2009-10-02 14:07:04

Benedicto XVI pide la revisión de las actuales estructuras políticas, económicas y financieras y adoptar un modelo de globalización que asegure el desarrollo integral de los pueblos


Viernes, 2 oct (RV).- El Pontífice recibió esta mañana en el palacio apostólico de Castelgandolfo, a la señora Mercedes Arrastia Tuason, nueva embajadora de Filipinas ante la Santa sede; a la baronesa, Henriette Johanna Cornelia Maria van Lynden-Leijten, nueva embajadora de los Países Bajos y al nuevo embajador de los Estados Unidos ante la Santa Sede, Miguel Humberto Días. Los tres diplomáticos presentaron sus cartas credenciales al Papa.

A la nueva embajadora de Filipinas el Papa recordó las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y el país, relaciones fortalecidas por la cooperación en la promoción de la paz, la dignidad humana y la libertad. Por tanto pidió de continuar esta labor de manera que la justicia y libertad vayan de la mano y los principios democráticos crezcan en la verdad.

Y tras mencionar las diferentes iniciativas de desarrollo elaboradas en Filipinas como la modernización de sistema de riego, y una reforma en los programas de asistencia social, el Pontífice recordó los conflictos que afligen diferentes regiones del país, y animó a todos a preservar la paz con iniciativas que faciliten el diálogo y un intercambio cultural.

A la nueva embajadora de los Países Bajos, el Papa recordó que este país, como miembro fundador de la Comunidad Económica Europea y sede de diferentes institutos jurídicos internacionales ha estado al frente de cooperaciones internacionales que velan por el bienestar de la familia humana. La defensa y la promoción de la libertad son el elemento clave, y ambas partes, Los Países Bajos y la Santa Sede trabajan en conjunto en esta dirección.

Para ello es necesario entender afirmó el Papa que la libertad necesita estar anclada en la verdad, la verdad de la naturaleza de la persona humana, y necesita ser dirigida hacia el bienestar de los individuos y de la sociedad. En la crisis financiera de los últimos doce meses, el entero mundo pudo observar las consecuencias del individualismo exagerado que tiende a favorecer cada individuo buscando su progreso personal y excluyendo los de los demás.

Por último el Papa se dirigió al neo embajador estadounidense a quien le afirmó que en su pasada visita pudo apreciar una vibrante democracia, al servicio del bienestar y enmarcada en una visión de igualdad e iguales oportunidades basadas en la dignidad y la libertad de todo ser humano. Esta visión, enriquecida por importantes documentos continúa inspirando el crecimiento del país, como una sociedad cohesiva y pluralista, y a su vez enriquecida por los dones que recibe de las nuevas generaciones incluyendo los inmigrantes que continúan llegando y rejuveneciendo esta sociedad americana.

El Papa apreció el gran espíritu de solidaridad en los problemas urgentes que afronta el planeta. La continua crisis económica internacional hace un claro llamado a una revisión de las presentes estructuras políticas, económicas y financieras a la luz de un imperativo ético que asegure el desarrollo integral de los pueblos. En efecto lo que se necesita dijo por último el Papa, es un modelo de globalización inspirado en un humanismo auténtico en donde los pueblos, las personas no sean considerados como vecinos sino como hermanos y hermanas.








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