Para superar la crisis económica Benedicto XVI recomienda, a los ocho nuevos embajadores
ante la Santa Sede, medidas comunes inspiradas en la solidaridad para establecer una
paz auténtica y construir un mundo más justo
Viernes, 29 may (RV).- Gran actividad diplomática la mantenida esta mañana por Benedicto
XVI que ha recibido en el Vaticano a ocho nuevos embajadores acreditados ante la Santa
Sede. Se trata de cuatro representantes de países africanos -Benin, Burkina Faso,
Namibia y Sudáfrica-; dos de países asiáticos -Mongolia e India-; junto al embajador
de Noruega y el de Nueva Zelanda, que completan, con Europa y Oceanía, un vasto panorama
de relaciones con cuatro continentes.
El Papa en sendas audiencias ha entregado
primero a cada uno de ellos un discurso específico, y ha leído otro posteriormente
a todos ellos. El Pontífice ha aprovechado este encuentro para hablar especialmente
de la crisis económica, señalando que para poder superarla se necesitan medidas que
estén orientadas hacia la solidaridad.
Una crisis que para Benedicto XVI requiere
una toma de conciencia común “para establecer una paz auténtica, para la construcción
de un mundo más justo y más próspero para todos”. El Papa ha afirmado que “las injusticias,
a menudo escandalosas entre las naciones, o en su seno, así como todos los procesos
que contribuyen a suscitar divisiones entre los pueblos o a ponerlos al margen”, representan
“peligrosos ataques a la paz y crean serios riesgos de conflictos”. “La paz –ha
especificado el Papa- sólo puede construirse eliminando con coraje las disparidades
generadas por sistemas injustos con el fin de asegurar a todos un nivel de vida que
permita una existencia digna y próspera”.
“Estas disparidades –ha añadido el
Santo Padre-, se han vuelto más escandalosas aún, debido a la crisis financiera y
económica actual que se extiende a través de distintos canales en los países de escasa
renta”. El Pontífice se ha limitado a mencionar algunos de los fenómenos más preocupantes
relacionados con la crisis, como la reducción de las inversiones extranjeras, la caída
de la oferta de materias primas, la disminución de ayudas internacionales y la regresión
de los envíos de fondos a las familias que permanecen en el país, por parte de los
trabajadores emigrados, víctimas de la recesión que aflige también a los países que
los acogen. “Esta crisis –ha dicho el Papa después- puede transformarse en una catástrofe
humana para los habitantes de numerosos países frágiles. Los que ya vivían en una
extrema pobreza, son los primeros afectados, ya que son los más vulnerables”.
Una crisis que hace también oscilar irreversiblemente en la pobreza a las personas
que vivían de manera decente. El Santo Padre ha destacado que los niños son las primeras
víctimas inocentes a quienes es necesario proteger de modo prioritario. Mientras ha
añadido que la crisis económica puede también tener otro efecto desesperado: conducir
a actos individuales o colectivos de violencia y a conflictos internos que corren
el riesgo de desestabilizar aún más a las sociedades ya debilitadas. De ahí que Benedicto
XVI haya destacado que para paliar la actual situación de crisis y encontrar una solución,
algunos países decidieron no disminuir su ayuda a las naciones más amenazadas, proponiéndose,
al contrario, aumentarla.
“Llamo a un aumento de fraternidad y solidaridad,
y a una generosidad global realmente vivida –ha señalado el Pontífice- Ésta participación
interpela a los países desarrollados a encontrar un sentido de la medida y de la sobriedad
en la economía y en el método de vida”.
El Pontífice se ha referido además
al papel de las religiones en favor de la paz, especialmente en un período en que
se las “ataca y desacredita”. Por eso ha afirmado que los responsables religiosos
tienen el deber de acompañar a quienes creen y animarlos para que puedan progresar
en la santidad e interpretar las palabras divinas en la verdad: “Conviene pues favorecer
la aparición de un mundo donde religiones y sociedades puedan abrirse las unas a las
otras, y esto gracias a la apertura que practiquen en su seno y entre ellas mismas.
Esto sería dar un auténtico testimonio de vida”.
Discurso de Benedicto
XVI a la embajadora de la India En su discurso a la embajadora de la India,
Chitra Narayanan, Benedicto XVI ha elogiado el rico diálogo existente en el país entre
las distintas tradiciones religiosas y diversas culturas, un ejemplo para los demás
países asiáticos, y para el mundo entero, y ha subrayado los programas que se están
llevando a cabo para ayudar a quienes carecen de oportunidades, especialmente los
pobres del mundo rural, mediante la participación en proyectos de construcción y otras
iniciativas cooperativistas. “De esta forma –ha explicado el Papa- se contribuirá
a preservar la dignidad humana y a repudiar cualquier forma de tentación de favoritismo,
corrupción o fraude”.
En este contexto, el Pontífice ha afirmado que una sociedad
que fomenta organizaciones subordinadas para desempeñar este tipo de actividades,
alienta a sus ciudadanos a tomar parte activa en la construcción del bien común, participando
personalmente en el servicio a los demás y en la resolución de las diferencias de
forma justa y pacífica.
El Santo Padre ha aprovechado además esta oportunidad
para expresar su profunda preocupación por los episodios de violencia contra los cristianos
que han tenido lugar en algunas zonas fronterizas. Y al mismo tiempo el Papa ha expresado
su aprecio por los esfuerzos realizados en la asistencia de las víctimas, tanto por
las medidas tomadas en el ámbito de la investigación criminal como por los procesos
judiciales encaminados a resolver estas cuestiones. Benedicto XVI ha realizado una
exhortación general para que se respete la dignidad humana rechazando el odio y renunciando
a la violencia en todas sus formas.
Discurso de Benedicto XVI al embajador
de Mongolia La tolerancia y el respeto por la libertad religiosa ha sido
también uno de los temas centrales en el discurso del Papa al embajador de Mongolia,
Danzannorov Boldbaatar, a quien el Santo Padre ha agradecido además el espíritu de
cooperación que ha caracterizado las relaciones entre la nación y la Santa Sede.
Benedicto
XVI ha resaltado la larga tradición de respeto por la libertad religiosa que siempre
ha caracterizado a Mongolia. “La oportunidad para los fieles de las distintas religiones
de hablar y escucharse recíprocamente es una base fundamental para la unión de la
familia humana”. La prueba de esta antigua tradición, como ha recordado el Papa, se
remonta a la iniciativa de Gen Gis Khan, que ya en el siglo XIII invitó a musulmanes,
cristianos, budistas y taoístas a vivir juntos en las estepas de Mongolia. Una iniciativa
que expresa la apertura del pueblo mongol.
Discurso de Benedicto XVI
al embajador de Nueva Zelanda En cuanto a su discurso al embajador de Nueva
Zelanda, Robert Carey MoorE-Jones, el Papa ha subrayado la responsabilidad de los
cristianos de testimoniar la profunda relación con Dios frente a una sociedad secularizada
y al debate sobre el papel de la religión en la esfera pública. Benedicto XVI ha recordado
además el compromiso de Nueva Zelanda en el mantenimiento de la paz en escenarios
complicados como Afganistán, y la colaboración con la Santa Sede en el desarrollo
de la Convención para la prohibición de las bombas de racimo.
Asimismo el Pontífice
ha resaltado el papel de la Iglesia católica en la vida civil del país, la dedicación
a la formación de los jóvenes y el compromiso en las obras de caridad. Por último
el Santo Padre ha expresado su cercanía a las familias que están padeciendo los efectos
de la actual incertidumbre económica.
Discurso de Benedicto XVI al embajador
de Noruega Dirigiéndose al embajador de Noruega, Rolf Trolle Andersen,
el Papa ha recordado la asistencia y el soporte de este país escandinavo a los menos
afortunados, sobre todo en esta época de crisis económica global. Su apertura a un
significativo número de refugiado y emigrantes la caracterizan como una nación generosa
y acogedora. Benedicto XVI ha subrayado también el papel de Noruega en el mantenimiento
de la paz y en la mediación en guerras en las áreas más atormentadas del mundo. En
cuanto al conflicto palestino-israelí, el Pontífice ha expresado su deseo de que “el
espíritu de reconciliación” que nació de los acuerdos de Oslo pueda prevalecer y conducir
a una paz duradera para los pueblos de aquella región. Más adelante el Santo Padre
ha recordado la sensibilidad noruega en el terreno ambiental y en el desarrollo de
fuentes de energía renovables. Por último el Papa ha manifestado su deseo de que en
el país escandinavo, como en las demás naciones europeas, todos los ciudadanos sean
libres de practicar su religión de acuerdo con su propio credo y con los sistemas
jurídicos en vigor para ofrecer su particular contribución al bien común.
Discurso
de Benedicto XVI al embajador de Benin En su único discurso en lengua francesa,
Benedicto XVI ha tratado el tema de la paz y de la democracia en el texto entregado
al embajador de Benin, Charles Borromée Todjinou. El Papa ha dicho que “una democracia
auténtica se construye fundada sobre una concepción correcta de la persona humana.
En el curso de los últimos años, Benin se ha comprometido valientemente en este camino
con el apoyo de la Iglesia católica”. El desarrollo de un proceso de democratización
como éste “es una garantía para la paz, la estabilidad y la unidad de un país, si
se basa sobre la dignidad de cada persona, el respeto de los derechos del hombre y
el bien común”.
En este sentido el Papa ha subrayado que “es necesario que
todos los componentes de la nación trabajen juntos al servicio de este bien común”
para superar la crisis financiera mundial actual que está comprometiendo todos los
esfuerzos meritorios cumplidos en estos últimos años por muchos países en vías de
desarrollo y que ahora se ven amenazados.
El Papa asimismo ha saludado el compromiso
de Benin en la consolidación de la paz y de la estabilidad en otras regiones del mundo.
Una solidaridad con las naciones pobres, especialmente en África, que “contribuye
notablemente -ha dicho el Pontífice- a la promoción de los valores del bien, la verdad
y la justicia. “La búsqueda de de la paz y la reconciliación es una gran responsabilidad
para todos los que guían las naciones, puesto que la violencia, que no resuelve nunca
los problemas, es una ataque inaceptable para la dignidad del hombre”.
Discurso
de Benedicto XVI al embajador de Burkina Faso Ante el embajador de Burkina
Faso, Beyon Luc Adolphe Tiao, el Papa se ha congratulado por las buenas relaciones
que hay entre cristianos y musulmanes en el país, señalando los “auténticos valores
de los pueblos africanos”, pero también los problemas de los países del Sahel que
llevan a los jóvenes a la emigración. En este contexto el Pontífice ha recordado la
solidaridad que presta la Iglesia católica a través de organismos como la Fundación
Juan Pablo II para el Sahel, que acaba de cumplir sus 25 años de actividad.
Discurso
de Benedicto XVI al embajador de Namibia De la asistencia que presta la
Iglesia, el Papa se ha referido en concreto a la lucha contra el SIDA en el texto
que ha entregado al embajador de Namibia, Neville Melvin Gertze, subrayando que “sólo
basándose en una estrategia de educación a la responsabilidad individual en un contexto
de la visión moral de la sexualidad humana, especialmente a través de la fidelidad,
se puede tener un impacto positivo en la prevención de la enfermedad”.
Sobre
Namibia, Benedicto XVI ha señalado que su historia es relativamente breve, como miembro
de la familia de las naciones independientes. Una historia de paz que le ha permitido
recoger experiencia y aprender de otras naciones para proteger sus recursos minerales
y agrícolas y prestar atención a los aspectos ecológicos.
Discurso de
Benedicto XVI al embajador de Sudáfrica En sus palabras al embajador de
Sudáfrica, George Johannes, el Papa ha definido el país “una de las naciones más influyentes
del continente, reconociendo la generosidad de su pueblo y el papel extraordinario
de un líder como Nelson Mandela y el compromiso que el país, una vez superado el aislamiento
del apartheid, está teniendo con otros países en relación al envío de fuerzas de pacificación
o de iniciativas diplomáticas.
El Pontífice ha animando a seguir por este
camino a pesar de las dificultades económicas. Dificultades que Benedicto XVI conoce
y recuerda: la pobreza, la falta de servicios esenciales y oportunidades de trabajo,
los abusos de todo tipo, las tensiones étnicas, la corrupción. A este propósito, el
Santo Padre una vez más ha repetido que “la familia debe ser asistida en sus necesidades
y considerada indispensable en la construcción de una sociedad+ sana”.