El Papa recuerda su próximo viaje a Tierra Santa como peregrino de paz y, en el contexto
de la crisis económica mundial, pide solidaridad concreta con quienes carecen de cuidados
y asistencia
Sábado, 2 may (RV).- A última hora de esta mañana Benedicto XVI ha recibido en la
sala Clementina del palacio Apostólico a los miembros de la Fundación Papal, asociación
de solidad estadounidense que desde hace 20 años sostiene la caridad del Papa. “A
vosotros gracia y paz de parte de Dios Nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. Benedicto
XVI con estas palabras de saludo de san Pablo a los romanos ha acogido a los 150 miembros
de la mencionada fundación para centrar su discurso inmediatamente sobre la peregrinación
que realizará como pastor y peregrino en el lugar del planeta donde hace dos mil años
se custodia la memoria del Evangelio y que sin embargo desde hace 60 años no conoce
tregua.
“Dentro de pocos días -ha dicho el Papa- tendré el privilegio de visitar
Tierra Santa como peregrino de paz”, en “la tierra del nacimiento, de la muerte y
de la resurrección de Nuestro Señor, un lugar sagrado para el mundo de la tres grandes
religiones monoteístas”, sin embargo, castigado por la violencia y la injusticia”.
“Todo
ello ha llevado a un clima generalizado de desconfianza, incertidumbre y temor. Muchas
veces enfrentando vecino contra vecino, hermano contra hermano. Mientras me preparo
para este importante viaje os pido de manera especial uniros a mí en oración por todos
los pueblos de Tierra Santa y de la región. Que puedan todos ellos recibir el don
de la reconciliación, de la esperanza y de paz”.
De las esperanzas para Tierra
Santa y de sus heridas todavía abiertas, el Pontífice ha pasado examinar otra cuestión
por la cual muchas veces, en estos meses, ha manifestado preocupantes consideraciones.
En el mundo que, había observado, afronta las “tragedias de la guerra, de la divisiones,
de la pobreza y de la desesperación” se añade hoy un ulterior elemento de dificultad,
la crisis económica.
“En momentos como éste se presenta la tentación de olvidar
a aquellos que no tienen voz y pensar solo en nuestras dificultades, sin embargo en
lugar de pensar en nosotros mismos debemos continuar siendo faros de esperanza, de
fuerza y de apoyo para los demás, sobre todo por aquellos que no tienen a nadie que
les pueda cuidar o asistir”.
El Papa ha concluido su discurso subrayando la
bondad del trabajo desarrollado por esta fundación que en 1988 fue creada por el entonces
cardenal arzobispo de Filadelfia, John Krol para difundir en el mundo la fe y la caridad
del Papa, ofreciendo ayuda a las diócesis con dificultades económicas, a los hospitales,
financiando la formación de sacerdotes y estructuras de asistencia para niños y ancianos
o a las poblaciones martirizadas por guerras o carestía.
Un variado campo
de acción por el cual ha comunicado al Papa el actual arzobispo de Filadelfia, Anthony
Bevilacqua “la Fundación Papal ha invertido en el último año cerca de 660 mil dólares.
“ Vosotros -ha concluido Benedicto XVI- sois ejemplo de buenos cristianos, hombres
y mujeres que continúan afrontando los desafíos que tienen delante, con valentía y
confianza”. Por vuestro sacrificio y dedicación os estoy muy agradecido”.