El Papa subraya el difícil momento que vive Europa central y oriental tras el totalitarismo
ateo y los actuales efectos nocivos del secularismo y consumismo occidental
Miércoles, 30 sep (RV).- Benedicto XVI ha recordado en su audiencia general de hoy
su reciente viaje a la República Checa, con el lema ‘El amor de Cristo es nuestra
fuerza. Agradeciendo al Señor por haber realizado esta peregrinación - que ha sido
al mismo tiempo una misión con el anhelo de llevar un mensaje de esperanza - el Papa
ha reiterado que Europa necesita reencontrarse con Dios, fuente que ha irrigado su
historia.
Elevando su profunda acción de gracias al Señor por su reciente viaje
a la República Checa, Benedicto XVI ha dedicado su audiencia general -como es tradicional
al volver de un viaje - a la peregrinación que concluyó el pasado lunes.
En
la Plaza de San Pedro, ante unos quince mil fieles, en su alocución central en italiano
y luego en otras lenguas - el Santo Padre ha recorrido las etapas más importantes
de su intenso XIII Viaje Apostólico Internacional - el séptimo a un país europeo.
El Papa ha recordado esta visita a la nación checa, explicando que sido una verdadera
‘peregrinación’ y al mismo tiempo una ‘misión’:
«Ha sido una verdadera peregrinación
al corazón de Europa: peregrinación, porque Bohemia y Moravia son desde hace más de
un milenio tierra de fe y de santidad. Misión porque Europa tiene necesidad de volver
a encontrar en Dios y en su amor el cimiento firme de la esperanza».
El Papa
ha hecho hincapié en que el lema de su viaje era: «El amor de Cristo es nuestra fuerza».
Afirmación que evoca la fe de tantos heroicos testigos del pasado remoto y reciente,
ha señalado Benedicto XVI, pensando en particular en el siglo pasado, pero ‘sobre
todo en el anhelo de los cristianos de hoy:
«¡Sí, nuestra fuerza es el amor
de Cristo! Una fuerza que inspira y anima las verdaderas revoluciones, pacíficas y
liberadoras, y que nos sostiene en los momentos de crisis, permitiendo que nos volvamos
a levantar cuando la libertad, fatigosamente recuperada, corre el riesgo de extraviarse
a sí misma y su propia verdad».
Tras agradecer la cordial acogida que recibió
en la República Checa, al presidente de esta nación y a todo el pueblo checo, el Santo
Padre ha puesto de relieve que «el amor de Cristo empezó a revelarse en el rostro
de un Niño». Por lo que al llegar a Praga, quiso dedicar su primera visita a la iglesia
de Santa María de la Victoria, donde se venera al Niño Jesús, conocido precisamente
como Niño de Praga:
«Esa imagen evoca el misterio del Dios hecho Hombre, el
‘Dios cercano’ cimiento de nuestra esperanza. Ante el Niño de Praga he rezado por
todos los niños, pos los padres, por el futuro de la familia ¡La verdadera ‘victoria’
que hoy imploramos a María, es la victoria del amor y de la vida en la familia y en
la sociedad! ».
«Viaje que me ha permitido visitar a un pueblo y una Iglesia
con profundas raíces históricas y religiosas e invitar a ambos a impulsar la valentía
de construir el presente y el porvenir de Europa y de toda la humanidad», ha enfatizado
Benedicto XVI, refiriéndose luego al momento difícil que en la actualidad viven las
comunidades de Europa central y oriental, Benedicto XVI ha señalado que «a las consecuencias
del largo invierno del totalitarismo ateo se están sumando los efectos nocivos de
cierto secularismo y consumismo occidental», por lo que ha «alentado a todos a tomar
las energías siempre nuevas del Señor resucitado, para poder ser levadura evangélica
en la sociedad y a comprometerse, como ya se hace, en actividades caritativas, sin
olvidar las educativas y escolares».
«El ámbito civil y el religioso no están
yuxtapuestos, sino en armónica cercanía en la distinción, a partir del lazo inseparable
que debe existir siempre entre libertad y verdad», ha recordado también Benedicto
XVI, invitando nuevamente a «no tener miedo a la verdad, porque es amiga del hombre
y de su libertad. Más aún, sólo en la búsqueda sincera de lo verdadero, de lo bueno
y de lo bello se puede ofrecer realmente un futuro a los jóvenes de hoy y a las generaciones
futuras.
Una vez más, el Papa ha subrayado que «todos los creyentes y, en especial,
aquellos que ejercen responsabilidades en el campo político y educativo deben saber
iluminar con la luz de aquella verdad que es reflejo de la eterna sabiduría del Creador
y, además, están llamados a dar testimonio en primera persona con su propia vida».
Sólo
un serio compromiso de rectitud intelectual y moral es digno del sacrificio de cuantos
han pagado caro el precio de la libertad, ha recordado Benedicto XVI, destacando luego
que «el símbolo de esta síntesis entre verdad y belleza es la espléndida catedral
de Praga dedicada a los santos Vito, Venceslao y Adalberto.
Este ha sido el
resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre para los peregrinos de habla
hispana que han participado en esta audiencia:
Queridos
hermanos y hermanas: Deseo elevar mi profunda acción de gracias al Señor
por mi reciente viaje a la República Checa. Ha sido una verdadera peregrinación a
una tierra de profundas raíces cristianas, que ha dado importantes frutos de santidad.
He querido llevar a ese País un mensaje de esperanza. Europa necesita reencontrarse
con Dios, fuente que ha irrigado su historia. El lema del viaje era: “El amor de Cristo
es nuestra fuerza”. Esta afirmación ha marcado la vida de muchos cristianos en el
pasado, y debe seguir siendo una certeza para los fieles de hoy. Durante estos días,
he visitado la Iglesia del “Niño Jesús de Praga”; el Castillo y la Catedral de esa
Ciudad. He tenido también dos grandes celebraciones eucarísticas, en Brno y en Stará
Boleslav, lugar del martirio de San Wenceslao, Patrón de esa Nación. Me he encontrado
con las diversas comunidades cristianas presentes en el País y he saludado a la comunidad
académica. Nuevamente, quiero confiar los frutos de esta visita pastoral a la intercesión
de María Santísima y a los grandes santos y santas de Bohemia y Moravia.
Y,
después de resumir su reciente viaje, el Papa ha saludado, a los peregrinos españoles
y latinoamericanos. En particular a un grupo de Manos Unidas, organización católica
caritativa española no gubernamental, y a su presidenta, que, recordamos, participará
como auditora en el Sínodo para África, que Benedicto XVI inaugurará el próximo domingo.
Éste ha sido el saludo del Santo Padre:
Saludo a
los fieles de lengua española, procedentes de España y Latinoamérica. En particular,
me dirijo al grupo de “Manos Unidas”, que celebra el cincuenta aniversario de su fundación,
acompañado de su Presidenta, del Obispo Consiliario, Monseñor Juan José Omella Omella,
y de algunos representantes del Pontificio Consejo Cor Unum. Deseo expresaros mi aprecio
por la fructuosa labor que vuestra institución ha realizado en estos años en favor
de los países en vías de desarrollo, y os invito a dar un nuevo impulso a vuestra
vida de fe, esperanza y caridad, para que vuestro trabajo siga siendo signo eficaz
de la presencia del Señor Jesús en medio de los que más sufren. Muchas gracias.
Como
es ya habitual, el Papa ha dedicado su saludo final a los jóvenes, a los enfermos
y a los recién casados. Queridos jóvenes -ha dicho- escuchad a Cristo, palabra de
verdad, y acoged con prontitud su designio en vuestra vida. Vosotros, queridos enfermos,
sentid a Jesús a vuestro lado y testimoniad con vuestra confianza la fuerza vivificadora
de la Cruz. Y vosotros, queridos recién casados, con la gracia del Sacramento del
matrimonio que acabáis de recibir, robusteced cada día vuestro amor y caminad por
la vía de la santidad.