El Papa manifiesta su amargura por los sufrimientos causados en el pasado por la conducta
deplorable de algunos miembros de la Iglesia en la gestión de las residencias para
niños aborígenes de Canadá
Miércoles, 29 abr (RV).- Benedicto XVI ha tenido este miércoles un encuentro en el
Aula Pablo VI con una delegación de representantes aborígenes del Canadá entre ellos
Phil Fontaine, líder nacional de la asamblea de los nativos y el presidente del episcopado
canadiense, el arzobispo James Weisgerber. El Santo Padre, según ha informado la oficina
de prensa de la Santa Sede en un comunicado, ha escuchado las preocupaciones de los
aborígenes y ha recordado que desde los orígenes de su presencia en Canadá, la Iglesia
ha estado siempre cerca de las poblaciones indígenas.
Es por ello que el Papa
ha manifestado “su amargura por los sufrimientos causados por la conducta deplorable
por algunos miembros de la Iglesia en la gestión de las escuelas residenciales para
niños aborígenes de Canadá. El Pontífice ha asegurado su participación y ha expresado
su solidaridad. Y ha puesto en evidencia que estos abusos no pueden ser tolerados
en la sociedad. “Finalmente -concluye la nota- el Papa ha rezado para que aquellos
que han sufrido encuentren un camino de curación y ha animado a los pueblos nativos
a caminar con renovada esperanza”.
A finales del 1.800 el gobierno federal
canadiense instituyó una serie de escuelas, denominadas residenciales, para los niños
aborígenes. Se trataba, como explica la nota del episcopado canadiense, de estructuras
financiadas por el estado y dirigidas por organizaciones religiosas que han permanecido
activas hasta hace 30 años. De las 76 escuelas residenciales, frecuentadas por unos
cien mil alumnos, 45 fueron administrados por organismos católicos.
Los niños
aborígenes, prosigue la nota, fueron separados de sus familias y obligados a abandonar
su propia legua, su religión y su forma de vida para adaptarse a la cultura europea.
Además algunos alumnos fueron víctimas de abusos físicos y sexuales. Los obispos han
subrayado que todas las comunidades religiosas y las diócesis, como las demás Iglesias,
han pedido perdón públicamente a los aborígenes de Canadá. Y el pasado 11 de junio
de 2008, también el primer ministro Stephen Heper pidió perdón público, en una solemne
sesión especial de la Cámara de los diputados.
Las comunidades aborígenes han
llegado a un acuerdo de compensación económica con el gobierno canadiense y las comunidades
religiosas implicadas, incluida la católica.