Miércoles, 10 jun (RV).- Padre Antonio Oliver decía “Si la vida es aquel tiempo en
el cual nos estamos haciendo, la muerte es el tiempo en el cual nos estamos logrando.
La muerte es propiedad del hombre, es lo más suyo que tiene, le pertenece, y nadie
tiene derecho a arrebatársela. Es un elemento de la vida y coexistente con ella. No
es pasiva, es activa. El hombre es autor de su propia vida y de su muerte, es el biógrafo
de su vida y de su muerte. Toda esta grave problemática ha de estar situada en la
relación tener-ser. En la muerte, todo lo que se tiene se deja. Y se asegura y se
lleva todo lo que se es” La Muerte, Plenitud De La Vida: Diálogo Con El P. Antonio
Oliver (de Joan Terrasa Ed. Lleonard Muntaner).
Con este preámbulo
nuestra autora* recuerda que tiempo atrás los cristianos éramos acusados de estar
demasiado atentos al cielo futuro y poco comprometidos en la tierra presente: “Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?” (Hch 1,11), y reflexiona sobre la sencilla
realidad de que hoy en día son muchos los cristianos que han dejado de mirar al cielo
con sus graves consecuencias, porque olvidar el cielo no conduce automáticamente
a preocuparse con mayor responsabilidad por la tierra, e ignorar al Dios que nos espera,
y nos acompaña hacia la meta final, no da mayor eficacia a nuestra acción social y
política… O tal vez, necesitamos que alguien nos grite “Creyentes, ¿qué hacen en la
tierra sin mirar nunca al cielo?”
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*
Dolores Aleixandre, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón, licenciada en Filología
Bíblica Trilingüe. Profesora Emérita de Sagrada Escritura en Comillas, España… Autora
de: “Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor” Ed. Sal Terrae, España 2007.