2009-06-16 13:28:35

“Como cristianos no podemos permanecer en silencio ante el fenómeno del tráfico de mujeres y niños”


Martes, 16 jun (RV).- En la apertura de los trabajos del Congreso internacional ‘Religiosas en red contra la trata de personas’ el presidente del Pontificio Consejo para la pastoral de los migrantes e itinerantes, el arzobispo Antonio María Veglió, reiteró ayer el anhelo de Benedicto XVI de que este significativo encuentro suscite una renovada conciencia sobre el valor inestimable de la vida, así como un compromiso cada vez más valeroso en defensa de los derechos humanos y la superación de toda forma de explotación.

“Como cristianos no podemos permanecer en silencio ante un fenómeno tan horrible”, como es el tráfico de mujeres y niños y que esclaviza, según estadísticas recientes, a más de cuatro millones de personas, víctimas indefensas de este crimen -hizo hincapié Mons. Veglió- alentando a las religiosas, también en nombre del Pontificio Consejo que preside, a perseverar en la misión de luchar contra semejante crimen que viola los derechos humanos fundamentales y destruye tantas vidas humanas, espiritual y materialmente.

En este contexto, la profesora Stella Morra, docente de la Facultad de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Ateneo de San Anselmo introdujo su intervención a partir de la enseñanza bíblica, poniendo de relieve la necesidad de desenmascarar la ignorancia y la complicidad que agravan el drama del tráfico de seres humanos e invitando a no permanecer en silencio. Tal como exhortaba el llamamiento conclusivo del primer congreso sobre la trata de personas que se celebró hace un año.

Llamamiento que la Unión de Superioras Mayores dirigió en particular a los gobiernos de todo el mundo, para amparar a las víctimas, pidiendo a las Conferencias episcopales, a los religiosos y a las comunidades de todas las religiones que participen activamente en la defensa de los derechos humanos.

Sor Bernardettte Sangma, de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora es una de las promotoras de la red contra la trata de personas y, en unas declaraciones para nuestra emisora, nos habló de esta importante iniciativa: “Ningún carisma puede sentirse ajeno a este fenómeno tan difundido en todos los rincones del mundo y cuyas causas abarcan matices sociales, culturales, económicas y políticas. Por lo que nosotras nos ocupamos de promover la dignidad de las persona; se nos interpela tanto por nuestro trabajo de promoción de una cultura en general que sostenga la dignidad y la promoción de los derechos de las personas, como por nuestro trabajo directo e inmediato en la prevención, protección y recuperación de las personas implicadas en este tráfico”.

También nos explicó esta religiosa por qué han pensado en una red y qué objetivos se proponen: “Hemos pensado en una red porque sabemos que este fenómeno subsiste precisamente debido a otra red. La red del crimen organizado. Esta red de las organizaciones criminales es muy fuerte. Está enormemente organizada en varios países. Y cuando hablamos de la trata, hablamos de tres categorías diversas de países. Los países de origen, de tránsito y de destino final. Las organizaciones criminales están tan organizadas que se colegan con gran facilidad entre los países de origen a los de tránsito y de destino final. Entonces, las religiosas que estamos presentes en todo el mundo queremos crear otras redes. Pero de solidaridad, para que las personas no caigan como fáciles presas de estas organizaciones criminales”.

A sor Bernardette le preguntamos también si no tienen miedo de afrontar a estas organizaciones, de impedir y frenar a estas redes criminales: “Cuando pensamos en nuestro miedo, percibimos esa frase tan repetida en la Biblia: ‘No temáis, yo estoy contigo, yo estoy con vosotros’. Esta aseguración que recibimos de nuestra fe nos ayuda. No digo que no temamos en ciertos momentos, sí tenemos miedo, pero tenemos confianza”.

Finalmente a esta religiosa de las Hijas de María Auxiliadora le preguntamos qué papel puede tener la formación en este contexto: “La formación es muy importante. Sobre todo para nosotras las religiosas, porque logramos comprender con mayor profundidad y de forma más radical nuestra llamada a estar de parte las personas más necesitadas que nosotras, que necesitan nuestro servicio, nuestra cercanía, nuestra compañía. Por lo que la formación de nosotras las religiosas ante esta sensibilidad es muy importante. Y también la formación, en este caso, de la gente creo que es muy importante. Para hacer comprender a los hombres y a las mujeres que una cultura de la muerte no puede seguir destruyendo la vida de tantas personas. Nosotras como cristianas y también simplemente como personas humanas tenemos esta vocación de trabajar para producir, para generar una cultura que promueva la vida”.








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