Jueves,
11 jun (RV).- La Oficina Internacional Católica para la Infancia, con sede en Ginebra,
hace pocos días hizo un llamamiento, a través de la publicación de un documento, a
la movilización en favor de la infancia, con motivo de la celebración del vigésimo
aniversario de la Convención de Naciones Unidas relativa a los derechos de los niños.
Hay
que recordar que la organización internacional católica, fue fundada en 1948, tiene
presencia en 66 países de cuatro continentes y actualmente desarrolla proyectos en
26 países. Esta organización ha participado activamente en la elaboración de la Convención
en los años ochenta, al tiempo que ha seguido su puesta en práctica sobre el terreno,
acompañando de cerca la Comisión de Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
El
documento, elaborado por la Oficina Internacional Católica, hace "un Llamamiento urgente
a una nueva movilización en favor de la infancia". A juicio de las organizaciones,
expertos y personalidades que firman el documento, la trasposición de normas de la
Convención a los derechos nacionales y a las políticas realizadas ha permitido un
progreso real.
Lamentablemente, añaden, "los compromisos asumidos están todavía
muy lejos de ser respetados en todas partes. Se considera todavía con demasiada frecuencia,
que los niños son como objetos de asistencia, o destinatarios de algunos derechos
que les son concedidos como una limosna. Además, demasiados niños en el mundo siguen
privados de sus derechos, a veces incluso de los derechos más fundamentales.
El
documento recuerda la terrible situación de gran parte de la infancia, y señala que
hoy existen "Niños soldados, niños trabajadores en condiciones penosas y peligrosas,
niños objeto de abusos, violados, objetos de toda forma de violencia, niños obligados
a huir sin cesar con o sin familia ante las guerras, el hambre, los cataclismos naturales,
niños abandonados y rechazados por todos, obligados a vivir en la calle, niños ‘brujos',
sin educación, sin patria, sin documentos...".
Según el documento, todos estos
niños tienen una cosa en común: "Han sido desarraigados". Un desarraigo "físico, a
veces brutal, de su país o del entorno en el que habrían debido crecer; pero también
desarraigo psicológico, más íntimo, causa de un choque más profundo todavía".
Este
desarraigo, dicen los autores del documento, debe interpelarnos seriamente" y debe
ser mejor comprendido y estudiado.
Por todos estos motivos, la propuesta que
los autores del documento hacen es adoptar un enfoque renovado con respecto a las
políticas de atención y tratamiento a las necesidades de la infancia, de manera que
se tengan en cuenta sus necesidades más profundas así como sus derechos a la vida
y a un desarrollo integral, incluido el espiritual.
A pesar de esta sombría
realidad, afirma el Llamamiento, estos niños tienen una capacidad de elasticidad.
Esta elasticidad puede ser desarrollada por varios factores: la inserción en un medio
familiar; una educación de calidad, una verdadera solidaridad en la familia y en la
comunidad.
Este nuevo enfoque del niño pide movilizarse dando prioridad a ciertas
apuestas, entre otras, luchar contra toda forma de violencia respecto a los niños
y garantizar una educación de calidad para todos los niños.
Los firmantes
del Llamamiento apelan a los Estados a ratificar la Convención de la ONU relativa
a los niños, al tiempo que hacen un llamamiento a la comunidad internacional y a los
medios de comunicación, a las autoridades morales y religiosas, a las organizaciones
de la sociedad civil y a las mujeres y hombres de buena voluntad para que exijan la
verificación de estos compromisos.