El Papa destaca la figura de Alcide de Gasperi, un gran estadista de fama internacional,
y lo presenta como modelo para todos los gobernantes
Sábado, 20 jun (RV).- Después de mediodía, en la Sala de los Papas, Benedicto XVI
celebró un encuentro con los miembros del Consejo de la Fundación “Alcide de Gasperi”.
Entre los presentes, a quienes el Pontífice saludó con afecto, se encontraba la Sra.
Maria Romana, hija de Alcide de Gasperi, y el honorable Giulio Andreotti –quien, tal
como recordó el Papa– durante mucho tiempo fue su colaborador. Benedicto XVI aprovechó
la oportunidad que le brindó este encuentro para evocar la figura de esta gran personalidad,
que, “en momentos históricos de profundos cambios sociales en Italia y en Europa”,
lleno de dificultades, “supo prodigarse eficazmente por el bien común”. Y destacó
que “formado en la escuela del Evangelio, de Gasperi fue capaz de traducir en actos
concretos y coherentes la fe que profesaba. Espiritualidad y política fueron dos dimensiones
que convivieron en su persona caracterizando su empeño social y espiritual.
El
Papa dijo también que de Gasperi con prudente clarividencia guió la reconstrucción
de la Italia salida del fascismo y de la segunda guerra mundial, trazando, valerosamente
el camino hacia el futuro. De hecho, destacó que defendió la libertad y la democracia;
relanzó la imagen de este país en el ámbito internacional; y promovió el restablecimiento
económico abriéndose a la colaboración de todas las personas de buena voluntad. Y
después de trazar otros aspectos de su espiritualidad, el Papa dijo: “Queridos amigos,
me gustaría detenerme aún más sobre esta personalidad que ha honrado a la Iglesia
y a Italia, pero me limito a evidenciar su reconocida rectitud moral, basada en su
indiscutida fidelidad a los valores humanos y cristianos, así como la serena conciencia
moral que lo guió en las elecciones de la política. Y recordó que en el ocaso de sus
días dijo: “He hecho todo lo que estaba en mi poder, mi conciencia está en paz”, falleciendo,
consolado por sus familiares, el 19 de agosto de 1954, después de haber murmurado
tres veces el nombre de Jesús. Por esta razón el Papa añadió: “Mientras rezamos por
el alma de este estadista de fama internacional, que con su acción política ha dado
un servicio a la Iglesia, a Italia y a Europa, pidamos al Señor que el recuerdo de
su experiencia de gobierno y de su testimonio cristiano sean incitación y estímulo
para quienes rigen el destino de Italia y de los pueblos, especialmente para cuantos
se inspiran en el Evangelio”. Con este deseo el Papa les agradeció su visita y con
afecto les impartió su bendición apostólica.