El Papa subraya la posibilidad de que la Iglesia y la comunidad política en Vietnam
colaboren en un momento de progresiva apertura del país
Sábado, 27 jun (RV).- Al final de su visita ad limina apostolorum, Benedicto XVI ha
recibido conjuntamente a todos los obispos de Vietnam, dirigiéndoles un discurso en
el que ha hecho hincapié sobre los lazos profundos de fidelidad y de amor de esta
Iglesia, que se apresta a celebrar en 2010 el cincuenta aniversario de la erección
de la jerarquía episcopal. El Papa ha querido recordar al cardenal Paul Joseph Pham
Dinh Tung, arzobispo de Hanoi y guía espiritual de su pueblo durante muchos años y
ha pedido que su memoria “ejemplo de santidad, humildad y simplicidad de vida”, sea
un estímulo para el ministerio pastoral del episcopado vietnamita, en el servicio
a su pueblo, al que el Santo Padre ha mostrado, asimismo su profunda gratitud y estima.
Al
principio del Año Sacerdotal que acaba de inaugurase, que “permitirá dar luz a la
grandeza y belleza del ministerio de los sacerdotes”, el Papa ha querido también agradecer
a los presbíteros religiosos y religiosas vietnamitas por su vida consagrada al Señor
y por sus esfuerzos pastorales en vista de la santificación del Pueblo de Dios. El
Pontífice ha advertido a los obispos que tengan cuidado de ellos con comprensión y
que les ayuden a completar su formación permanente.
“Para ser un guía
auténtico y conforme al corazón del Señor y a la enseñanza de la Iglesia, el sacerdote
debe profundizar sobre su vida interior y tender a la santidad como mostró el humilde
cura de Ars. El florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas, y especialmente
en la vida consagrada femenina, es un don del Señor a vuestra Iglesia. Demos gracias
a Dios”.
Respecto a los fieles laicos, Benedicto XVI ha afirmado que
“es deseable que cada familia católica, enseñando a los niños a vivir de acuerdo con
una conciencia recta y sana, en la lealtad y en la verdad, se convierta en un hogar
de valores y virtudes humanas, en una escuela de fe y de amor a Dios. En cuanto a
los laicos católicos deberían demostrar, por medio de su vida basada en la caridad,
la honestidad y el amor por el bien común, que un católico es también un buen ciudadano”.
También
se ha referido el Papa a los jóvenes, de manea especial a los que viven en zonas rurales
y vienen atraídos por la ciudad, o bien para proseguir sus estudios superiores o para
encontrar trabajo. En este aspecto ha explicado el Pontífice “sería deseable desarrollar
una pastoral apropiada para estos jóvenes migrantes, comenzando por reforzar la colaboración
entre las diócesis de origen y las diócesis de acogida de los jóvenes, prodigándose
en darles consejos éticos y directrices prácticas.
Finalmente, el
Santo Padre ha recordado la carta pastoral de la Conferencia Episcopal vietnamita
publicada en 1980, sobre el desarrollo humano y espiritual de los fieles y la participación
al desarrollo del país. El Papa ha dicho que “la participación en este proceso es
un deber y una contribución importante, especialmente ahora que Vietnam está conociendo
una progresiva apertura a la comunidad internacional. Una sana colaboración entre
la Iglesia y la comunidad política es posible”. A este propósito ha invitado a todos
sus miembros a comprometerse lealmente para la edificación de una sociedad justa y
solidaria. “Lo que no quiere decir substituirse a los responsables gubernamentales,
deseando sólo el poder, sino en un espíritu de diálogo y de colaboración respetuosa,
y tomando una justa parte en el camino de la nación al servicio de todo el pueblo.