Ángelus: el Papa pide una acción firme y concreta, a nivel nacional e internacional,
para prevenir y eliminar cualquier forma de racismo, discriminación e intolerancia
Domingo, 19 abr (RV).- “Es el amor misericordioso de Dios el que une sólidamente a
la Iglesia y hace de la unidad una sola familia”. Durante el canto de Regina Coeli
en Castelgandolfo, Benedicto XVI agradece los signos de afecto recibidos por su 82
cumpleaños, así como por el cuarto aniversario de su elección a la Cátedra de Pedro,
que se celebra hoy. Y la vigilia de la Conferencia sobre la declaración de Durban
que se abre mañana en Ginebra, el Papa pide una acción ''firme y concreta, a nivel
nacional e internacional, para prevenir e eliminar cualquier forma de discriminación
e intolerancia”.
Benedicto XVI ha presidido el domingo a mediodía desde el
Patio del Palacio de las Villas Pontificias en Castelgandolfo el rezo mariano del
Regina Coeli. A todos los presentes y a los que, unidos a ellos, han seguido la transmisión
por radio o TV, el Papa ha renovado sus férvidas felicitaciones pascuales en este
domingo que cierra la Octava de Pascua. “En este clima de alegría que proviene de
la fe en Cristo resucitado”, el Santo Padre ha dado las gracias a todos los que durante
estos días han mostrado, con signos de afecto, su cercanía espiritual ya sea por las
fiestas pascuales, por el gentilicio que celebró el pasado jueves, 16 de abril, así
como por el cuarto aniversario de su elección a la Cátedra de Pedro que se celebra
precisamente este domingo.
“Como he tenido ocasión de afirmar recientemente
no me siento nunca solo”, ha señalado una vez más Benedicto XVI. “Es más, en esta
singular semana litúrgica he experimentado la comunión que me rodea y me sostiene:
una solidaridad espiritual, nutrida esencialmente de oración, que se manifiesta de
mil maneras, a partir de mis colaboradores y hasta las parroquias geográficamente
más alejadas.
Nosotros católicos formamos y debemos sentirnos una sola familia,
animada por los mismos sentimientos de la primera comunidad cristiana, de la cual
el texto de los Hechos de los Apóstoles que se lee este domingo afirma: “en el grupo
de creyentes todos pensaban y creían lo mismo”.
“La comunión de los primeros
cristianos tenía como verdadero centro y fundamento Cristo resucitado”, ha recordado
el Papa, comentando la lectura del Evangelio. En el momento de la Pasión cuando el
Divino Maestro fue arrestado y condenado a muerte, los discípulos se dispersaron.
Sólo María y las mujeres, con el apóstol Juan, permanecieron juntos y lo siguieron
hasta el calvario. Resucitado, Jesús dio a los suyos una nueva unidad, más fuerte
que antes, invencible, porque no estaba fundada sobre los recursos humanos, sino sobre
la divina misericordia, que les hizo sentir todos amados y perdonados por Él.
“Es
pues, el amor misericordioso de Dios el que une sólidamente, hoy como ayer, a la Iglesia
y hace de la unidad una sola familia; el amor divino, que mediante Jesús crucificado
y resucitado nos perdona los pecados y nos renueva interiormente”.
Benedicto
XVI ha dicho que fue su amado predecesor Juan Pablo II quien, animado por esta convicción,
quiso dedicar este segundo domingo de Pascua a la Divina Misericordia y mostró “a
Cristo resucitado como manantial de confianza y de esperanza”, acogiendo el mensaje
espiritual transmitido por el Señor a santa Faustina Kowalska, sintetizado en la invocación:
“Jesús confío en ti”.
Tras el rezo del Regina Coeli, el Papa ha enviado un
cordial saludo y férvidos augurios a todos los hermanos y hermanas de las Iglesias
Orientales que, siguiendo el calendario Juliano, celebran hoy el día de Pascua. “Que
el Señor resucitado -ha dicho- renueve en todos la luz de la fe y dé abundancia de
alegría y de paz”.
Asimismo, Benedicto XVI ha recordado que mañana lunes inicia
en Ginebra, organizada por Naciones Unidas, la Conferencia de examen de la Declaración
de Durban del 2001 contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la
intolerancia. “Se trata de una iniciativa importante porque todavía hoy a pesar de
las enseñanzas de la historia, se registran deplorables fenómenos” de racismo e intolerancia,
ha afirmado el Pontífice.
“La promoción de la tolerancia, del pluralismo y
del respeto pueden conducir a una sociedad más inclusiva”. A partir de esta afirmación
el Papa ha pedido “una acción firme y concreta, a nivel nacional e internacional,
para prevenir e eliminar cualquier forma de discriminación e intolerancia”.
Se
necesita sobre todo “una vasta obra de educación, que exalte la dignidad de la persona
y tutele los derechos fundamentales”. La Iglesia, por su parte, ha señalado el Papa,
“confirma que sólo el reconocimiento de la dignidad del hombre, creado a imagen y
semejanza de Dios, puede constituir una segura referencia par tal compromiso”.
“Formulo
mis más sinceros votos para que los delegados presentes en la Conferencia de Ginebra
trabajen juntos con espíritu de diálogo y acogida recíproca, para poner fin a cualquier
forma de racismo, discriminación e intolerancia, marcando así un paso fundamental
hacia la afirmación del valor universal de la dignidad del hombre y de sus derechos,
en un horizonte de respeto y de justicia para toda persona y pueblo”.
Al final
de su alocución, el Papa como es habitual ha saludado a los fieles y peregrinos presentes
en Castelgandolfo en distintas lenguas. Éstas han sido sus palabras en español:
Saludo
con afecto a los fieles de lengua española, en particular a los peregrinos de la Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen, de Murcia. En este segundo domingo de Pascua, dedicado
a la Divina Misericordia, invoquemos a la Santísima Virgen María para que nos alcance
la gracia de reconocer a Cristo Resucitado como la fuente de toda esperanza, que sigue
actuando su misericordia en los sacramentos, especialmente en el de la Reconciliación,
y en la acción caritativa de la Iglesia. ¡Feliz Pascua y Feliz Domingo!
El
Pontífice ha saludado también a los fieles que han seguido el rezo del Regina Coeli
desde la plaza de san Pedro a través de las pantallas gigantes y a los que han participado
anteriormente a la Santa Misa presidida por el cardenal Vicario Agostino Vallini en
la Iglesia de Santo Espíritu in Sassia. “Queridos amigos -ha dicho el Papa- vosotros
lleváis la célebre imagen de Jesús Misericordioso: llevadla siempre dentro de vosotros,
y sed en todas partes sus testigos”.