Benedicto XVI recuerda a los nuevos obispos que “estar a disposición de la gente no
debe disminuir ni ofuscar nuestra disponibilidad hacia el Señor”
Lunes, 21 sep (RV).- Al saludar a los participantes en el congreso organizado para
los obispos que han emprendido su ministerio pastoral en el último año el Papa, tras
agradecerles su visita, puso de manifiesto que se trata de jornadas de reflexión,
oración y actualización que son verdaderamente propicias para ayudarlos a familiarizarse
con los deberes que están llamados a cumplir como pastores de comunidades diocesanas.
Tras
dar gracias al cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los
obispos, por las palabras que le había dirigido previamente en nombre de los presentes,
el Papa saludó también al cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para
las Iglesias Orientales, y manifestó su reconocimiento a cuantos colaboran de diversas
maneras en la organización de este encuentro anual.
Benedicto XVI destacó
que este congreso se celebra en el contexto del Año Sacerdotal, convocado por el 150°
aniversario de la muerte de san Juan María Vianney. Y afirmó, tal como ha escrito
en la carta enviada para esta ocasión a todos los sacerdotes, que este año especial
"quiere contribuir a promover el empeño de renovación interior de todos los sacerdotes
para un testimonio evangélico más fuerte e incisivo en el mundo de hoy", a la vez
que agregó: “La imitación de Jesús Buen Pastor es, para cada sacerdote, el camino
obligado de su propia santificación y la condición esencial para ejercer responsablemente
el ministerio pastoral. Si esto vale para los presbíteros, vale aún más para nosotros,
queridos hermanos obispos. Y es importante no olvidar que una de las tareas esenciales
del obispo es precisamente la de ayudar, con el ejemplo y el apoyo fraterno a los
sacerdotes a seguir fielmente su vocación y a trabajar con entusiasmo y amor en la
viña del Señor”.
Teniendo en cuenta que la misión de un presbítero,
y a mayor razón, la de un obispo, hoy comporta una mole de trabajo que tiende a absorberlo
continua y totalmente, el Papa dijo: “Sin embargo, la atención a los problemas
de cada día y las iniciativas tendentes a conducir a los hombres por el camino de
Dios jamás deben separarnos de la unión íntima y personal con Cristo. El estar a disposición
de la gente no debe disminuir y ofuscar nuestra disponibilidad hacia el Señor. El
tiempo que el sacerdote y el obispo consagran Dios en la oración es siempre el mejor
empleado, porque la oración es el alma de la actividad pastoral, la "linfa" que a
ella infunde fuerza, es el apoyó en los momentos de incertidumbre y desaliento, y
la fuente inagotable de fervor misionero y de amor fraterno hacia todos”.
Después
de afirmar que en el centro de la vida sacerdotal está la Eucaristía, el Papa destacó
que el Santo Cura de Ars nos enseña cuán valiosa es la identificación del sacerdote
con el Sacrificio eucarístico y la educación de los fieles a la presencia eucarística
y a la comunión. Porque como lo recordó en su carta a los sacerdotes, con la Palabra
y los Sacramentos san Juan María Vianney edificó a su pueblo. Y se despidió de los
nuevos obispos agradeciéndoles el servicio que brindan a la Iglesia con entrega y
amor; asegurándoles con afecto su apoyo constante junto a la oración para que vayan
y den fruto e impartiéndoles su bendición apostólica también sobre sus comunidades
diocesanas, invocando la intercesión de María, Regina Apostolorum.