Miércoles, 8 abr (RV).- Barzilay, es un personaje del relato del retorno de David
a Jerusalén después de su etapa de fugitivo y perseguido por Absalón (2 Sm 19,32-38).
Es un personaje bíblico, que podríamos considerar secundario, al de mayor importancia
que es David. Este hombre rico y anciano que en su tiempo lo ayudara - ahora tiene
80 años- lo acompaña hasta el Jordán para recuperar su trono. El rey está agradecido,
y quiere mostrarle su reconocimiento recompensándolo: “Tu pasa conmigo, que yo voy
a ser tu proveedor en Jerusalén”. La reacción del anciano es sensata y ejemplar,
revelando una sabiduría envidiable: “¿Para qué voy a ser una carga más de su majestad?
Pasaré un poco más allá acompañando al rey, no hace falta que el rey me lo pague.
Déjame volver a mi pueblo, y que al morir me entierren en la sepultura de mis padres”.
Barzilay, que había entrado en escena como “dador”, sale de ella como “receptor” porque
tiene la sensatez de pedir por su hijo, pero con suma discreción: “Aquí está mi hijo
Quimeán: que vaya él y lo tratas como te parezca bien”. El rey acoge la petición del
hombre anciano repitiendo: “Yo lo trataré como te parezca bien”.
Con
Barzilay, Noemí y Ana, personajes bíblicos secundarios, que aparecen junto a otros
de mayor importancia como David, Rut y Simeón, aprendemos el significado de envejecer
con esplendor.
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Dolores Aleixandre, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón, licenciada en Filología
Bíblica Trilingüe. Profesora Emérita de Sagrada Escritura en Comillas, España… Autora
de: “Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor” Ed. Sal Terrae, España 2007