Encíclica Caritas in veritate: La Caridad en la verdad, principal fuerza propulsora
para el verdadero desarrollo de cada persona y de la humanidad
Martes, 7 jul (RV).- Esta mañana a las once y media, se presentó en la sala de prensa
de la Santa sede, la Encíclica del Santo Padre Benedicto XVI con el título, “Caritas
in Veritate”. Intervinieron en la presentación el cardenal Renato Martino, presidente
del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el cardenal Paul Josef Cordes, presidente
del Pontificio Consejo Cor Unum, mons. Giampaolo Crepaldi, secretario del Pontificio
Consejo Justicia y Paz, Stefano Zamagni, profesor ordinario de economía Política de
la universidad de Bolonia, consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
En
las declaraciones del presidente del dicasterio por la Justicia y la Paz, afirmó
que al inicio la Caritas in Veritate elPapa la había pensado como una conmemoración
por los 40 años de la Populorum progressio de Pablo VI, sólo que su redacción necesitó
mucho más tiempo, y la fecha del 2007 año que se celebró este aniversario fue superado.
Pero esto no elimina el lazo importante con la encíclica paolina evidente ya desde
el hecho que la Caritas in veritate se le llama una encíclica “sobre el desarrollo
humano integral en la caridad y en la verdad”.
“Unión evidente en
el primer capítulo de la encíclica, que se dedica a retomar la Populorum Progressio,
y a releer la enseñanza dentro del magisterio total de Pablo VI. El tema de la Caritas
in Veritate no es el desarrollo de los pueblos, sino el desarrollo humano integral,
sin que éste conlleve a un descuido del primero. Se puede decir por tanto, que la
perspectiva de la Populorum Progressio se alarga, en continuidad con sus dinámicas
profundas”.
Además el purpurado dijo que no creer que se deba olvidar
que la Caritas in veritate demuestra con claridad no sólo que el pontificado de Pablo
VI no fue representado por ningún “arredramiento “ sobre la doctrina social de la
Iglesia, como se dijo muy a menudo, sino que más bien este Papa contribuyó en modo
significativo en impostar la visión de la Doctrina Social de la Iglesia sobre el camino
de la Gaudium et spes y de la tradición precedente y constituyó las bases, sobre
las cuales se pudo introducir luego Juan Pablo II.
“No debe dejarse
escapar la importancia de estas evaluaciones de la Caritas in Veritate, que eliminan
tantas interpretaciones que han pesado y pesan aún hoy día, sobre el uso de la Doctrina
Social de la Iglesia, y sobre la idea de su naturaleza y utilidad. La Caritas in Veritate
pone a la luz como Pablo VI había unido estrechamente la doctrina social de la Iglesia
con la Evangelización, Evangelii Nuntiandi, y había previsto la importancia central
que habrían asumido en las problemáticas sociales los temas unidos a la procreación,
(Humanae Vitae).
Más adelante, el purpurado afirmó que dentro de este
humanismo integral, la Caritas in veritate habla también de la actual crisis económica
y financiera. La prensa demostró su interés sobretodo en este aspecto y los periódicos
se preguntaron que habría dicho la encíclica al respecto.
“Quisiera
decir que el tema central de la encíclica no es este. Pero la Caritas Veritate no
lo dejó de lado. Afrontó la problemática, no en un sentido técnico, sino evaluándola
a la luz de posprincipios de reflexión y de los criterios de juicio de la Doctrina
Social de la Iglesia y dentro de una visión más general de la economía, de sus fines
y de la responsabilidad de sus actores. La crisis en acto pone en evidencia, según
la Caritas Veritate que la necesidad de volver a pensar también al modelo económico
llamado “occidental” solicitada por la Centesimus annus hace 20 años no fue actuado
en profundidad. Y esto lo afirma luego de haber aclarado, como ya había previsto Pablo
VI, y como hoy día podemos apreciar, que el problema del desarrollo se convirtió en
policéntrico y el cuadro de las responsabilidades, de los meritos y las culpas se
ha articulado.
Por último, el cardenal Martino en su intervención
esta mañana, dijo que en el título de la Caritas in veritate aparecen los dos términos
fundamentales del magisterio de Benedicto XVI, la caridad y la verdad. Estos dos términos
han marcado todo su magisterio en estos años de pontificado, porque representan la
misma esencia de la revelación cristiana. Éstos en su conexión, son el motivo fundamental
de la dimensión histórica y pública del cristianismo, son el origen de la doctrina
social de la Iglesia. De hecho dijo por último, por éste lazo estrecho con la verdad,
la caridad se puede reconocer como expresión auténtica de humanidad y como elemento
de importancia fundamental en las relaciones humanas, incluso en las de naturaleza
pública. Sólo en la verdad la caridad resplandece y puede ser vivida auténticamente.
Por su parte el presidente del Pontifico Consejo Cor Unum, cardenal
Paul Josef Cordes, afirmó que el corazón de la doctrina social es siempre el hombre.
En una primera fase la atención de esta disciplina se había orientado en las situaciones
problemáticas de la sociedad, el reglamento del trabajo, acceso a un salario equitativo,
representación de los trabajadores. Más tarde estas problemáticas se afrontaron a
nivel internacional: como el desequilibrio entre ricos y pobres, el desarrollo, las
relaciones internacionales.
“Con la acentuación teológica se acerca
con más fuerza, con Juan XXIII la pregunta sobre la recaída de todo esto sobre el
hombre. Juan Pablo II reforzó ulteriormente esta conciencia centrándose en el problema
antropológico de la reflexión social. Este aspecto está presente en este documento:
el primer capital por salvaguardar y por valorizar es el hombre, en su integridad,
“la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica.
El
purpurado afirmó además que para que el progreso exista verdaderamente, el hombre
debe crecer completamente: y en el texto se hace referencia al ambiente, al mercado,
a la globalización, a la cuestión ética, a la vida, a la cultura, o sea a los diversos
ámbitos en los cuales el hombre explica su actividad. La cuestión antropológica
implica que se debe responder a una pregunta central, ¿qué hombre queremos promover?
¿Se puede considerar un desarrollo verdadero aquel que encierra al hombre en un horizonte
intra terrenal, hecho sólo de bienestar material, y que se extiende desde la cuestión
de los valores, de los significados, del infinito al cuál ha sido llamado el hombre?
“En
la lógica de esta encíclica se presenta un pasaje ulterior, tal vez una tercera fase
de la reflexión de la doctrina social. No es una casualidad que se puso la caridad
como punto por desarrollar, por tanto, la caridad divina que responde como acto humano
es una virtud teologal. El hombre entonces no es sólo un objetivo de un proceso, sino
un sujeto de este proceso. El hombre que ha conocido Cristo es el actor del cambio
para que la doctrina social no sea una carta muerta. Escribe Benedicto XVI: “el desarrollo
es imposible sin hombres rectos, sin agentes económicos y hombres políticos que viven
fuertemente en sus conciencias el llamamiento al bienestar común.
Para
concluir con su intervención el cardenal Cordes dijo que es en este momento en que
se está en directa continuidad con la encíclica Deus caritas est, que en su segunda
parte, consideró las características de quien trabaja en los organismos caritativos.
Y así el horizonte se amplia al mundo de la vida pública, al que asistimos muy a
menudo, dijo, la diferencia entre el norte y el sur, fenómenos muy conocidos para
todos, y que impiden el crecimiento de un pueblo, la corrupción y la ilegalidad, la
sed del poder.
El pecado de los orígenes, como recuerda nuestro texto,
impide en muchos lugares la construcción de la sociedad. Incluso en quien la conduce.
No se puede afrontar la cuestión social sin referirse a la cuestión ética. La Encíclica
se refiere al hombre nuevo en el sentido bíblico. No existe una sociedad sin hombres
nuevos. La doctrina social, dijo por último el purpurado, no permanece sólo como
un papel o ideología sólo si los cristianos no están dispuestos a vivirla en la caridad,
con la ayuda del Dios.