2009-05-10 17:41:26

Al bendecir las primeras piedras de dos iglesias católicas, Benedicto XVI reitera la misión de los cristianos en favor de la paz, en particular en Oriente Medio, alentándolos a promover el diálogo


Domingo, 10 may (RV).- Con un gran gozo espiritual, Benedicto XVI ha bendecido esta tarde las primeras piedras de las dos iglesias católicas que serán construidas al otro lado del río Jordán, un lugar marcado por muchos eventos memorables en la historia bíblica. Una vez más el Papa ha reiterado la misión de los cristianos en favor de la paz, en particular en Oriente Medio, y en particular ha invitado a todos los cristianos a “promover el diálogo y la comprensión en la sociedad civil, especialmente cuando reivindicáis vuestros legítimos derechos”.

“Continuad a ser gratos con aquellos que os guían y sirven fielmente como ministros de Cristo –ha solicitado el Papa- Hacéis bien en aceptar su guía en la fe sabiendo que al recibir la enseñanza apostólica que ellos transmiten, acogéis a Cristo y acogéis al Único que lo ha enviado (cfr Mt 10,40)”.

Las dos iglesias -una Latina, y la otra Greco-Melquita- servirán a edificar, cada uno según las tradiciones de la propia comunidad, “la única familia de Dios”, ha evocado el Santo Padre recordando que la primera piedra de una iglesia es símbolo de Cristo.

Tras saludar a los Patriarcas de estas Iglesias, Su Beatitud Gregorio III Laham -de Antioquía para la Iglesia Greco-Melquita - y al arzobispo Fouad Twal - de los Latinos de Jerusalén - y con ellos a todo el clero y a sus fieles, el Papa ha hecho hincapié en que “Cristo es el único fundamento de toda comunidad cristiana, la piedra viva”.

Evocando a san Agustín el Papa ha reiterado que la Iglesia es en Cristo una comunidad de vida nueva, una realidad dinámica de gracia que mana de Él: “A través de la Iglesia, Cristo purifica nuestros corazones, ilumina nuestras mentes, nos une con el Padre y, en el único Espíritu, nos conduce a un cotidiano ejercicio de amor cristiano. Confesamos esta gozosa realidad como Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica”.

A las comunidades cristianas, que se congregarán en las nuevas iglesias, cuyas primeras piedras ha bendecido, el Santo Padre -insistiendo en el Sacramento del Bautismo– les ha deseado que “el Jordán pueda recordarles siempre el profundo significado de haber sido lavados en las aguas del Bautismo, convirtiéndose en miembros de la familia de Jesús. Transformando sus vidas, en obediencia a su palabra, en su imagen y semejanza. Esforzándose en ser fieles al compromiso bautismal de conversión, testimonio y misión y sabiendo que son fortificados por el don del Espirito Santo”. A estos queridos hermanos y hermanas, Benedicto XVI les ha deseado que la contemplación de estos misterios pueda enriquecerlos de gozo espiritual y valentía moral. Con el Apóstol Pablo, el Papa los ha exhortado a crecer en la entera serie de nobles actitudes que se colocan bajo el nombre bendito de agape, amor Cristiano ( cfr 1 Cor 13,1-13).








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