Incendios, una emergencia que pone en peligro el patrimonio ambiental
Jueves, 30 jul (RV).- El inicio del verano está siempre marcado por los numerosos
incendios que asolan gran parte de Europa. La semana pasada en concreto España vivió
una intensa lucha contra el fuego, con incendios forestales que costaron la vida a
seis bomberos y calcinaron miles de hectáreas. La situación se repitió en la isla
italiana de Cerdeña, donde dos pastores y miles de animales murieron calcinados a
consecuencia de la virulencia de un incendio que ha provocado ingentes daños materiales.
La mayor preocupación, es que muchos de estos incendios son dolosos, como lo señalaba
ya hace más de veinte años el Papa Juan Pablo II: “Se trata de una preocupante emergencia
que, alimentada por una sequía persistente y por responsabilidades humanas, pone en
peligro el patrimonio ambiental, bien precioso para toda la humanidad”. El mensaje
del Pontífice sigue estando de actualidad, porque a pesar del tiempo pasado, los incendios
se siguen repitiendo año tras año.
Ésta es una realidad que preocupa especialmente
a Naciones Unidas. Según el organismo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación,
la FAO, cada año los incendios afectan a una superficie de unos 350 millones de hectáreas,
con daños a la propiedad, medios de subsistencia y con frecuencia, pérdida de vidas
humanas. Los incendios forestales no controlados contribuyen además al calentamiento
global, la contaminación del aire, la desertificación y la pérdida de biodiversidad.
En este sentido, la prevención es una de las medidas más eficaces, y una vigilancia
eficaz puede ayudar en las alertas tempranas, la toma de decisiones para intervenir
y para medir el impacto del fuego.
Pero los incendios no sólo afectan a los
países desarrollados. Los países en desarrollo son a menudo los más vulnerables al
impacto destructor del fuego, con su secuela de pérdida de vidas humanas y de propiedades,
y la destrucción de recursos naturales. En Etiopía y Sudan meridional, los incendios
destruyen millones de hectáreas cada año. Entre 2000 y 2008, se produjeron más de
200.000 incendios en Sudán. En ese mismo período, la cifra de incendios fue más del
doble en Etiopía. A principios de 2009 los incendios forestales provocaron daños valorados
en millones de dólares en California y en el estado australiano de Victoria. Los incendios
en esta última zona en febrero pasado mataron 173 personas, dejaron a 7.500 sin hogar
y destruyeron unas 2.000 casas, calcinando una superficie de 450.000 hectáreas. El
coste total de los incendios para las aseguradoras podría alcanzar 1.500 millones
de dólares. En los últimos días 10.000 personas han sido evacuadas a causa de incendios
incontrolados en el oeste de Canadá. Mientras, un numeroso contingente de bomberos
ha sido desplegado en Grecia, España, el sur de Francia y la isla italiana de Cerdeña,
en donde el fuego ha arrasado propiedades y provocado diversas víctimas entre los
bomberos.
El aumento de la densidad de población implica un riesgo más alto
de incendios, debido a la mayor demanda de tierras y otros recursos naturales. La
mayor parte de los incendios son provocados por el hombre, ya sea por negligencia,
intereses económicos, uso imprudente del fuego en la agricultura y los pastizales,
desbrozamiento ilegal de tierras o incendios intencionados. Debido al aumento en frecuencia
y severidad de los incendios forestales y de áreas de matorrales en zonas como el
Mediterráneo, África subsahariana, Australia, Canadá y EE.UU., la lucha contra los
incendios es de vital importancia para la salud humana, la protección del medio ambiente
y la gestión de recursos naturales.
La participación de las comunidades locales
es crucial para reducir los incendios forestales y su impacto. Por esta razón, la
mayor parte de los proyectos de campo de la FAO de manejo de incendios incluyen actividades
con las comunidades locales para ayudar en prevención, vigilancia y lucha contra los
incendios. Estos proyectos incluyen, entre otros, las campañas de concienciación,
la creación de capacidad y el equipamiento de las brigadas locales de bomberos.
Debido
a la complejidad de la gestión de la lucha contra incendios, las políticas deben tener
un enfoque integrado debidamente equilibrado y con la debida atención y recursos destinados
a todas las actividades relacionadas. Aquí se incluyen la prevención, la alerta temprana,
la vigilancia y la evaluación, preparación ante el fuego y extinción de incendios,
pero al mismo tiempo restauración tras el fuego. Los incendios ocurren dentro y fuera
de los bosques, y afectan a las superficies forestales y otras clases de terrenos.
De esta forma, una gestión integrada del fuego reúne todos los tipos de vegetación
afectadas por los incendios: bosques, zonas forestales, zonas de maleza y los pastizales,
praderas y zonas de pastos en sus diversas categorías.