El Papa exhorta a los obispos peruanos a testimoniar el amor de Dios y el verdadero
rostro de la Iglesia católica, con especial atención a los más pobres y a las víctimas
de la droga y la violencia
Lunes, 18 may (RV).- Perseverar en el espíritu misionero, apremiados por la caridad
de Cristo, testimoniando el amor de Dios y el verdadero rostro de la Iglesia católica,
con especial atención a los más pobres y, a los que se alejan, y a las víctimas de
la droga y la violencia. Son las exhortaciones que ha dirigido Benedicto XVI - destacando
la caridad y dedicación pastoral de los miembros de la Conferencia Episcopal del Perú
en sus Iglesias particulares - al recibirlos hoy, en el marco de su visita ad limina
apostolorum.
Tras reiterar que es «ocasión significativa para fortalecer los
lazos de comunión con el Romano Pontífice y entre los mismos obispos, el Papa ha recordado
que «la unidad auténtica en la Iglesia es siempre fuente inagotable de espíritu evangelizador».
Y en este contexto, el Santo Padre ha subrayado los importantes programas pastorales
de los obispos peruanos, junto con el impulso misionero promovido por la V Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, y, especialmente,
la Misión continental.
Haciendo hincapié en el espíritu misionero, porque «la
Iglesia es una realidad dinámica y el verdadero discípulo de Jesucristo goza transmitiendo
gratuitamente a otros su divina Palabra y compartiendo con ellos el amor que brota
de su costado abierto en la cruz (cf. Mt 10,8; Jn 13,34-35; 19,33-34; 1 Co 9,16)»,
y destacando que «cuando la belleza y la verdad de Cristo conquistan nuestros corazones,
experimentamos la alegría de ser sus discípulos y asumimos de modo convencido la misión
de proclamar su mensaje redentor», el Papa ha exhortado a los obispos peruanos a irradiar
a Cristo en particular a los hermanos que se alejan: «A
este respecto, os exhorto a convocar a todas las fuerzas vivas de vuestras Diócesis,
para que caminen desde Cristo irradiando siempre la luz de su rostro, en particular
a los hermanos que, tal vez por sentirse poco valorados o no suficientemente atendidos
en sus necesidades espirituales y materiales, buscan en otras experiencias religiosas
respuestas a sus inquietudes».
Siguiendo el preclaro ejemplo de Santo
Toribio de Mogrovejo y de tantos otros Santos Pastores, Benedicto XVI ha animado los
obispos del Perú «a vivir como audaces discípulos y misioneros del Señor» y a perseverar
en su misión:
«La asidua
visita pastoral a las comunidades eclesiales —también a las más alejadas y humildes—,
la oración prolongada, la esmerada preparación de la predicación, vuestra paterna
atención a los sacerdotes, a las familias, a los jóvenes, a los catequistas y demás
agentes de pastoral, son la mejor forma de sembrar en todos el ardiente deseo de ser
mensajeros de la Buena Noticia de la salvación, abriéndoos al mismo tiempo las puertas
del corazón de aquellos que os rodean, sobre todo de los enfermos y los más necesitados».
Señalando
luego que la Iglesia en Perú ha contado desde sus inicios «con la benéfica presencia
de abnegados miembros de la Vida Consagrada», Benedicto XVI ha alentado también a
estos obispos a seguir acompañando y animando fraternalmente a los religiosos y religiosas,
«para que, viviendo con fidelidad los consejos evangélicos según el propio carisma,
continúen dando un vigoroso testimonio de amor a Dios, de adhesión inquebrantable
al Magisterio de la Iglesia y de colaboración solícita con los planes pastorales diocesanos».
En
su entrañable encuentro con la Conferencia Episcopal del Perú, el Papa ha recordado
que la caridad de Cristo nos apremia con especial solicitud hacia los más pobres y
débiles: «Pienso
ahora, sobre todo, en los peruanos que carecen de trabajo y de adecuadas prestaciones
educativas y sanitarias, o en los que viven en los suburbios de las grandes ciudades
y en zonas recónditas. Pienso, asimismo, en aquellos que han caído en manos de la
drogadicción o la violencia. No podemos desentendernos de estos hermanos nuestros
más débiles y queridos por Dios, teniendo siempre presente que la caridad de Cristo
nos apremia (cf. 2 Co 5,14; Rom 12,9; 13,8; 15,1-3). El Santo Padre
ha concluido su discurso pidiendo al Señor Jesús que ilumine a los obispos del Perú
en su servicio pastoral al Pueblo de Dios, sin dejarse desalentar ante las dificultades
y desafíos, afianzados y confortados con las palabras de de Cristo a san Pablo os
debe confortar en el ejercicio de vuestra responsabilidad: “Te basta mi gracia. La
fuerza se realiza en la debilidad” (2 Co 12,9). Y con el amparo y amor de María Santísima,
Nuestra Señora de la Evangelización.
Tras la audiencia del Papa a los
obispos peruanos, acabamos de hablar con uno de ellos, el auxiliar de Trujillo, don
José Javier Travieso, al que hemos recogido el siguiente testimonio.
Ayer,
también, en la plaza de San Pedro, tras el rezo mariano de Regina Coeli, entrevistamos
a Mons. Isidro Sala Ribera, que es el obispo de la diócesis peruana de Abancay, y
le preguntamos cómo habían vivido aquí en Roma la peregrinación de Benedicto XVI a
Tierra Santa.
Mons.
Sala Ribera también nos habló de la importancia de las visitas ad limina para la vida
de las iglesias locales.