2009-05-01 16:17:08

Benedicto XVI agradece al presidente italiano el concierto de música clásica en su honor, en ocasión del IV aniversario del inicio del Pontificado


Viernes, 1 may (RV).- Concierto de Música clásica ayer por la tarde en el Vaticano en honor del Papa. El homenaje musical, al que asistió una gran parte de Cuerpo Diplomático, el mundo político y personalidades civiles y eclesiásticas, fue ofrecido por el presidente italiano Giorgio Napolitano a Benedicto XVI, en ocasión del cuarto aniversario del inicio del Pontificado.

El Santo Padre, al final del concierto saludó a los asistentes y tuvo unas palabras de cordial agradecimiento al presidente Napolitano, en las que también exaltó la ejecución musical de la Orquesta y del Coro Giuseppe Verdi de Milán y en particular a la directora Zhang Xian, al maestro del Coro, Erina Gambarini y a las tres solistas.

“La maestría y el entusiasmo de todos ellos ha contribuido a una ejecución que ha dado verdaderamente nueva vida a las piezas musicales propuestas, obra de tres Autores de primera línea y grandeza: Vivaldi, Haydn y Mozart. He encontrado la elección de las composiciones muy apropiada al tiempo litúrgico que estamos viviendo: el tiempo de Pascua.

El Papa luego habló de las cualidades musicales y de la capacidad de sugestión anímica y espiritual que desarrollan la sinfonía 95 de Haydn y la 35 de Mozart, “composiciones que hacen pensar en el itinerario del alma”.

Después entraron en escena, podríamos decir, las voces humanas, el coro, para dar palabra a cuanto la música había expresado ya. Y no por casualidad la primera palabra ha sido “Magnificat”. Salida del corazón de María, predilecta por Dios por su humildad, esta palabra se ha convertido en el canto cotidiano de la Iglesia, precisamente en esta hora de vísperas, la hora que invita a la meditación sobre el sentido de la vida y de la historia. Claramente el Magnificat presupone la Resurrección, es decir, la victoria de Cristo: en Él Dios ha realizado sus promesas, y su misericordia se ha revelado en toda su paradójica potencia.

Finalmente, el Papa señaló que Vivaldi compuso los pasajes musicales interpretados, expresamente para algunas cantantes alumnas suyas del Hospital veneciano de la Piedad: cinco huérfanas dotadas de extraordinarias cualidades canoras.

“¿Cómo no pensar en la humildad de la joven María, de la que Dios “hizo maravillas”? Estos cinco “solos” vienen a representar la voz de la Virgen, mientras que las partes corales expresan la Iglesia-Comunidad. Ambas, Maria y la Iglesia, están unidas en un único canto de alabanza al “Santo”, al Dios que, con la potencia del amor, realiza en la historia su diseño de justicia”.







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