2009-04-16 15:29:27

“Reconducir a los hombres a Dios, y Dios a los hombres”, preocupación central del Santo Padre, según el balance trazado por nuestro director general, en vísperas de celebrarse el cuarto año del pontificado de Benedicto XVI


Jueves, 16 abr (RV).- El padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de Radio Vaticano, ha concedido una entrevista a nuestra emisora sobre el cuarto año de Pontificado de Benedicto XVI, cuya elección – recordamos- celebraremos el próximo 19 de abril, y que este año coincide con el II Domingo de Pascua, de la Divina Misericordia.



Les ofrecemos la entrevista comenzando por la respuesta sobre el cumpleaños del Papa, en la que el padre Lombardi cuenta qué es lo que le desea, en el ámbito personal:



“Le deseo que pueda seguir desarrollando durante largo tiempo su ministerio, que es un ministerio profundo, de ayuda a los hombres y a las mujeres de hoy para encontrar a Dios. Se percibe que éste es verdaderamente el centro de su preocupación: reconducir a los hombres a Dios, y Dios a los hombres, por medio de un gran amor personal a Cristo. Yo espero, verdaderamente, que en lo posible –tanto en la Iglesia con su magisterio tan cualificado, así como completando su libro sobre Jesús, cuya segunda parte deseo verdaderamente poder leer– pero también para la humanidad de hoy, que logre hacer entender que, a pesar de las posturas críticas que se deben tomar hacia tantos aspectos negativos de la cultura y de la mentalidad de hoy, en el fondo, el mensaje principal que se brinda es un mensaje de amor, un mensaje para el bien del hombre, de la persona humana, y que es precisamente su reconciliación con Dios y con todos los otros hombres que viven en esta tierra».  

Por lo que respecta al último año de pontificado de Benedicto XVI, el padre Lombardi comienza recordando que por estas fechas, hace precisamente un año, el Papa estaba en Estados Unidos y que éste ha sido un año con cuatro viajes fuera de Italia, que ha abarcado cuatro continentes:



«Me parece digno de nota. El Papa ha estado en América, en Estados Unidos, en las Naciones Unidas. Ha estado en Australia para la Jornada Mundial de la Juventud. En Francia y, finalmente, en África, hace pocas semanas. Ha recorrido cuatro continentes en un año y todos estos viajes han sido notables por la acogida, por la eficacia con que su mensaje ha sido recibido también de parte de públicos completamente distintos desde el punto de vista cultural y de su situación. Por ello diría que el Papa ha vivido la dimensión universal de su ministerio de forma extremadamente eficaz, en el curso de este año». 

Después de destacar la importancia del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios –evento de la Iglesia universal que se ha desarrollado con gran serenidad, participación y satisfacción de todos los participantes y que a su vez se han hecho mensajeros también de este aspecto radical de la vida de la Iglesia que es la escucha y el anuncio de la Palabra de Dios-, el padre Federico Lombardi se refiere al igualmente importante magisterio ‘ordinario’ de Benedicto XVI, poniendo de relieve su carisma –‘uno de los más extraordinarios del Papa’ – enlazado con sus discursos, homilías, y catequesis:



«Son una enorme riqueza y podrán permanecer largo tiempo como patrimonio del pueblo cristiano, para formarlo cultural, teológica y espiritualmente. Pensemos en sus homilías de los últimos días, que hemos escuchado con ocasión del Triduo Sagrado, por ejemplo, que han sido verdaderamente sublimes. No debemos olvidarlas, aunque no sean noticias destacadas en los diarios. Sin embargo, en la vida cristiana, en la vida de la Iglesia, son puntos de referencia y modelos de meditación, de profundización de la Palabra de Dios, del evento cristiano, muy importantes». 

Nuestro director general, responde asimismo a una pregunta sobre cómo Benedicto XVI ha vivido algunos momentos delicados y difíciles en este último año. El más evidente, según su parecer, fue el de las «discusiones con motivo de la remisión de la excomunión a los cuatro obispos ordenados por monseñor Lefebvre y el ‘contextual caso Williamson’:



«¿Cómo lo vivió el Papa? Lo vemos con la Carta que él mismo escribió a los obispos de todo el mundo, que es un documento extraordinario, un documento muy personal, intenso, en que vemos cómo él afronta una situación de tensión dentro de la Iglesia y también en relación con la cultura circunstante. La afronta sustancialmente volviendo a poner en claro las prioridades de su pontificado, reconducir a los hombres a Dios y Dios a los hombres, y poniendo de relieve los criterios evangélicos con los cuales ha tomado esta iniciativa de la remisión de la excomunión, como un gesto de misericordia, inspirándose en las palabras del Evangelio: Reconcíliate con tu hermano. Diría que nos ha dado un testimonio muy intenso como hombre de fe, como pastor que guía la Iglesia con criterios de pura fe y gran caridad y responsabilidad espiritual en relación con el pueblo de Dios y de la humanidad de hoy». 

Sobre la participación de Benedicto XVI en el dolor de las víctimas del terremoto que asoló la región italiana de Los Abruzos, y que el Santo Padre espera visitar en cuanto sea posible, el padre Lombardi destaca la gran sensibilidad, profunda humanidad y la dulzura de la atención del Papa a los demás, en particular ante los que sufren. «La cercanía de su corazón, de su espíritu continúa y es muy sincera, humana y espiritual al mismo tiempo». Sin olvidar la importancia del mensaje cristiano de esperanza, que se afianza en la Resurrección de Jesús.



Ante el próximo viaje de Benedicto XVI a Tierra Santa -del 8 al 15 de mayo- nuestro director general recuerda las palabras del Papa en su mensaje pascual, en la bendición Urbi et Orbi: «Por la Pascua, Cristo ha extirpado la raíz del mal, necesita no obstante hombres y mujeres que lo ayuden siempre y en todo lugar a afianzar su victoria con sus mismas armas: las armas de la justicia y de la verdad, de la misericordia, del perdón y del amor». Mensaje que el Papa ha llevado a África, para tantos pueblos que sufren y que ahora quiere llevar a Tierra Santa, como peregrino de reconciliación, de perdón y de paz, en una peregrinación de fe. Y añade:



«Se ha referido explícitamente al tema de la reconciliación y ha dicho: ‘La difícil, pero indispensable reconciliación -que es premisa para un futuro de seguridad común, de pacífica convivencia- no podrá ser realidad sino gracias a los esfuerzos renovados, perseverantes y sinceros en favor de la solución del conflicto entre israelíes y palestinos».








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