Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales: 'Doctrina Social Católica
y Derechos Humanos'
Jueves, 30 abr (RV).- La XV Sesión Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias
Sociales inicia mañana con el tema “La Doctrina Social Católica y los Derechos Humanos”.
Durante cinco días, hasta el 5 de mayo, en el Vaticano se reflexionará sobre los derechos
humanos a la luz de la doctrina social católica, partiendo de la pregunta que Dios
realizó a Caín en el Génesis: “¿Dónde está tu hermano?”.
Esta pregunta,
fundamental en la realización del orden de la creación, recuerda al hombre de todos
lo tiempos, que “Dios es la fuente suprema de la dignidad de la persona humana y de
sus derechos fundamentales”. Precisamente, éstas son las consideraciones iniciales
sobre los temas y las finalidades de la Asamblea Plenaria, contenidas en el “subsidio”
de introducción al encuentro.
El texto examina los derechos y libertades
que el pensamiento del hombre ha definido a lo largo de los siglos y fijado en Cartas
y Estatutos: derecho a la vida y a la familia, integridad de la persona humana, libertad
de conciencia, de religión o de credo. Un recorrido largo que aparece en la “Declaración
Universal de los Derechos del Hombre”, definida por el Papa Benedicto XVI como “uno
de los más grandes títulos de gloria de las Naciones Unidas”.
Frente
a los cambios del mundo actual, el objetivo de la Plenaria 2009 es el de subrayar
la especificidad de la doctrina social católica, “fundada bajo la noción de dignidad
de la persona, inserta en las relaciones con los demás y en la interacción con los
bienes del universo”. A la luz de la Encíclica Pacem in Terris de Juan XXIII, la Iglesia
reafirma las raíces de los derechos humanos en la ley moral natural y subraya la relación
de los derechos con deberes y responsabilidades.
Según la doctrina
social católica, los derechos derivados de la naturaleza de la persona –derecho a
la vida, a la integridad física y psíquica, a la libertad de conciencia y de religión-
no pueden ser de ninguna manera, objeto de privación, además de tener un carácter
de esencialidad que los distingue de los derechos inherentes a la persona en cuanto
miembros de la sociedad: derechos civiles y políticos, sociales y culturales.
Observando
los derechos llamados de “tercera generación” -es decir, el derecho a la paz, a un
ambiente sano, al desarrollo y a la diferencia-, se puede observar que se tratan de
objetivos para lograr un bien común. Este argumento vendrá analizado durante esta
Plenaria, recordando que no hay derechos sin deberes. De hecho, la Iglesia, ha puesto
en evidencia en más de una ocasión que “la debilidad moderna son los derechos sin
deberes”. Precisamente el propio Siervo de Dios Juan Pablo II hizo una reflexión al
respecto en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2003: “Todavía queda por
hacer una observación: la comunidad internacional, que desde 1948 posee una carta
de los derechos de la persona humana, no ha cuidado que tenía que insistir también
sobre los deberes que estos derechos conllevan. En realidad, es el deber que establece
el ámbito dentro del cual los derechos deben contenerse para que no se transformen
en el ejercicio del arbitrio. Una conciencia mayor de los deberes humanos universales
sería de gran beneficio a la causa de la paz, porque proporcionaría la base moral
del reconocimiento compartido de un orden de las cosas que no depende de la voluntad
de un individuo o un grupo”.
En base a la necesidad de un principio
de “responsabilidad”, los trabajos de la Plenaria analizarán la relación Iglesia y
derechos humanos. Se estudiará el desarrollo histórico de los derechos humanos, considerando
también los de “segunda y tercera generación”, un análisis que ofrecerá posteriormente
algunas recomendaciones específicas: el derecho a la vida y a la constitución de una
familia, a la libertad de conciencia y de religión, y el derecho a la alimentación.
La discusión afrontará también el tema de las responsabilidades de los Estados y de
los actores privados en cuanto a la tutela de los derechos en la sociedad globalizada,
y sobre la universalidad e interdependencia de los derechos en sí mismos.
Por
último, en relación al control del respeto y las aplicaciones de los derechos humanos,
no faltará una referencia específica a cuestiones cruciales relacionadas con las acciones
del Tribunal Penal Internacional y los crímenes del genocidio, la soberanía de los
Estados, la intervención humanitaria y la responsabilidad de proteger a la población,
y el papel de los organismos internacionales y de las ONG en las actividades de control.
Para
el canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, Mons. Marcelo Sánchez
Sorondo esta reunión confirma ulteriormente la estrecha relación de la doctrina social
de la Iglesia con los derechos humanos.
El
prelado nos habló también de la posición de la Santa Sede respecto a los derechos
humanos