El Papa reza el Rosario “con África y por África” con los universitarios y subraya
la importancia de la formación intelectual “para proponer y animar un desarrollo humano
integral”
Sábado, 10 oct (RV).- Esta tarde a las seis, Benedicto XVI ha rezado el Santo Rosario
“con África y por África”, con los universitarios en conexión vía satélite con nueve
países africanos, “una red de oración –como ha dicho el mismo Pontífice- que ha conectado
Roma con África”.
Desde el Aula Pablo VI, el Papa ha subrayado la importancia
de la formación intelectual de los jóvenes, así como la colaboración científica y
cultural entre los Ateneos “para proponer y animar un desarrollo humano integral en
África y en los demás continentes”.
El Santo Padre ha exhortado a los universitarios
a crear puentes de colaboración científica y cultural entre los distintos Ateneos,
sobre todo en aquellos africanos. Y a los estudiantes africanos, en concreto les ha
invitado a vivir el tiempo de estudio como preparación para desarrollar un servicio
de animación cultural en vuestros países. “La nueva evangelización en África cuenta
también con vuestro generoso compromiso”.
Dirigiéndose a los jóvenes universitarios
romanos y africanos en el momento de la oración mariana, Benedicto XVI les ha pedido
que sean “en la Iglesia y en la sociedad agentes de la caridad intelectual, necesaria
para afrontar los grandes desafíos de la historia contemporánea. Que sean en la Universidad
sinceros y apasionados buscadores de la verdad, construyendo comunidades académicas
de alto nivel intelectual, donde es posible ejercitar y gozar de aquella racionalidad
abierta y amplia, que abre el camino al encuentro con Dios. Que vivan el tiempo de
estudio como preparación para desarrollar un servicio de animación cultural en sus
países. La nueva evangelización en África cuenta también en su generoso compromiso”.
DISCURSO
COMPLETO
Venerados Padres Sinodales,
¡Queridos hermanos
y hermanas, queridos estudiantes universitarios!
Al
finalizar este encuentro de oración mariana, dirijo a todos mi saludo más cordial,
con el sentimiento de particular reconocimiento a los padres sinodales presentes.
Doy las gracias a las autoridades italianas, por apoyar esta iniciativa, y sobre todo
a la Secretaría General del sínodo de los Obispos y a la Oficina para la pastoral
universitaria del Vicariato de Roma, que la han promovido y organizada.
Queridos
amigos universitarios de Roma, también a vosotros naturalmente os doy las “gracias”
más sinceras, por haber respondido de manera numerosa a mi invitación. Como sabéis,
se está desarrollando en estos días en el Vaticano la segunda Asamblea especial del
Sínodo de los Obispos para África. El hecho de reunirse juntos, el Sucesor de Pedro
y numerosos pastores de la Iglesia en África con otros cualificados expertos, constituye
un motivo de alegría y de esperanza, expresa la comunión y la alimenta. Desde antiguo
los Padres de la Iglesia parangonaban la comunidad cristiana a una orquesta o a un
coro bien ordenado y armónico, como los que han animado nuestra oración, a los que
también les doy las gracias.
Como en circunstancias
precedentes, también esta tarde se han aprovechado las técnicas modernas de las telecomunicaciones
para “lanzar una red” – ¡una red de oración! – uniendo Roma a África. Y así, gracias
a la colaboración del Telespacio, del Centro Televisivo Vaticano y de Radio Vaticano
han podido participar en el Rosario numerosos estudiantes universitarios de diversas
ciudades africanas, reunidos con sus pastores. A todos dirijo un afectuoso saludo.
Hermanos
y hermanas de lengua francesa - en particular a los que se han unido a nosotros desde
Burkina Faso, la República Democrática del Congo y Egipto - deseo dirigiros mi saludo
muy cordial. Os invito a permanecer unidos por medio de la oración a los obispos de
toda África que están reunidos en Roma en el Sínodo, con el fin de que la Iglesia
pueda aportar una contribución eficaz a la reconciliación, ala justicia y a la paz,
en este continente tan amado y que sea signo de auténtica esperanza para todos los
pueblos africanos, ‘Sal de la tierra... y luz del mundo’ ¡Que la Virgen María, Nuestra
Señora de África, os guarde en la paz y os guíe hacia su Hijo Jesús, el Salvador!
¡Que Dios os bendiga!
Queridos amigos, saludo con cariño
a los numerosos jóvenes estudiantes, en especial a los de Kenia, Nigeria, Sudáfrica
y Sudán, que se han unido a nosotros en nuestra oración a María, la Madre de Jesús.
Hemos encomendado a su maternal amparo el buen logro de la Segunda Asamblea Especial
para África del Sínodo de los Obispos. Que su intercesión sostenga a los cristianos
por doquier, en especial a los pueblos de África, y que su ejemplo nos enseñe a encaminarnos
hacia el Señor y a perseverar en la oración en nuestras penas y en nuestras alegrías.
Extiendo mis saludos a los jóvenes de África, que están siempre en mi corazón y en
mis oraciones ¡Que podáis ser siempre testigos inquebrantables y activos promotores
de la justicia, de la reconciliación y de la paz!
Saludo
a los universitarios reunidos en Maputo con el rosario en vuestras manos y el nombre
de María en vuestros labios, rezando con África y por África, con el anhelo de que
los fieles cristianos, repletos de Espíritu Santo puedan cumplir la misión recibida
de Jesús: ser sal de una tierra justa y luz que guía al mundo hacia la reconciliación
y la paz ¡Os agradezco, amigos míos, por vuestra oración y por vuestro testimonios
cristiano! ¡Que vele sobre vosotros la Virgen María, a quien confío toda la juventud
de Mozambique y de los otros países africanos de lengua oficial portuguesa!
En
preparación al encuentro de hoy, ha tenido lugar en Roma un congreso, organizado por
la Dirección General para la cooperación para el desarrollo del Ministerio de Asuntos
Exteriores y del Vicariato de Roma, sobre el tema “por una nueva cultura del desarrollo
en África: el papel de la cooperación universitaria”. Al expresar mi aprecio y la
valentía a proseguir en este proyecto, deseo subrayar cuán importante es la formación
de jóvenes intelectuales y la colaboración científica y cultural entre los Ateneos,
para proponer y animar un desarrollo integral en África y en los demás Continentes.
En este contexto, he confiado idealmente a vosotros, queridos jóvenes, la Encíclica
Caritas in veritat, en la que hago un llamamiento a la urgencia de elaborar una nueva
síntesis humanista (Cfr n.21) que vuelva a reanudar los lazos de unión entre la antropología
y la tecnología. Meditando los misterios del Rosario, una vez más hemos encontrado
el verdadero rostro de Dios, que en Jesucristo nos revela su presencia en la vida
de cada pueblo. El Dios de Jesucristo camina con el hombre: y gracias a Él es posible
construir la civilización del amor (Cfr ivi,39).
Queridos
universitarios de Roma y de África, os pido que seáis en la Iglesia y en la sociedad
agentes de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos de
la historia contemporánea. Sed en la Universidad sinceros y apasionados buscadores
de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, donde
es posible ejercitar y gozar de aquella racionalidad abierta y amplia, que abre el
camino al encuentro con Dios. Sabed crear puentes de colaboración científica y cultural
entre los distintos Ateneos, sobre todo en aquellos africanos. A vosotros, queridos
estudiantes africanos, os dirijo una particular invitación a vivir el tiempo de estudio
como preparación para desarrollar un servicio de animación cultural en vuestros países.
La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso compromiso.
Queridos
hermanos y hermanas, con el rezo del Rosario hemos confiado el segundo Sínodo para
África a la maternal intercesión de la Virgen Santa. Pongamos en sus manos las esperanzas,
las expectativas, los proyectos de los pueblos africanos, así como sus dificultades
y sufrimientos. A cuantos están conectados con nosotros desde varias partes de África,
y a todos los aquí presentes, imparto de corazón la Bendición Apostólica.