nosotros en nuestra oración a María, la Madre de Jesús. Hemos encomendado a su maternal amparo el buen logro de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Que su intercesión sostenga a los cristianos por doquier, en especial a los pueblos de África, y que su ejemplo nos enseñe a encaminarnos hacia el Señor y a perseverar en la oración en nuestras penas y en nuestras alegrías. Extiendo mis saludos a los jóvenes de África, que están siempre en mi corazón y en mis oraciones ¡Que podáis ser siempre testigos inquebrantables y activos promotores de la justicia, de la reconciliación y de la paz!

 

Saludo a los universitarios reunidos en Maputo con el rosario en vuestras manos y el nombre de María en vuestros labios, rezando con África y por África, con el anhelo de que los fieles cristianos, repletos de Espíritu Santo puedan cumplir la misión recibida de Jesús: ser sal de una tierra justa y luz que guía al mundo hacia la reconciliación y la paz ¡Os agradezco, amigos míos, por vuestra oración y por vuestro testimonios cristiano! ¡Que vele sobre vosotros la Virgen María, a quien confío toda la juventud de Mozambique y de los otros países africanos de lengua oficial portuguesa!

 

En preparación al encuentro de hoy, ha tenido lugar en Roma un congreso, organizado por la Dirección General para la cooperación para el desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Vicariato de Roma, sobre el tema “por una nueva cultura del desarrollo en África: el papel de la cooperación universitaria”. Al expresar mi aprecio y la valentía a proseguir en este proyecto, deseo subrayar cuán importante es la formación de jóvenes intelectuales y la colaboración científica y cultural entre los Ateneos, para proponer y animar un desarrollo integral en África y en los demás Continentes. En este contexto, he confiado idealmente a vosotros, queridos jóvenes, la Encíclica Caritas in veritat, en la que hago un llamamiento a la urgencia de elaborar una nueva síntesis humanista (Cfr n.21) que vuelva a reanudar los lazos de unión entre la antropología y la tecnología. Meditando los misterios del Rosario, una vez más hemos encontrado el verdadero rostro de Dios, que en Jesucristo nos revela su presencia en la vida de cada pueblo. El Dios de Jesucristo camina con el hombre: y gracias a Él es posible construir la civilización del amor (Cfr ivi,39).

 

Queridos universitarios de Roma y de África, os pido que seáis en la Iglesia y en la sociedad agentes de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos de la historia contemporánea. Sed en la Universidad sinceros y apasionados buscadores de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, donde es posible ejercitar y gozar de aquella racionalidad abierta y amplia, que abre el camino al encuentro con Dios. Sabed crear puentes de colaboración científica y cultural entre los distintos Ateneos, sobre todo en aquellos africanos. A vosotros, queridos estudiantes africanos, os dirijo una particular invitación a vivir el tiempo de estudio como preparación para desarrollar un servicio de animación cultural en vuestros países. La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso compromiso.

 

Queridos hermanos y hermanas, con el rezo del Rosario hemos confiado el segundo Sínodo para África a la maternal intercesión de la Virgen Santa. Pongamos en sus manos las esperanzas, las expectativas, los proyectos de los pueblos africanos, así como sus dificultades y sufrimientos. A cuantos están conectados con nosotros desde varias partes de África, y a todos los aquí presentes, imparto de corazón la Bendición Apostólica. 








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