Audiencia general: el Papa recuerda que el tormento más grande para una criatura racional
es la privación y la ausencia de Dios
Miércoles, 10 jun (RV).- ''El tormento más grande para una criatura racional es la
privación y la ausencia de Dios”. Esta ha sido la afirmación de Benedicto XVI durante
la audiencia general de este miércoles, en el que el también ha querido subrayar que
“la autoridad y la razón nuca puede enfrentarse porque la verdadera religión y la
verdadera filosofía coinciden”.
De esta forma el Pontífice ha resumido el pensamiento
de Juan Escoto Eriúgena, un hombre excepcional” al que Benedicto XVI ha dedicado hoy
su catequesis de esta mañana a las 10,30 en la plaza de San Pedro. El tema de su catequesis,
siguiendo la presentación de algunas figuras del pasado que no han perdido actualidad
gracias a sus enseñanzas y testimonio de vida, ha sido este destacado filósofo del
renacimiento carolingio.
“No es verdadera autoridad -explica Escoto en una
de sus obras “De divisione naturae”- si no aquella que coincide con la verdad descubierta
con la razón” y “obtenida gracias a una recta contemplación racional”, ya que la “la
autentica autoridad no contradice nunca la recta razón, ni ésta contradice la verdadera
autoridad. Una y otra provienen sin ninguna duda, de la misma fuente, que es la de
la sabiduría divina”.
De ahí la actualidad de las enseñanzas de Escoto también
para los teólogos contemporáneos, exhortados a “ejercer un discernimiento apropiado
sobre aquello que viene presentado como “auctoritas vera” y a “continuar buscando
la verdad hasta que no se alcance alguna experiencia en la adoración silenciosa de
Dios”.
Al final de la catequesis de la Audiencia de hoy, en la plaza de san
Pedro, en la que han participado 15 mil fieles, el Santo Padre ha vuelto a insistir
en este punto señalando que “no se debe desear otra cosa sino “la alegría de la verdad,
que es Cristo”, evitando que no se produzca “la ausencia de esta alegría”.
El
mayor “tormento para una criatura racional es la privación y la ausencia de Dios”,
ha proseguido el Papa, cintando al teólogo medieval, cuyo pensamiento teológico “es
la demostración más evidente del intento de expresar lo decible de lo indecible de
Dios”, partiendo de la conciencia “de la absoluta inadecuación de los términos” para
expresar la realidad divina, con páginas “que tocan en profundidad el ánimo también
de nosotros, creyentes del siglo XXI”.
Este fue el resumen de la catequesis
del Santo Padre en nuestro idioma, para los numerosos peregrinos procedentes de América
Latina y España:
Queridos
hermanos y hermanas:
Juan Escoto Eriúgena fue un destacado filósofo
del renacimiento carolingio. Poco o nada se sabe de su origen, excepto que nació en
torno al año ochocientos, en Irlanda. Posteriormente, se estableció en la corte del
rey francés Carlos el Calvo. Murió alrededor del año ochocientos setenta. Fue un buen
conocedor de la cultura patrística, dedicando una atención especial a san Máximo el
Confesor y, sobre todo, a Dionisio el Areopagita, al que identificaba con aquel ateniense
de igual nombre que san Pablo encontró en Atenas, y del cual se habla en el libro
de los Hechos de los Apóstoles. A Dionisio, Juan Escoto lo calificaba como el “autor
divino” por excelencia y tradujo sus obras del griego al latín. Las intuiciones de
Escoto Eriúgena fueron luego recogidas y desarrolladas por algunos grandes místicos
occidentales, en particular por el famoso Maestro Eckhart. Sus escritos más importantes
son el tratado “sobre la división de la naturaleza” y “las exposiciones sobre la jerarquía
celeste de San Dionisio”. En toda su producción teológica, Juan Escoto se esfuerza
por expresar lo inefable de Dios, basándose para ello en el misterio del Verbo hecho
carne en Jesús de Nazaret.
Saludo con afecto a los peregrinos
de lengua española, en particular a los sacerdotes y fieles de la Archidiócesis de
Mérida-Badajoz, a los feligreses de distintas parroquias de España, así como a los
grupos procedentes de México y otros países latinoamericanos. Siguiendo las enseñanzas
de Juan Escoto, os invito a no desear otra cosa sino el encuentro con Cristo, fuente
de la verdadera alegría, y a no tener más tristeza que estar alejados de Él. Muchas
gracias.
De entre los diversos saludos que el Papa dirigió en diversas
lenguas destacamos el que hizo en polaco para recordar que mañana se celebra la solemnidad
del Sagrado Cuerpo y Sangre de Cristo. Benedicto XVI explicó que este día que “nos
recuerda el milagro de la presencia Divina bajo las especies del pan y del vino en
la Eucaristía”. Y añadió que de modo particular, adoraremos al Señor durante la Santa
Misa y la procesión; a la vez que manifestó su deseo de que la participación en esta
liturgia reavive nuestra fe, a fin de que, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo,
experimentemos cada vez más plenamente su amor infinito.
Por último, al dar
su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana, el Papa saludó a los sacerdotes
de la diócesis de Papua, a quienes les aseguró su oración a fin de que su ministerio
sea espiritualmente fecundo. También saludó a los fieles de Poggio Sannita, acompañados
por su obispo, Mons. Domenico Scotti a quienes exhortó a proseguir en la auténtica
devoción a la Santísima Virgen, Madre de la Gracia. De la misma manera, el Obispo
de Roma saludó a los fieles italianos de Bolsena a quienes les agradeció el obsequio
floral que le hicieron, animándolos a obtener de la Eucaristía la fuerza para testimoniar
incesantemente los valores cristianos.
Por último, al saludar, como es costumbre,
a los jóvenes, enfermos y recién casados presentes en esta audiencia, el Papa recordó
la inminente fiesta del Corpus Chirsti, que celebraremos mañana y que nos ofrece –dijo
el Papa– la ocasión de profundizar nuestra fe y nuestro amor por la Eucaristía.
Dirigiéndose
a los jóvenes, y de modo especial a los muchachos de Castellaneta, que acaban de recibir
la primera comunión, Benedicto XVI formuló votos para que “el sacramento del Cuerpo
y de la Sangre de Cristo sea el alimento espiritual de cada día para avanzar en el
camino de la santidad”. A los queridos enfermos el Santo Padre les deseó que sea apoyo
y consuelo en la prueba y en el sufrimiento; mientras a los recién casados les dijo
que sea la razón profunda de su amor que se expresa en su conducta cotidiana.