Santa Sede: el observador permanente reitera la importancia del diálogo para luchar
contra la intolerancia
Viernes, 24 abr (RV).- En su intervención durante la Conferencia para la revisión
de la declaración de Durban 2001 sobre el racismo, el arzobispo Silvano Tomasi, observador
permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras organizaciones internacionales en
Ginebra, hizo hincapié en la importancia del diálogo, del compromiso internacional
y de promover la educación para luchar contra las discriminaciones raciales, la xenofobia
y la intolerancia.
Tras reiterar la reprobación de la Santa Sede por las posiciones
políticas extremistas y ofensivas manifestadas por el presidente iraní en su intervención,
Mons. Tomasi subrayó asimismo la necesidad de combatir las discriminaciones contra
los menores y las mujeres, a menudo víctimas de la trata de personas y reducidos en
esclavitud; las discriminaciones contra los inmigrantes irregulares, los refugiados,
los extranjeros y los que son diferentes, por distintos motivos.
Destacando
también la preocupación de la Santa Sede ante los peligros de la eugenesia, que podría
llevar a “la eliminación de seres humanos que no corresponden a las características
predeterminadas de una determinada sociedad”, el observador permanente subrayó que
“se deben revisar algunos sistemas educativos para que se eliminen todos los aspectos
discriminatorios de la enseñanza, de los libros de texto, de los planes de estudio
y de los medios audiovisuales”.
En este contexto, Mons. Tomasi señaló que “los
medios de comunicación deben ser accesibles y no ser sometidos a controles racistas
e ideológicos, ya que esto conduce a la discriminación e incluso a la violencia contra
personas de diferentes culturas y etnias”.
El arzobispo Tomasi puso de relieve
a continuación la necesidad de tutelar “un ejercicio pleno de la libertad religiosa
por parte de los individuos y el ejercicio colectivo de este derecho humano fundamental”.
Ante
los desafíos actuales, el Observador Permanente de la Santa Sede exhortó a impulsar
“estrategias más eficaces para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y la intolerancia”, señalando como “solución práctica, una educación integral que
incluya valores éticos y espirituales, que refuercen a grupos vulnerables como los
refugiados, emigrantes y prófugos, minorías raciales y culturales, a las personas
y pueblos atrapados por la pobreza extrema, a los enfermos y discapacitados, y a las
niñas y mujeres que siguen siendo consideradas inferiores en algunas sociedades, donde
un temor irracional de las diferencias impide la plena participación en la vida social”.
En una entrevista concedida a nuestra emisora, el representante de la Santa
Sede en esta Conferencia de la ONU contra el racismo, recordó la conexión directa
entre pobreza extrema y discriminación. En lo que se refiere a las discriminaciones
religiosas, Mons. Tomasi habló de la difícil situación de millones de cristianos:
“En el mundo –explicó- en este momento según los datos disponibles, 200 millones de
cristianos sufren discriminaciones, cárcel o incluso la muerte por causa de su fe.
En el mundo la más grande comunidad religiosa que es discriminada es la cristiana».
Otro
de los temas que destacó Mons. Tomasi, defendiendo el derecho a la vida, fue el de
la eugenesia y de las discriminaciones prenatales: “Sí –dijo- Está claro que el derecho
fundamental que prevalece sobre todo es el derecho a la vida y cuando este derecho,
como en el caso del aborto, es negado, es la forma más radical de discriminación”.
El
arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras
organizaciones internacionales en Ginebra, nos habló también de los resultados de
esta Conferencia: “La aprobación del texto final de la Conferencia es un signo muy
positivo y un resultado que tiene su valor porque se han necesitado varios meses de
negociaciones para llegar a un texto aceptable, tanto por parte de grupos de estados
occidentales, como por parte de estados de matiz islámico y de los otros estados que
participan en la asamblea de las Naciones Unidas. Por lo tanto, diría que éste es
el fruto de un esfuerzo colectivo que se debe tener en cuenta, que promete bien para
el futuro. En el sentido que los acuerdos alcanzados sobre algunos temas, como la
libertad de expresión; la protección de los derechos de los creyentes y de los no
creyentes como personas; el reconocer que se deben condenar el antisemitismo, la ‘cristianofobia’
y la ‘islamofobia’ y la necesidad de recordar el Holocausto como una tragedia que
nos debe impulsar firmemente a prevenir semejantes desastres - éstos y otros puntos
de acuerdo abren la puerta hacia un acercamiento de las distancias, también para el
futuro en lo que respecta a otros campos. Como por ejemplo en el Consejo de los derechos
humanos, porque ahora se puede encontrar un clima de mayor cooperación para afrontar
los problemas de hoy”.