2009-05-12 12:42:16

En la Concatedral latina de Jerusalén el Papa pide orar continuamente por el fin de un conflicto que ha traído grandes sufrimientos a los pueblos de la región


Martes, 12 (RV).- La última actividad de la mañana ha sido la visita a la concatedral latina, donde Benedicto XVI ha pedido oraciones por la paz de Jerusalén, “orar continuamente por el fin del conflicto que ha traído grandes sufrimientos a las pueblos de esta región”.

El Papa ha manifestado su alegría por estar en un lugar “donde la comunidad cristiana de Jerusalén continúa reuniéndose como lo ha hecho desde hace siglos, desde los primeros días de la Iglesia”. Además ha expresado una palabra de especial consideración “por el apostolado escondido de las personas de vida contemplativa que están aquí presentes, y agradecerles su generosa dedicación a una vida de oración y de abnegación”.



DISCURSO COMPLETO Y CRÓNICA DE LA JORNADA



Beatitud, le agradezco sus palabras de bienvenida. Agradezco también al Patriarca emérito y le aseguro a ambos mis fraternos augurios y mis oraciones.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, estoy contento de estar aquí con ustedes en esta Concatedral, donde la comunidad cristiana de Jerusalén continúa reuniéndose como lo ha hecho desde hace siglos, desde los primeros días de la Iglesia. Aquí, en esta ciudad, Pedro fue el primero que predicó la Buena Nueva de Jesucristo el día de Pentecostés, cuando cerca de tres mil almas se unieron al número de los discípulos. Aquí también los primeros cristianos “perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en la oración” (Hc 2,42). Desde Jerusalén el Evangelio se difundió “por toda la tierra… hasta los confines del mundo” (Sal 19,4), y en cada tiempo el esfuerzo de los misioneros del Evangelio ha sido sostenido por la oración de los fieles, reunidos alrededor del altar del Señor, para invocar la fuerza del Espíritu Santo en la obra de la predicación.

Sobre todo han sido las oraciones de quienes cuya vocación, según las palabras de Santa Teresa de Lisieux, es ser “el amor profundo en el corazón de la Iglesia” (Carta a la hermana Maria del Sagrado Corazón), que sostiene la obra de evangelización. Deseo expresar una palabra particular de consideración por el apostolado escondido de las personas de vida contemplativa que están aquí presentes, y agradecerles su generosa dedicación a una vida de oración y de abnegación. Estoy particularmente complacido por las oraciones que ofrecen por mi ministerio universal y les pido que continúen encomendando al Señor mi servicio al pueblo de Dios en todo el mundo. Con las palabras del salmista también les pido “orar por la paz de Jerusalén” (Sal 122,6), de orar continuamente por el fin del conflicto que ha traído grandes sufrimientos a los pueblos de esta región. Y ahora les imparto mi Bendición.

 

Crónica de la jornada RealAudioMP3

Tan densa como ayer, la segunda jornada que Benedicto XVI transcurre en Israel, y concretamente en Jerusalén, en el ámbito de su peregrinación por Tierra Santa.

 

“Comprometámonos a vivir con espíritu de armonía y cooperación, testimoniando al Único Dios mediante el servicio que generosamente hacemos unos a otros”.

 

Es la consigna que dejó el Papa tras visitar, primero, la cúpula de la Roca en la Explanada de las Mezquitas y saludar, después, al Gran Muftí, junto al director de la institución que se ocupa de los bienes religiosos islámicos, y demás personalidades de ese consejo. En esta Explanada el Obispo de Roma pidió humildemente al Omnipotente que “les dé la paz y que bendiga a todo el amado pueblo de esta región”.

 

Casi inmediatamente, teniendo en cuenta que estos santos lugares se encuentran casi superpuestos, uno junto al otro, el Pontífice visitó el Muro occidental de Jerusalén. El Muro de las lamentaciones, que ofrece, puntualmente, cada viernes, al caer del sol, en el inicio del sabat, una manifestación, podríamos decir incluso un “espectáculo” sorprendente: de fe, de alegría con sus cantos típicos en coro, llevando a los más pequeños sobre sus espaldas, cuando los judíos, hombres, mujeres y niños, vestidos de gala con los sombreros y atuendos típicos según la pertenencia a las diversas corrientes, concluyen todas sus actividades para iniciar el largo período que se concluirá al atardecer del día siguiente, y durante el cual abandonan las actividades terrenas para concentras su pensamiento en el Todopoderoso, en la realidad sobrenatural.

 

Tanto es así, que durante el sabat todo se detiene. Los automóviles no circulan. Los negocios no se abren. Las piernas pueden dar apenas mil pasos. Y las manos de los hombres ni siquiera pueden apretar un botón, para llamar, por ejemplo, el ascensor de sus apartamentos, que durante esos días funcionan sí, al igual que la iluminación y tantas otras cosas, pero de modo completamente automático.



Además, al realizar su visita de cortesía a los dos Grandes Rabinos de Jerusalén, en el Centro Hechal Shlomo de Jerusalén, el Santo Padre agradeció las palabras pronunciados por ambos, a quienes manifestó su reconocimiento por haberlo invitado a este lugar, y por el deseo que le expresaron de seguir “fortaleciendo los vínculos de amistad” que la Iglesia católica y el Gran Rabinado se han comprometido a hacer avanzar en este último decenio.

 

“La confianza es innegablemente un elemento esencial para un diálogo efectivo”. Lo recordó una vez más Benedicto XVI, a la vez que manifestó su esperanza de que la amistad existente “siga siendo un ejemplo de confianza entre judíos y cristianos de todo el mundo.” Por eso –antes de rezar el Regina Coeli en el Cenáculo, con los Ordinarios de Tierra Santa– el Papa concluyó pidiendo a Dios -que escruta nuestros corazones y conoce nuestros pensamientos- que siga iluminándonos con su sabiduría, de modo que podamos cumplir los mandamientos de amarlo con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas; y amar también a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

La última actividad pública del Papa en Tierra Santa será la celebración de la Santa Misa en el Valle de Josafat de Jerusalén donde no hay lugar para más de seis mil personas, si bien, nos dicen que muchos no podrán acceder por haber obtenido los pases necesarios, dadas las enormes medidas de seguridad tomadas por el gobierno israelí.

 

Desde Jerusalén, MFB, RV 








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