Encuentro del Papa con más de 7 mil niños de la Obra de la Infancia Misionera, a quienes
exhorta a poner en práctica gestos de solidaridad concreta
Sábado, 30 may (RV).- Con cánticos, coros de gospel, testimonios y videos sobre la
vida de Jesús y el Apóstol de los gentiles ha comenzado esta mañana en el Aula Pablo
VI el encuentro de más de 7 mil niños de la Santa Infancia misionera procedentes de
todo el mundo con el Papa. Benedicto XVI ha mantenido un coloquio con tres de estos
niños de la Obra de la Santa Infancia a quienes ha respondido satisfaciéndoles de
su curiosidad.
“Verdaderamente jamás había pensado en ser Papa porque como
ya he dicho he sido un muchacho bastante ingenuo, en un pequeño pueblo alejado de
los centros neurálgicos en una provincia olvidada. Éramos felices de vivir en esta
provincia y no pensar en otras cosas (…) y debo decir que todavía tengo dificultad
para entender cómo el Señor haya podido pensar en mí, destinarme para este ministerio.
Pero lo acepto de sus manos aunque sea algo sorprendente y que va mucho más allá de
mis fuerzas. Pero el Señor me ayuda”.
Respondiendo a otra pregunta, el Papa
ha recordado su infancia serena en un pueblecito de Baviera de 400 habitantes. “Entre
niños -ha afirmado- nos ayudábamos y se vivía en un espíritu de comunión, reforzado
por la común fe católica. Aprendimos juntos el catecismo -ha dicho- nos preparamos
para recibir la Primera Comunión, y aquel fue un día espléndido. Sin embargo, ha reconocido
el Papa no faltaban litigios. Un recuerdo que le ha servido al Santo Padre para ofrecer
una reflexión válida para todos.
“Parece ser que alguna vez en la vida humana
es inevitable pelear, pero es importante el arte de reconciliarse, el perdón, empezar
de nuevo, no dejar amarguras en el alma”.
¿Pero cómo un niño puede ayudar al
Papa a anunciar el Evangelio? A esa pregunta Benedicto XVI ha respondido animando
a los muchachos, en primer lugar, a rezar, porque con la oración abrimos nuestro corazón
a la acción de Jesús. Ha ofrecido también consejos prácticos sobre como trascurrir
los momentos importantes del día con la oración.
“Es importante empezar el
día con una oración y terminarlo también con una pequeña oración. Recordar a los padres
la oración antes del almuerzo, de la cena y en la celebración común del domingo. Un
domingo sin la misa, la gran oración común de la Iglesia no es un verdadero domingo,
falta el corazón del domingo y también la luz para la semana”.
Rezar, pero
también escuchar y compartir. El Papa ha subrayado cuán importante es desde pequeños
vivir la solidaridad respecto a los más necesitados y también con quien no nos es
particularmente simpático.
“Si vemos a otro que tiene necesidad, o tiene más
carencias, debemos ayudarle y hacer así presente el amor de Dios sin grandilocuencia,
en nuestro pequeño mundo personal, que también forma parte del gran mundo. Y de esta
forma, juntos, nos convertimos en una familia, donde reina el recíproco respeto:
aceptar al otro en su diversidad, aceptar incluso a los antipáticos, no dejar que
se margine a nadie, sino ayudarle a inserirse en la comunidad”.