Regina Coeli: El Papa recuerda que la paz es un don de Dios cuya fuerza está en la
oración, y evocando a los caídos en la II Guerra Mundial pide el fin de las guerras
que afligen al mundo
Domingo, 24 may (RV).- En su visita pastoral a la diócesis italiana de Casino y a
la Abadía de Montecassino, Benedicto XVI ha evocado durante el Regina Coeli, la necesidad
de la humanidad de “saborear” el don de la paz. El Pontífice ha puesto como ejemplo
a san Benito, quien con su ejemplo hizo fructificar las obras de paz, de hecho, a
la entrada de la Abadía de Montecassino, aparece –como en la entrada de todos los
monasterios benedictinos- la palabra “PAX”, porque la comunidad monástica está llamada
a vivir según esta paz.
“Como sabéis –ha narrado el Papa- en mi reciente viaje
a Tierra Santa me hice peregrino de paz, y hoy –en esta tierra marcada por el carisma
benedictino- se me ha dado la oportunidad de subrayar, una vez más, que la paz es,
en primer lugar, un don de Dios, y por lo tanto, su fuerza está en la oración”.
Esta
fuerza que se extrae de la oración es la que enseñan los monasterios, recordando que
“un gran crecimiento de civilización se prepara en la cotidiana escucha de la palabra
de Dios, que empuja a los creyentes a un esfuerzo personal y comunitario de lucha
contra toda forma de egoísmo y de injusticia”.
Tras el rezo mariano del Regina
Coeli, y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado como es tradicional
en varios idiomas, recordando en inglés, alemán y polaco, a las víctimas de la Segunda
Guerra Mundial, y pidiendo la oración por “el fin de las guerras que continúan afligiendo
a nuestro mundo”. De hecho esta tarde el Papa visita el cementerio polaco, para rendir
homenaje, como él mismo ha dicho, “a la memoria de todos los militares de diferentes
nacionalidades que dieron su valeroso testimonio y que perdieron aquí su vida”.
El
Pontífice ha recordado en especial la figura del fundador de la Congregación de los
Misioneros de Marianhill, el Abad Franz Pfanner, de quien se conmemora el centenario
de su muerte. “Comencemos la semana –ha invitado el Papa- con las palabras de este
monje: Deja arder la luz de la alegría y la felicidad y protégela en tu alma”.
Y
en español, éstas han sido las palabras que Benedicto XVI ha dirigido a todos los
peregrinos: “Queridos hermanos
y hermanas, en esta solemnidad de la Ascensión del Señor, que hoy se celebra en muchos
lugares, os invito a pedir constantemente por la Iglesia, para que, exultante de gozo
por la resurrección de Cristo y con la fuerza del Espíritu Santo, continúe anunciando
con fidelidad el Evangelio de la salvación y dando testimonio de la caridad con la
palabra y las obras. Feliz domingo”.
Por último Benedicto XVI ha recordado
la celebración este domingo, de la Jornada de las Comunicaciones Sociales, y la Jornada
de Oración por la Iglesia en China. El Papa ha exhortado a toda la comunidad católica
china a renovar en esta conmemoración, su comunión con Cristo, y su fidelidad al Sucesor
de Pedro. “Que nuestra común oración –ha dicho el Papa- obtenga una efusión de dones
del Espíritu Santo, para que la unidad entre todos los cristianos, la catolicidad
y la universalidad de la Iglesia sean cada vez más profundas y visibles”.