Intervención de Mons. François EID, Obispo de El Cairo de los Maronitas (EGIPTO)
S. E. R. Mons. François EID, O.M.M., Obispo de El Cairo de los Maronitas (EGIPTO)
Hago
esta intervención en nombre propio y haré referencia a los Nºs: 102,126 y 128 que
hablan de las relaciones con las Religiones, haciendo particular énfasis en la necesidad
de pasar del diálogo entre las Culturas a la Cultura del Diálogo, mediante la formación
de futuros sacerdotes en África.
Un pensador asiático, Wesley Ari raja, decía:
“tenemos necesidad, no sólo de conocer al otro, sino también del otro para conocernos
mejor”. Dicho esto, podemos constatar que la cuestión del Diálogo se propone como
una problemática cultural y espiritual por excelencia, dado que está relacionada,
mucho más que con la compresión que tenemos de nosotros mismos, con nuestra toma de
posición con respecto al otro.
La historia nos enseña que la fuente del dinamismo
que renueva las Identidades Culturales reside en su apertura universalista más amplia,
que la lleva a abrazar las diversidades y a crear una continua ósmosis enriquecedora;
en cambio el aislamiento cultural lleva a la perdida de identidad.
El barómetro
de la buena salud cultural de un pueblo o de una comunidad, reside en la Centralidad
del Otro en su caminar comunitario. Ello explica la posición central del amor al prójimo
en el Cristianismo, que hace de la Iglesia una Diaconía al servicio del hombre.
En
este sentido, una de las cartas de los Patriarcas Católicos del Oriente afirmaba que
“la presencia de los demás en nuestras vidas representa la voz de Dios y nuestra relación
con ellos es un componente esencial de nuestra identidad espiritual, por ello, debemos
ir más alla de la convivialidad a una comunión fraterna más responsable.
Saco
algunas conclusiones:
1. En mi opinión, la formación de los futuros sacerdotes
africanos que pertenezcan solamente a Nuestro señor Jesús, Maestro y Modelo, constituye
la única alternativa para hacer de dichos sacerdotes, instrumentos de paz y reconciliación.
De ese modo, su misión ya no sería considerada como lugar de competencia de intereses
personales, familiares o tribales, sino más bien y al contrario, lugar de encuentro
entre hermanos amados por el Señor y llamados a construir juntos, en la Caridad, su
reino de Paz y Justicia.
2. Sobre este punto, veo la urgencia de una Formación
Sacerdotal adecuada cuya prioridad sea pasar del Diálogo entre Culturas a la Cultura
del Diálogo. Dicha misión hará de los futuros sacerdotes africanos los mensajeros
del Evangelio de la Paz, por una Nueva África, en donde la Solidaridad Espiritual
y Humana impulse a todos y cada uno a llevar las dificultades, los sufrimientos, las
esperanzas y los desafíos del otro, que es nuestro hermano ante Dios. Así, pasaríamos:
de
la marginación a la acogida
del rechazo a la aceptación
y de la rivalidad
a la fraternidad
La Cultura del Diálogo hace de eco a las palabras de San Agustín:
“ET IN OMNIA CARITAS”