2009-04-29 16:09:37

El Papa manifiesta su amargura por los sufrimientos causados en el pasado por la conducta deplorable de algunos miembros de la Iglesia en la gestión de las residencias para niños aborígenes de Canadá


Miércoles, 29 abr (RV).- Benedicto XVI ha tenido este miércoles un encuentro en el Aula Pablo VI con una delegación de representantes aborígenes del Canadá entre ellos Phil Fontaine, líder nacional de la asamblea de los nativos y el presidente del episcopado canadiense, el arzobispo James Weisgerber. El Santo Padre, según ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede en un comunicado, ha escuchado las preocupaciones de los aborígenes y ha recordado que desde los orígenes de su presencia en Canadá, la Iglesia ha estado siempre cerca de las poblaciones indígenas.

Es por ello que el Papa ha manifestado “su amargura por los sufrimientos causados por la conducta deplorable por algunos miembros de la Iglesia en la gestión de las escuelas residenciales para niños aborígenes de Canadá. El Pontífice ha asegurado su participación y ha expresado su solidaridad. Y ha puesto en evidencia que estos abusos no pueden ser tolerados en la sociedad. “Finalmente -concluye la nota- el Papa ha rezado para que aquellos que han sufrido encuentren un camino de curación y ha animado a los pueblos nativos a caminar con renovada esperanza”.

A finales del 1.800 el gobierno federal canadiense instituyó una serie de escuelas, denominadas residenciales, para los niños aborígenes. Se trataba, como explica la nota del episcopado canadiense, de estructuras financiadas por el estado y dirigidas por organizaciones religiosas que han permanecido activas hasta hace 30 años. De las 76 escuelas residenciales, frecuentadas por unos cien mil alumnos, 45 fueron administrados por organismos católicos.

Los niños aborígenes, prosigue la nota, fueron separados de sus familias y obligados a abandonar su propia legua, su religión y su forma de vida para adaptarse a la cultura europea. Además algunos alumnos fueron víctimas de abusos físicos y sexuales. Los obispos han subrayado que todas las comunidades religiosas y las diócesis, como las demás Iglesias, han pedido perdón públicamente a los aborígenes de Canadá. Y el pasado 11 de junio de 2008, también el primer ministro Stephen Heper pidió perdón público, en una solemne sesión especial de la Cámara de los diputados.

Las comunidades aborígenes han llegado a un acuerdo de compensación económica con el gobierno canadiense y las comunidades religiosas implicadas, incluida la católica.







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